En un mundo donde la demanda de productos acuáticos crece rápidamente, Argentina se encuentra ante una oportunidad única para potenciar su producción y posicionarse en el mercado internacional.
Desde peces como la trucha Arco Iris y el pacú, hasta mariscos y algas, el país tiene todas las condiciones naturales y técnicas para destacar en la acuicultura. Con el respaldo del INTA y un escenario global favorable, la producción acuícola se perfila como una actividad clave para el futuro económico del país.
Crecimiento global y el papel de la acuicultura
Por primera vez en la historia, en 2024 la producción industrial de peces ha superado la pesca en los mares, según la FAO. Este es un cambio de paradigma para la pesca global, y Argentina no quiere quedarse atrás. Se estima que para 2032 la producción de animales acuáticos crecerá un 10% a nivel mundial, impulsada principalmente por la expansión de la acuicultura en tierra firme.
En este contexto, Argentina tiene un potencial inmenso, tanto por sus condiciones naturales como por la capacidad técnica que está en pleno desarrollo. La combinación de ríos, lagos y un extenso litoral marítimo le otorga al país una ventaja competitiva notable. Y es que, como explica Ariel Belavi, referente del INTA en acuicultura, el consumo global de productos acuáticos no solo está en aumento por su valor nutritivo, sino también por la calidad de las proteínas y nutrientes esenciales que aportan.
Trucha, pacú y mucho más: los grandes protagonistas
En Argentina, el pacú y la trucha Arco Iris son las estrellas de la acuicultura. La trucha, principalmente cultivada en la Patagonia, es la especie de mayor producción, y las proyecciones son prometedoras: se espera que para 2024 se produzcan 6.500 toneladas y que esta cifra ascienda a 10.000 toneladas en 2025. Mientras tanto, el pacú, cultivado en la región del NEA (Nordeste Argentino), está ganando terreno como una opción local de alto valor nutricional.
Pero estos no son los únicos peces en la mira de la acuicultura nacional. Mejillones, surubíes, dorados, bogas, pejerreyes, erizos de mar, algas y centollas también están comenzando a encontrar su lugar en los sistemas productivos. Se espera que, por ejemplo, la producción de mejillón alcance las 5.000 toneladas para 2025, abriendo nuevas puertas tanto al mercado interno como al externo.
El desafío del pacú y la boga: hacia la exportación
Uno de los grandes retos que enfrenta la acuicultura argentina es lograr una producción suficiente para satisfacer la demanda internacional. Entre las especies que están siendo evaluadas para la exportación, el pacú y la boga destacan como opciones interesantes. En particular, el pacú se está posicionando como una carne de pescado con gran potencial de exportación debido a su versatilidad y a la calidad de su carne.
Por otro lado, la boga está siendo evaluada con grandes expectativas como una especie apta para el consumo masivo y la exportación. Su sabor y textura la convierten en una opción prometedora para abrirse paso en mercados internacionales exigentes.
La acuicultura en el escenario mundial
La tendencia global hacia la acuicultura es clara. Según datos de la FAO, el 57% de los productos acuáticos consumidos en el mundo provienen de la acuicultura, lo que significa que más de la mitad del pescado y marisco en nuestros platos ha sido cultivado en sistemas controlados, no capturado en su hábitat natural. De hecho, de las 730 especies cultivadas, unas 17 representan el 60% de la producción mundial. China, Noruega y Vietnam son los grandes líderes de este mercado, dominando un cuarto de las exportaciones globales.
Este crecimiento no es casual. Los productos acuáticos no solo son una fuente de proteínas, sino también de nutrientes esenciales como los omega 3, minerales y vitaminas, que los convierten en una opción muy saludable para las dietas de todo el mundo. Además, la FAO establece como uno de sus objetivos centrales el crecimiento sostenible de la acuicultura, asegurando que este sector pueda satisfacer la creciente demanda sin comprometer los recursos naturales.
El futuro de la acuicultura en Argentina
Argentina tiene todos los elementos para consolidarse como un jugador clave en la acuicultura. Desde el INTA, el apoyo técnico y las investigaciones en curso son fundamentales para ayudar a los productores a optimizar sus prácticas y ampliar la producción. El objetivo es claro: desarrollar un modelo de acuicultura sostenible que permita aumentar los volúmenes de exportación sin perder de vista el cuidado del medio ambiente.
En definitiva, la acuicultura no solo es una actividad con un presente prometedor, sino que tiene el potencial de transformarse en uno de los motores económicos del país. Con la demanda mundial en constante aumento, Argentina tiene la oportunidad de subirse a la ola de la acuicultura y conquistar mercados internacionales con productos de alta calidad.
Fuente: INTA