Estamos en tiempo de definición para la siembra de gruesa en Sudamérica, con muchas zonas en Argentina y Brasil necesitadas de lluvias cuanto antes. Por lo pronto los pronósticos para la semana que acaba de comenzar parecen favorables para el socio del Mercosur, en tanto los modelos no se ponen de acuerdo con las proyecciones para nuestro país.
La región central de Brasil ha sido sometida a una seca que fue más allá de lo imaginado. Tanto el modelo GFS como el Europeo prevén a partir del próximo jueves precipitaciones en el todopoderoso estado de Mato Grosso, productor líder en materia de soja. La diferencia es que las lluvias son vistas por el segundo de los modelos como algo más importantes, entre 25 y 30 mm. Sin dudas lo que suceda en la práctica va a moldear los precios de la oleaginosa a nivel global. De hecho ya está pasando.
La divergencia en cuanto a la Argentina es más importante. El modelo Europeo virtualmente no incluye a la provincia de Buenos Aires dentro de los territorios anotados para recibir lluvias, en tanto el modelo GFS sí lo hace, incluso con ciertas áreas dentro de una magnitud similar a lo que recibiría el resto del país, en donde predominarían registros en torno de los 25 mm.
Para un consultor especializado en climatología, ligado a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) hay chances de algún alivio para las zonas más castigadas en nuestro país. Alfredo Elorriaga estima que podría producirse un cambio en la dinámica atmosférica que permita un escenario más húmedo durante la primera parte de octubre. Eso sí, advierte sobre un contexto de alta variabilidad de la atmósfera.
La sequía que está atravesando Brasil no ha sido neutra para nuestro país. El estado de muchos de los cursos de agua que desembocan de un modo u otro en el Río de la Plata vía el Paraná así lo atestigua. De tal modo, el régimen de precipitaciones se vuelve más azaroso en el sentido que depende mucho de eventos con un comportamiento menos estable.
El experto de la BCR habla de un gran desafío para el productor argentino, que implicará adaptarse a lo que podría constituirse en un cambio estructural del régimen pluvial. Es decir, precipitaciones que cada vez respeten menos los ciclos típicos estacionales, además de menores ventanas de humedad en momentos claves para los cultivos, como son la siembra y los períodos definitorios de rinde.
El clima en Sudamérica es una cuestión de máximo interés para el negocio global de los granos. John Baranick, meteorólogo de la estadounidense DTN, dice que las áreas secas en el oeste de Argentina y el centro de Brasil, verán algunas lluvias significativas esta semana.
El centro de Brasil ha sido especialmente vulnerable porque literalmente no hay humedad en el suelo en la región. Después de soportar cinco o seis meses de sequía casi total en los estados de Mato Grosso, Goiás y Minas Gerais, los productores tienen que conseguir algo de lluvia antes de poder sembrar para evitar el riesgo de que la soja germine después de una breve precipitación y el cultivo se agote en los suelos secos.
La Argentina tampoco ha estado en gran forma. Las zonas de alta producción desde Córdoba hasta el noroeste de Buenos Aires y Santa Fe han registrado menos del 50% de las precipitaciones normales durante los últimos 90 días, mientras que otras áreas no han tenido una sola gota de lluvia en ese tiempo. Se han conocido informes de productores que abandonaron su trigo en la sequía, en tanto la primera ronda de siembra de maíz ha sido lenta en estas áreas por razones obvias.
Baranick advierte que es posible que pronto comiencen a aparecer las lluvias que tanto necesitan la Argentina y el centro de Brasil. Dice que un sistema ha comenzado a moverse hacia el norte de nuestro país, lo que provocará algunas lluvias allí. El impulso principal de la tormenta generará precipitaciones en una porción importante del país durante el 7 y 8 de octubre. Pronostica volúmenes en torno de 30 a 60 mm, y algunas áreas probablemente verán más que eso.
Eso es suficiente para mejorar la humedad del suelo, pero no elimina la sequía en la mayor parte de la región. Hay zonas que incluso si reciben lluvia, necesitarán más en las próximas semanas para permitir que los productores avancen con la siembra de gruesa y paralelamente salven su trigo.
Desde allí, la tormenta empujará un frente hacia el sur de Brasil durante un par de días de lluvia. Pero a diferencia de los frentes anteriores que se han apagado en el sur del país, se pronostica que éste penetrará profundamente en el centro de Brasil, produciendo lluvias generalizadas desde Mato Grosso hasta Minas Gerais para el final de la semana.
Los modelos de largo plazo marcan este sistema como el verdadero comienzo de la temporada de lluvias, con precipitaciones que continuarán el resto del mes. Para la semana siguiente, la mayoría de los modelos pintan la región con 30-60 mm de precipitación, lo que puede considerarse un comienzo decente.
El modelo Europeo es el más optimista de largo plazo, y muestra precipitaciones superiores a lo normal hasta noviembre. Pero los modelos estadounidenses GEFS y CFS y el modelo canadiense CMC indican precipitaciones inferiores a lo normal durante el mes, incluso con la ráfaga de lluvias pronosticada a partir de fines de la esta semana. Por lo pronto los precios en Chicago han empezado a reflejar estos cambios. La soja ha interrumpido su movimiento virtuoso para perder terreno en las últimas ruedas.
La taba está en el aire. Veremos si estamos ante una semana clave, en la que el productor avanzará en su cometido de generar una implantación exitosa y ganar la mitad del partido que tiene por delante. No menos importante será conocer cuál será el impacto en los precios.