Está claro que más allá de los sesgos locales debido a la situación particular de nuestro país –retenciones, brecha cambiaria y otras bellezas por el estilo-, los precios que se le plantean al productor argentino son ciertamente decepcionantes y nacen sin lugar a dudas en las deprimidas referencias internacionales, sobre todo el mercado estadounidense de Chicago.
Un conocido analista del país del norte pasó por la Televisión Pública de Iowa y dejó algunos conceptos que conviene repasar, dadas las urgencias de la hora. Chris Robinson responsabiliza directamente a los chinos por los pobres valores en los que terminó cayendo la soja. “Los chinos han hecho esto, se han cruzado de brazos por un tiempo, todo el mundo lo sabe. Desde hace unos días han vuelto a comprar, y no debería sorprendernos, ¿por qué no lo harían cuando la oleaginosa ha llegado a cotizar en los mínimos de cuatro años? Paralelamente el dólar ha perdido mucho valor relativo, para ubicarse en el nivel más bajo en varios meses. Por lo tanto, no me parecería extraño que vuelvan a abrir sus chequeras. La pregunta que cuenta es si llegarán a comprar lo suficiente para que el precio suba realmente y sostenga esa tendencia, porque la oferta en Estados Unidos va a ser muy abultada”.
Robinson cree que estamos más cerca de haber visto el fondo del barril que hace dos semanas y los riesgos se ven momentáneamente acotados. “De todos modos, si durante la trilla de la gruesa 2024/25 en nuestro país, que está a la vuelta de la esquina, la cotización no logra mantenerse por encima de USD 350, seguramente intentarán llevarla a USD 330. No es bueno, pero viendo las circunstancias las alarmas se encenderían realmente si caemos a un valor en torno de USD 294 o más abajo”.
El analista recomienda mantener coberturas hasta que el productor venda su grano. El riesgo es real y conviene usar esta herramienta para evitar salir muy lastimado. “Mi mayor preocupación es que volvamos a donde estábamos en 2014-2020, con rangos más estrechos y no muchas oportunidades a la mano; entonces va a ser toda una lucha”, reflexiona.
¿Y el maíz? Tuvimos aquel último repunte en mayo en que llegamos a verlo en USD 197 en Chicago, y luego la debacle. “Todo el mundo estaba esperando que nos arrimáramos a USD 200, y hoy nos encontramos peleando por sostener los USD 150. Y si miramos el panorama histórico del maíz, probablemente haya otros USD 7-10 de riesgo si volvemos a donde estábamos, de nuevo, en esa zona que tanto se parece a lo que vimos en 2014-2020″.
El cereal también se encuentra en los niveles más bajos de los últimos cuatro años y todo el mundo se pregunta dónde está el fondo. Hay que decir que estamos a las puertas de una gran cosecha, y lo sabemos desde hace tiempo, especialmente después de la última evaluación del USDA, y además el remanente es también una carga.
El trigo opera asimismo en mínimos de cuatro años, después de un repunte que ilusionó a muchos. No duró. “El cereal mantiene esta falta de consistencia desde que salimos de la pandemia; durante el último año y medio, dos años, hemos visto cada repunte fracasar, incluso con muchos fundamentos para que no fuese así. Estoy convencido de que Rusia y Ucrania están haciendo trampas todo el tiempo. Cada vez que hay una buena chance para exportar, ellos superan nuestra oferta con precios muy bajos. Probablemente seguiremos viendo esta película”. Por lo demás, asistimos a una mala cosecha en Francia, gran jugador global, la peor desde 1980, pero las cotizaciones internacionales no han variado demasiado. “Entonces, cuando un mercado recibe noticias favorables y no cambia nada, es mejor protegerse porque no sabemos dónde estará el fondo”.
Más que el presente, a Robinson lo desvela lo que sucederá en los próximos 2 o 3 meses. Vamos a tener días ajetreados. La gente está empezando a aceptar ahora el hecho de que lo que viene es una gran cosecha. ¿Qué sucede si el productor no vende y se queda esperando? ¿El usuario final entraría en pánico y pujaría más? “Si miro al mundo como productor agrícola, espero que eso sea lo que suceda. Pero la mayoría de los usuarios finales en Estados Unidos se están cubriendo adquiriendo opciones de compra a tres meses, seis meses, nueve meses, realmente muy baratas. Porque ellos tampoco saben que va a suceder y no quieren quedarse atrás. Están acostumbrados a pagar USD 157 por el maíz y por nada del mundo quieren volver a los USD 256, o a reconocer USD 200 por el trigo, y no aceptan retornar a los USD 300″. Probablemente tendremos que esperar hasta enero para ver si realmente el mercado muestra una gran recuperación (informe clave del USDA) o si algo cambia políticamente en el país y se genera un importante aumento en la demanda, especialmente en soja.
¿Por qué son importantes los comicios de noviembre? “China se lleva una cuarta parte de nuestra cosecha de soja, en tanto el etanol absorbe un tercio de nuestra producción de maíz. El futuro de ambas actividades dependerá de quién gane las próximas elecciones, no tengan dudas”, advierte Robinson.
La pregunta es cómo proceder ante la coyuntura, sobre todo aquel productor que ha vendido poco y nada. “Si puede almacenarlo, tiene que hacerlo. Es solo un problema de matemáticas. Pero si lo guarda, tiene que darse un piso y hay un costo para eso. Mi consejo es que se asegure de tener pensada una estrategia para recomprar ese grano mediante papeles. Por lo demás, le diría que anote todo lo necesario en su hoja de cálculo y piense cuál es su riesgo y cuánto cuesta cubrirlo. Esos números pueden decirle lo que conviene hacer”.
Dada la inestabilidad del presente, el analista recomienda estar atentos a cada instancia del mercado. “Si tenemos un repunte medianamente atractivo, asegúrese de hacer la venta, esta es una de las claves. Tenga un precio objetivo con el que se sienta cómodo vendiendo y que defienda lo que ha puesto en juego. Cuando llegue a ese precio objetivo, asegúrese de apretar el gatillo. Dele batalla a las dudas que habrán de presentarse. Y definitivamente, mantenga un piso hasta que lo venda. Porque nadie puede decirle con certeza que no seguiremos bajando. Es lo que sucedió en 2014, un año de características similares a este”.
Por cierto, atravesamos días relativamente felices con la soja en Chicago recuperando algo de terreno tras haber vuelto al primer casillero del juego, después de haber perdido más de USD 80 desde comienzos de mayo. Ahora se mueve empujada por las compras chinas y tras haber caído a niveles incluso inferiores a los de la soja brasileña.
Se dice que Beijing estaría estoqueándose abriendo el paraguas ante una posible victoria de Donald Trump en noviembre próximo. Difícil de comprobar, lo que sí es seguro es que la suerte del poroto está atada al arbitrio de los asiáticos.