Es martes, y promediando la rueda el mercado muestra una soja nuevamente en alza, tras otro lunes fuera de los cálculos. En los días previos más de un analista estadounidense desbrozó la posibilidad de que la soja rumbeara hacia los USD 300 a corto plazo, una opción que sería sumamente complicada para los agricultores de todo el planeta, incluidos desde luego los argentinos, que además toleran retenciones (hay que repetirlo en todas las notas, de modo que las autoridades comprendan que no se pueden aceptar derechos de exportación del 33%, menos que menos con estos precios).
Pero lejos de los pronósticos funestos, razonables con los escasos fundamentos alcistas que muestra el poroto, el lunes la soja redondeó un día muy positivo en Chicago, con alzas entre los USD 6 y los USD 7. La harina y el aceite derivados de la oleaginosa se movieron también con mejoras para destacar. Y promediando el martes acumula nuevas ganancias.
Hay que decir que las limitantes de base no se han modificado. Son los condimentos del plato principal los que generaron este inicio de semana con sonrisas. Empecemos por el dólar, clave para los valores de todos los commodities que se negocian a diario en Estados Unidos. Pues bien, el billete estadounidense muestra signos de marcada debilidad frente a una canasta de monedas.
El retroceso de la divisa estaría indicando la convicción que reina entre los operadores e inversores respecto de que un recorte de la tasa por parte de la Reserva Federal está a la vuelta de la esquina. Los datos recientes de la economía estadounidense han impulsado las expectativas de que la Fed comenzará a reducir los tipos de interés en su reunión de política de septiembre reduciendo la tasa objetivo de los fondos federales en 25 puntos básicos.
Una pequeña mayoría de economistas encuestados por Reuters habla de tres recortes de tasas de 25 puntos básicos para fin de año, y confía en que la economía del país probablemente podrá evitar la recesión. Ahora todos están pendientes del Simposio Económico de Jackson Hole, en Wyoming, que comienza el jueves, y desde luego de las palabras durante el viernes del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, buscando encontrar en ellas pistas sobre el camino del banco central que lo lleve de una política monetaria restrictiva a otra neutral. Para los granos sería una muy buena noticia.
Con este trasfondo, se dieron otros condimentos que cimentaron la recuperación de la soja. Aunque dicho hasta el cansancio, nunca está de más repetirlo: si un país está en el negocio de esta oleaginosa tiene que saber que China es el comprador excluyente y que no hay manera de reemplazarlo. Antes del derrumbe de precios iniciado a fines de mayo, los asiáticos se mostraban distanciados del poroto estadounidense de la campaña 2024/25, cuyos compromisos de exportación venían abrochando anotaciones sensiblemente por debajo del año previo, muy malo para los precios.
Pero con la soja en valores de remate y luego de que la caída en Chicago expusiera al dominante poroto brasileño como un producto relativamente caro, los chinos empezaron a arrimarse al mercado estadounidense. El fin de semana transcurrió con comentarios concretos al respecto, y fue un empujón anímico para los alcistas el anuncio el lunes de 332 mil toneladas de soja norteamericana consignadas a los chinos, y otras 110 mil reservadas por un comprador no especificado, muy probablemente del mismo origen. Ahora se sumaron otras 132 mil tn destinadas al gigante asiático.
A esto se agrega otra gran noticia para los granos estadounidenses en su pelea con sus pares brasileños. Se trata de la apreciación significativa que registró el real respecto del dólar en el inicio de semana. “Es un importante aliciente para la agricultura de nuestro país”, avisa un conocido bróker, habitué de Chicago. Pero además, tanto la harina de soja como el aceite de soja brasileños se han encarecido respecto de sus pares estadounidenses.
Por último, la recorrida del DTN Digital Tour por tres estados clave de la Unión durante la semana pasada, Iowa, Illinois e Indiana, arrojó muy buenas proyecciones de rindes, aunque no tan ampulosos como estima el USDA. Por caso, para Iowa se piensa en un promedio de 3.992 kg/ha, mientras que el Departamento de Agricultura trabaja con 4.100 kg/ha. Al momento de cosechar son toneladas menos.
Desde esta consultora avisan que “Estados Unidos es la mejor y más barata opción para los importadores mundiales, y sutilmente China está empezando a sacar provecho de los precios bajos”. Asimismo se cree que el gigante asiático tiene cantidades sustanciales para comprar en enero, y Estados Unidos es el único proveedor disponible. El meteórico ascenso de la base de soja en Brasil la ha dejado fuera de la competencia.
Vale agregar que los chinos empiezan a mirar con cierta desconfianza los pronósticos meteorológicos para Brasil, con indicios de que las siembras tempranas 2024/25 pintan complicadas por las escasas precipitaciones que se anuncian para septiembre.
Por su parte, la molienda en Estados Unidos ha alcanzado un ritmo récord, en tanto las existencias de aceite de soja se ubicaron por debajo de lo que el mercado esperaba. Es otro punto a favor de los precios de la oleaginosa. Todo esto con los fondos aún sumamente vendidos.
Desde luego corresponde ser precavidos. “Un día no marca tendencia y todavía estamos en una tónica bajista muy clara. China nos dirá que ha llegado al fondo cuando empiecen a comprar significativamente. Hasta entonces, el riesgo subsiste”, enfatiza un trader de larga trayectoria en el mercado.
Otros se ilusionan. “Es difícil imaginar cuántas noticias más bajistas pueden lanzarse aún sobre el mercado de la soja. Por lo general, en los años de grandes cosechas, la tendencia negativa se asienta tempranamente y los mínimos estacionales a menudo se forjan en agosto. Veremos si la historia se repite y conseguimos un repunte muy necesario en la soja”. Hacemos votos para que así sea.