Nuevo kit para evaluar la calidad física del suelo: una herramienta esencial para una agricultura sostenible

El INTA presenta un kit para medir parámetros físicos del suelo y mejorar la toma de decisiones agrícolas

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Contar con información sobre las condiciones físicas de un suelo es fundamental para determinar a qué estrés puede estar sometido el cultivo
Contar con información sobre las condiciones físicas de un suelo es fundamental para determinar a qué estrés puede estar sometido el cultivo

La calidad física del suelo es un factor fundamental para la salud de los cultivos y la sostenibilidad de la producción agrícola. Conocer en detalle sus características físicas permite a los productores tomar decisiones más informadas sobre las prácticas de manejo, el uso de fertilizantes y la optimización de riego. En este contexto, el Instituto de Suelos del INTA ha desarrollado un nuevo “Kit de Diagnóstico de Calidad Física del Suelo” que permite medir parámetros clave para un manejo agrícola más eficiente y sustentable.

El objetivo principal de este kit es evaluar las propiedades físicas del suelo, como la densidad aparente, la capacidad de campo y la porosidad, que influyen directamente en el crecimiento y desarrollo de las plantas. Estas variables no solo afectan la estructura del suelo y su capacidad de retener agua, sino que también condicionan la absorción de nutrientes por parte de las raíces, un aspecto crítico para lograr rendimientos óptimos.

La importancia de evaluar las condiciones físicas del suelo

El suelo es el soporte vital de los cultivos, y para que estos se desarrollen correctamente, las raíces deben tener la libertad de expandirse y absorber agua y nutrientes sin obstáculos. Si las condiciones del suelo no son adecuadas, se pueden generar situaciones de estrés para las plantas, afectando su productividad. Según Emiliano Bressan, investigador del Instituto de Suelos, la disponibilidad de nutrientes y agua depende directamente del estado físico del suelo, y esto incide en el desarrollo de los cultivos.

En un contexto donde la intensificación agrícola ha llevado a la degradación de muchos suelos, herramientas como este kit ofrecen una oportunidad para cambiar el rumbo
En un contexto donde la intensificación agrícola ha llevado a la degradación de muchos suelos, herramientas como este kit ofrecen una oportunidad para cambiar el rumbo

El uso intensivo de prácticas como la labranza continua y la aplicación excesiva de insumos químicos han generado problemas de compactación, pérdida de biodiversidad y erosión en los suelos. Como resultado, los rendimientos se ven afectados y la sustentabilidad de los sistemas de producción a largo plazo está en riesgo. Por ello, una evaluación integral del suelo debe considerar tanto sus características químicas como las físicas, para evitar interpretaciones parciales que lleven a decisiones incorrectas y, en consecuencia, pérdidas económicas.

Un enfoque integral para el diagnóstico del suelo

El nuevo kit del INTA propone una metodología que combina la evaluación física con el análisis químico, brindando una visión integral del estado del suelo. Incluye herramientas para medir parámetros como la densidad aparente, el contenido de materia orgánica y la capacidad de campo, que permiten entender mejor cómo el suelo retiene y suministra agua y nutrientes a las plantas.

El kit consta de varios componentes: un cilindro metálico para evaluar la densidad del suelo, tres cilindros de PVC para analizar la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente, y diversos accesorios, como bolsas de plástico, cintas adhesivas y guías de diagnóstico. Además, los productores cuentan con una guía específica para evaluar la estructura del suelo bajo siembra directa, lo que facilita la identificación de posibles problemas de compactación y estructura laminar, comunes en estos sistemas de manejo.

Cómo funciona el kit de diagnóstico

El primer paso para usar el kit es seleccionar un área de muestreo representativa, evaluando visualmente el terreno para identificar zonas homogéneas en términos de drenaje, topografía y vegetación. Esta selección puede complementarse con herramientas digitales como imágenes satelitales o cartas de suelo. Luego, se procede a tomar las muestras con los cilindros incluidos en el kit, asegurándose de seguir el procedimiento detallado para cada determinación específica.

Por ejemplo, para medir la densidad aparente, se introduce un cilindro metálico en el suelo hasta que quede completamente lleno, extrayéndolo con cuidado para evitar la pérdida de muestra. En el caso de la capacidad de campo y el punto de marchitez, se utilizan cilindros de PVC que se insertan en el suelo, se extraen y se envían al laboratorio sin disturbar la muestra. La precisión en este proceso es clave para obtener resultados confiables que reflejen las condiciones reales del suelo.

Una herramienta para el diagnóstico y la gestión de la calidad edáfica

El uso del kit no solo permite evaluar las condiciones físicas del suelo de manera detallada, sino que también proporciona información valiosa para la toma de decisiones de manejo. Los datos obtenidos se complementan con un análisis químico tradicional, resultando en un diagnóstico completo de la fertilidad del suelo. Además, el Instituto de Suelos recopilará los resultados de los usuarios del kit para construir un mapa regional y nacional de la calidad física de los suelos, lo que contribuirá a mejorar la gestión de estos recursos a gran escala.

Al enviar las muestras al laboratorio del INTA Castelar, los productores deben incluir datos adicionales, como la ubicación geográfica y la historia de manejo del lote. Esta información se utiliza para contextualizar los resultados y elaborar un informe personalizado con recomendaciones específicas para cada sitio evaluado.

Más allá de la evaluación: hacia una agricultura más sostenible

El lanzamiento del “Kit de Diagnóstico de Calidad Física del Suelo” es una apuesta del INTA por promover prácticas agrícolas basadas en el conocimiento detallado del suelo, en lugar de depender únicamente de insumos externos.

Al integrar la evaluación física y química, los productores podrán identificar limitantes específicas y aplicar correcciones precisas, reduciendo la necesidad de fertilizantes y mejorando la eficiencia del uso del agua.

Hacia un conocimiento más profundo del suelo

El nuevo kit del INTA marca un avance significativo en la evaluación de la calidad física del suelo, un aspecto muchas veces relegado frente a los análisis químicos tradicionales. Al considerar ambos enfoques, se obtiene una visión más amplia y precisa de las condiciones edáficas, lo que a su vez permite tomar decisiones más acertadas y sostenibles.

Con un diagnóstico adecuado, es posible implementar prácticas de manejo que restauren la salud del suelo, fomenten su biodiversidad y aseguren la productividad a largo plazo, contribuyendo a un modelo agrícola más equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.

Fuente: Inta

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