La chicharrita bajo la lupa

Comenzó la campaña de maíz 2024/25 y todas las miradas están puestas en los pronósticos climáticos y en el insecto que puede provocar graves pérdidas productivas y económicas. ¿Qué detectó la Red Nacional de Trampas de Monitoreo?

La chicharrita es un insecto de color amarillento que mide entre tres y cuatro milímetros y se alimenta principalmente del cultivo de maíz (CONICET)

Los productores apuran la siembra de maíz de la campaña 2024/25, observando detalladamente los pronósticos climáticos que prevén una primavera con la presencia de una Niña débil, intensificándose hacia el verano; así como también con la mirada puesta en el insecto que puede provocar graves pérdidas productivas y económicas en el cultivo. En ese contexto se conoció el cuarto informe elaborado por la Red Nacional de Trampas de Monitoreo de la chicharrita del maíz.

El reporte indica que se registró una disminución de los valores de captura de adultos de Dalbulus maidis con trampas cromáticas adhesivas en la mayoría de las localidades relevadas. El fenómeno se observó con una magnitud mayor en las regiones del NOA y NEA.

El informe realizado por esa Red entre el 4 y el 18 de septiembre, en el que se relevaron 426 localidades argentinas distribuidas en las regiones del NOA, NEA, Litoral, Centro-Norte y Centro-Sur, y localidades de Uruguay, puntualiza que “el período se caracterizó por la oscilación térmica (intervalos de altas y bajas temperaturas), sumándose en algunas regiones condiciones de sequía (baja humedad relativa), que atentaría la sobrevivencia de los adultos de D. maidis”.

El mapa, elaborado por la Red Nacional de Trampas de Monitoreo, indica la evolución de la cantidad de adultos de chicharrita del maíz detectados en las distintas zonas (CREA)

Además, menciona que los adultos invernales de chicharrita se encuentran en la fase final de su ciclo de vida, aspecto intrínseco a la longevidad de la especie, que es de 90 días aproximadamente, lo que implicaría que los valores podrían continuar disminuyendo en la medida que la plaga no consiga refugio y maíz para alimentarse y reproducirse.

En el período evaluado el remanente poblacional de D. maidis presenta una reducción en su dispersión pasiva a largas distancias, lo que puede deberse a factores ambientales como temperatura y humedad, además de la presencia del hospedero que favorecen su actividad de alimentación y potencial reproducción en áreas más localizadas, limitando su movimiento hacia nuevas zonas o de menor temperatura, resultando una concentración poblacional en aéreas específicas, explica el reporte.

Recomiendan monitorear el maíz en las zonas en las que ya fue sembrado, "dado que las etapas iniciales son las más sensibles a los daños del complejo de patógenos causantes del achaparramiento" (CONICET)

Asimismo, desde la Red de Monitoreo advierten que “las condiciones ambientales en este último período podrían desencadenar la proliferación de maíces voluntarios, que inicialmente actuarían como fuente de alimento, permitiendo con posterioridad, la multiplicación de las chicharritas que sobrevivieron al invierno”. Por ello, recomiendan “la intensificación del monitoreo, la eliminación y/o control de los maíces voluntarios y de la plaga”.

Subrayan que “la intensidad del monitoreo es un componente critico en este enfoque por lo tanto en aquellas zonas donde se implantó maíz será de suma importancia intensificar los monitoreos sobre el cultivo, dado que las etapas iniciales del maíz son las más sensibles a los daños del complejo de patógenos causantes del achaparramiento del maíz”.