Los datos de las actualizaciones más recientes por los organismos internacionales muestran un significativo corrimiento en el tiempo de los valores más bajos de enfriamiento en el Pacífico, lo que cambiaría el impacto de “La Niña” sobre la gruesa 2024/25. En ese contexto, se proyecta un mejor escenario para el maíz temprano y un panorama de mayor riesgo para la soja de primera en Argentina.
“La siembra maicera argentina está en la cuenta regresiva: faltan pocas semanas y sigue sin reactivarse la venta de insumos para implantar el cereal. Las encuestas manifiestan una caída que es disruptiva para el sector”, ya que el cultivo ha crecido durante los últimos 9 ciclos y “la caída interanual sería de un 30% para la región núcleo y un 21% a nivel nacional”, asegura el analista de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Cristian Russo.
Además de la chicharrita -que impone la necesidad de sembrar en forma temprana- los productores también temen a la falta de agua durante la implantación. Por ello, la GEA analizó las lluvias del mes de setiembre para la región central, período clave del maíz y de la soja en la Argentina. Los resultados indican que para la región núcleo, el promedio mensual es de 50 mm; mientras que, para el oeste, las precipitaciones van de los 20 a los 30 mm; y en el este los valores alcanzan entre 60 y 70 mm.
EN 2023, con un escenario de “Niño fuerte”, las lluvias cumplieron con las estadísticas en el centro de la región, pero no en el resto, explicó Russo, y agregó que “saliendo de 3 ´Niñas´ consecutivas, se marcó más que nunca la falta de agua en los perfiles a la siembra”.
El analista del GEA subrayó que “lo que se observa es un temor más que justificado por parte de los productores a la falta de agua en septiembre en un año dónde los márgenes no incentivan a tomar mayores riesgos y se le suma el problema del spiroplasma”. Sin embargo, expertos de organismos internacionales anticipan que este año el fenómeno mostrará un cambio de comportamiento favorable para el maíz, ya que hay un retraso significativo en la aparición de “La Niña”.
¿Qué modificó la actualización de agosto para “La Niña”?
La actualización realizada a fines de agosto de 2024 para la evolución del “Niño, La Niña y la Oscilación del Sur, ENOS” muestra que las condiciones neutrales persisten en el Pacífico ecuatorial occidental.
Sin embargo, los modelos predictivos ENOS/IRI prevén condiciones neutrales hasta el trimestre agosto/octubre de 2024. “Las condiciones de ´La Niña´ se pronostican ahora para los trimestres octubre/diciembre y noviembre/enero; y la neutralidad resurge como la categoría más probable durante el otoño e invierno de 2025″, explicó el consultor de la BCR, Alfredo Elorriaga.
Concretamente, lo que se modificó, explican desde el GEA es que hay un corrimiento de la curva actual respecto a la de hace 30 días. Se desplazó dos meses hacia adelante. Esto significa que las anomalías más bajas se producirían a partir del 2025. Es decir, surge la probabilidad de un menor grado de severidad del evento Niña durante septiembre, octubre y noviembre de 2024 y uno mayor a partir de enero 2025.
¿Cómo afecta “La Niña” en la toma de decisiones del productor?
Las lluvias de septiembre, explica el analista de la GEA, Cristian Russo, “tienen una alta probabilidad de acercarse a los valores normales y estarán supeditadas a efectos regionales”, lo que es un dato significativo para el productor.
Por otra parte, “hay que tener en cuenta este cambio al momento de elegir cultivos y fechas de siembra, ya que resulta positivo en el efecto de las lluvias para el 2024 y negativo para 2025: con un agravamiento en el régimen de lluvias para los primeros dos meses del año entrante”, señala.
Esto favorecería las siembras tempranas de maíz, pero pone en mayor riesgo a los cultivos de soja de primera que cumplan su período crítico entre enero y febrero.