Estrategias innovadoras para combatir el maíz guacho y prevenir enfermedades

La lucha contra el achaparramiento del maíz exige un enfoque integral que combina control químico, mecánico y la implementación de vacíos sanitarios

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Maíz infectado por la chicharrita ( INTA)
Maíz infectado por la chicharrita ( INTA)

No caben dudas: la chicharrita hizo estragos. La prevención del achaparramiento del maíz, una enfermedad causada por virus y bacterias transmitidas por el insecto Dalbulus maidis, conocido como la famosa “chicharrita del maíz”, se ha convertido en una prioridad absoluta para los productores en Argentina. Este insecto, que se alimenta exclusivamente de maíz, pone en riesgo grandes áreas cultivadas, por lo que implementar estrategias efectivas de control es crucial para proteger las cosechas.

El “vacío sanitario” como medida preventiva

Una de las tácticas más recomendadas para frenar la propagación de esta enfermedad es el uso del “vacío sanitario”, que implica evitar la presencia de maíz durante el período de barbecho entre cultivos. Este enfoque se basa en la eliminación de cualquier fuente de alimento para la chicharrita, ya que el insecto puede sobrevivir alrededor de 90 días sin alimentarse. Durante este tiempo, la ausencia total de maíz en la región es clave para interrumpir su ciclo de vida.

Esta técnica es especialmente efectiva en las épocas frías, cuando las heladas naturales contribuyen a la reducción de la población del insecto, al inhibir el crecimiento del maíz y exponer al Dalbulus maidis a condiciones que dificultan su supervivencia. La transición del invierno a la primavera es un momento crítico en el que se debe intensificar el control.

Una de las tácticas más recomendadas para frenar la propagación de esta enfermedad es el uso del “vacío sanitario”, que implica evitar la presencia de maíz durante el período de barbecho entre cultivos (inta)
Una de las tácticas más recomendadas para frenar la propagación de esta enfermedad es el uso del “vacío sanitario”, que implica evitar la presencia de maíz durante el período de barbecho entre cultivos (inta)

Alternativas químicas y desafíos en el control de maíz voluntario

Aunque el vacío sanitario es una estrategia esencial, el uso de herbicidas también juega un papel importante en la eliminación del maíz voluntario que podría permitir la reproducción del vector. Los herbicidas preemergentes con acción residual son útiles para impedir la germinación de las semillas de maíz antes de que llegue la primavera. Sin embargo, en el mercado actual existen pocas opciones registradas específicamente para este fin.

Una alternativa disponible en cultivos de soja STS es el uso de productos como sulfometuron + clorimuron etil (Ligate). Aunque su eficacia es mayor en semillas sueltas que en aquellas provenientes de espigas, es crucial monitorear constantemente los lotes para determinar si es necesario realizar aplicaciones adicionales de herbicidas postemergentes.

Cabe destacar que Ligate es un inhibidor de la enzima acetolactato sintetasa (ALS), por lo que no se recomienda usar otros herbicidas con el mismo sitio de acción durante el otoño para evitar problemas de fitotoxicidad en la soja.

Control postemergente y otras alternativas

Si ya han emergido plantas de maíz en el lote, es fundamental eliminarlas antes de que transcurran 20 días desde su aparición, ya que en ese tiempo el vector puede transmitir el virus a nuevas plantas. Para estos casos, se utilizan herbicidas sistémicos como los graminicidas, con los más comunes siendo cletodim y haloxifop R-metil.

A la hora de planificar las estrategias de control, resulta indispensable tener en cuenta la tecnología del maíz utilizado en la campaña previa. Algunas variedades, como los maíces Enlist y Clearfield, tienen resistencia a ciertos herbicidas, lo que puede complicar el manejo si no se seleccionan los principios activos adecuados.

Control mecánico: una opción efectiva

Otra opción a considerar es el control mecánico, utilizando implementos como las rejas pie de pato, que cortan las raíces del maíz a poca profundidad, provocando la deshidratación de las plantas. Aunque los resultados varían según las condiciones del suelo y el clima, esta técnica ha demostrado ser eficaz cuando se combina con un monitoreo adecuado y condiciones ambientales favorables, como la falta de lluvias posteriores a la intervención.

En definitiva, la combinación de estas herramientas —vacío sanitario, control químico y mecánico— ofrece a los productores un enfoque integral para manejar el maíz guacho y prevenir la propagación del achaparramiento. La clave está en aplicar estas estrategias de manera oportuna y adaptada a las características del lote, minimizando el impacto de esta enfermedad que afecta tanto la productividad como la calidad de las cosechas.

Fuente: inta

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