El Mercosur lograría un incremento de la producción de cereales y oleaginosas de 104 millones de toneladas en la próxima década, con una expansión de 58 millones de toneladas en las colocaciones externas, según señaló el analista Nicolás Jorge, considerando un escenario de referencia a 10 años para los principales productos de las cadenas agroalimentarias de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Los crecimientos más significativos se observarían en maíz, con un aumento de 50 millones de toneladas (Mton); soja (+ 40 Mton) y trigo (+9 Mton). En total, el bloque exportaría 35.500 millones de dólares adicionales hacia 2033/2034, de los cuales Argentina representa 7.317 millones de dólares (MUSD), Brasil 25.629 MUSD, Paraguay 1.599 MUSD y Uruguay 958 MUSD.
Estas cifras, sin embargo, se encuentran condicionadas por un contexto de fuerte incertidumbre, según analizó Maximiliano Moreno, director de la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI), quien explicó que cada vez hay más factores de incertidumbre. Y entre ellos destacó la geopolítica, la vulnerabilidad de las cadenas globales y los cambios del orden internacional hacia políticas de autonomía estratégica; el resurgimiento de movimientos nacionalistas, políticas proteccionistas y la posibilidad de una nueva guerra comercial.
También señaló como factores de incertidumbre el debilitamiento del multilateralismo y la tendencia hacia el unilateralismo para intentar resolver problemas globales, especialmente en materia ambiental; el impacto de los conflictos armados en la logística del comercio y las cadenas de valor; la relación cambio climático-agricultura y la transmisión de enfermedades; el crecimiento demográfico y la evolución de la demanda de alimentos; y el estancamiento de nuevos Tratados de Libre Comercio.
Agregó que estos factores son, además, “cada vez más determinantes” y que “cada vez hay menos control sobre ellos, porque son externos a la voluntad de los países y escapan a los decisores políticos”.
En ese contexto, el Coordinador del Grupo de Países Productores del Sur (GPS), Marcelo Regúnaga, consideró necesario “lograr estabilidad macroeconómica y reglas de juego en los países integrantes el Mercosur que sean similares al resto de los sectores económicos”. Asimismo, destacó que hay un gran desafío que es el de las deficiencias en infraestructura y comunicaciones; y subrayó que hacen falta “métricas que reflejen adecuadamente los procesos de captura de carbono”. Destacó, también, que la agricultura es “el único sector que puede proveer seguridad alimentaria y servicios que ayudan a los equilibrios climáticos”.
Por su parte, Paulo de Carmo Martins, de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA), quien también participó del Primer Outlook del Mercosur, aseguró que el avance de la agricultura “se sostiene en tres patas: la tecnología, la inteligencia y las políticas públicas”. Explicó que se necesitan “políticas públicas de financiamiento para que los productores puedan acceder a las nuevas tecnologías” y acompañarlos en la transición hacia energías renovables.
En tanto, Manuel Ferreira Brusquetti de la UGT de Paraguay, subrayó que “es importante ir más allá de las tecnologías reductoras de costos, y apuntar hacia las que incrementan la producción, donde la academia y los centros de investigación tienen un rol importante”.
Finalmente, Washington Durán de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) aseguró que un acuerdo con la Unión Europea sería “un primer paso para poner al Mercosur en las mismas condiciones que sus competidores que ya acceden a ese mercado, para luego avanzar con otros mercados”.