Trigo: exportaciones concentradas y baja performance

La campaña 2023/24 viene dejando una serie de datos que encienden luces amarillas sobre el presente y el futuro del cereal

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Para diversificar destinos, el trigo argentino debería enfrentar un mercado global muy competitivo, con una serie de trabas y complejidades internas a cuestas (Revista Chacra)
Para diversificar destinos, el trigo argentino debería enfrentar un mercado global muy competitivo, con una serie de trabas y complejidades internas a cuestas (Revista Chacra)

En menos de tres meses habrá concluido la temporada 2023/24 y los números del trigo muestran una baja performance exportadora, comparando datos de la última década. Hasta agosto del presente año inclusive la evolución de las ventas externas estaba por debajo de los indicadores del periodo analizado a esta altura de la temporada, incluso de 2001, según indica la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Los especialistas de la entidad consignan que a comienzos de este mes la distancia entre toneladas embarcadas y registradas en DJVE era de tan solo 800.000 toneladas, por lo cual las probabilidades de contar con un repunte comercial para el ciclo 2023/24 de aquí a diciembre pierden fuerza.

El otro dato inquietante deviene del destino final de los embarques de trigo argentino, que muestra una concentración creciente. Las estadísticas disponibles indican que la gama de clientes para el cereal abarca treinta y cuatro países, pero el grueso de esos compradores tiene una participación irrelevante, considerando que Brasil e Indonesia han recibido alrededor del 70% de les exportaciones argentinas.

Comparando con años normales y durante el mismo período, el tonelaje enviado hacia países de África habría caído prácticamente 60%, y con los integrantes de la Alianza del Pacífico un 31%. A decir verdad, las ventas de trigo argentino vienen concentrándose en unos pocos compradores en al menos 13 de los últimos 16 años.

Es especialmente preocupante en el caso de Brasil, un país que ha puesto de manifiesto su intención de ir hacia el autoabastecimiento durante esta década. Si bien tiene recurrentes problemas en los estados trigueros del sur, donde el clima suele complicar los planes, la apuesta es al gigantesco Centro Oeste del país y a los trigos tropicales de alto rendimiento que ha desarrollado Embrapa.

Excesiva concentración. Brasil e Indonesia se llevan el 70% de nuestros despachos de trigo al exterior ( Revista Chacra )
Excesiva concentración. Brasil e Indonesia se llevan el 70% de nuestros despachos de trigo al exterior ( Revista Chacra )

Desde luego que el trigo argentino ha sido un producto muy castigado por una serie de circunstancias poco felices, entre las que pueden anotarse tres Niñas consecutivas y los efectos destructivos de los gobiernos intervencionistas. La dinámica exportadora triguera ha estado sujeta a distintas disposiciones regulatorias, que, entre cupos de exportación y retenciones, han condicionado el flujo comercial.

A propósito, la BCR realiza una prolija compilación de todas las barbaridades que se cometieron con el cereal. Restricciones cuantitativas a las exportaciones, regímenes de licencia de exportación conocidos como ROE Verde –funcionaron como cupos para las ventas externas-, hasta incluso años en que se llegó a prohibir expresamente la exportación de trigo. Después de un lapso de relativa normalidad, en 2021 aparecen los llamados volúmenes de equilibrio, otro eufemismo para establecer cuotas de exportación.

Con toda esta carga y el pago de DEX, el trigo argentino estuvo –y está- obligado a dar la pelea en uno de los mercados de commodities más competitivos, si quiere diversificar destinos. Allí tiene que vérselas con los últradiversificados trigos estadounidense, canadiense y australiano, con su amplia estela de prestigio. En la vereda opuesta se ubica el cereal que proponen Rusia, Ucrania y la propia Francia, que batallan entre sí para ver quien ofrece el menor precio, la mayoría de las veces imbatible para el resto de los países exportadores.

En el caso argentino faltaría incluir el efecto negativo que genera la macro y su colosal rosario de desaciertos por parte de los distintos gobiernos. Es muy difícil llevar adelante la producción de un bien y tratar de venderlo en el exterior en medio de bandazos permanentes, con cero previsibilidad sobre el futuro de los costos, una inflación desbordada que recién ahora parece encontrar algún rumbo razonable, y desde luego los vaivenes con la paridad cambiaria, probablemente el aspecto más relevante.

El trigo argentino enfrenta una campaña climáticamente complicada. Las proyecciones iniciales están en duda(Revista Chacra)
El trigo argentino enfrenta una campaña climáticamente complicada. Las proyecciones iniciales están en duda(Revista Chacra)

Quizás por eso, a tres meses del final de campaña aun resta comprometer el 32% de la oferta total, lo que marca un retraso en el ritmo de compromisos de 9 puntos porcentuales. Y de la oferta total se encuentra sin fijar precio una proporción significativa.

Lo que viene no se ve mucho mejor. A contramano de Chicago, el trigo a cosecha retrocedió 6% el último mes. El contrato diciembre en Matba-Rofex recién ha dado alguna muestra de reacción en los últimos días, en tanto la plaza estadounidense empieza a considerar la situación en el Mar Negro, donde la guerra recrudece y se suma a la seca que impera en toda la región.

A las pérdidas importantes que registrarán Ucrania y Rusia debido a la falta de lluvias, hay que sumar lo que se ha llevado la batalla por Kursk, arrasando lotes sembrados, y las limitaciones que ha impuesto el país invadido a sus exportaciones –unos 2 millones de toneladas menos que en la campaña previa-. Y también la debacle del trigo francés, que va por la peor cosecha en más de 30 años.

La parte menos agradable de toda esta historia es que resulta ser el propio trigo ruso el que no se da por enterado de esta montaña de fundamentos alcistas, obrando como ancla para todo el resto de los exportadores.

Como fuere, los precios que actualmente ofrece el trigo argentino no son retributivos, en medio de un escenario productivamente incierto. Fuera del sudeste bonaerense, el resto de las regiones trigueras, que generan alrededor del 50% de la producción, vienen con dificultades en términos de las lluvias que se necesitan para llegar a buen puerto. Por eso se cree que las precipitaciones de septiembre serán clave para intentar revertir los cuadros más complicados y evitar el desmejoramiento de los que se encuentran en buenas condiciones. Esto ha puesto en duda la chance de alcanzar un volumen en torno de los 20 millones de toneladas.

De largo plazo la Argentina debería ir pensando una estrategia exportadora ante las señales que muestran a Brasil reduciendo sus compras significativamente en algún momento de los próximos años. Habrá que encontrar nuevos destinos o bien proponerle condiciones muy atractivas al viejo cliente para que siga otorgándole a nuestro trigo algún lugar dentro de las necesidades de sus molinos. Pero esto no es sencillo para un país como el nuestro, que aún no logra resolver cuestiones básicas de su macro.

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