En el marco del Congreso Aapresid, se llevó a cabo un panel de debate titulado “Regulaciones, trazabilidad y calificaciones en los mercados internacionales: ¿amenaza u oportunidad?”. El tema central fue la inminente entrada en vigencia, el 1 de enero de 2025, de la normativa de la Unión Europea que prohibirá la importación de materias primas provenientes de zonas deforestadas después de 2020, afectando directamente a productos clave para Argentina como la carne y la soja.
El impacto de la normativa europea
Durante el panel, Laura Villegas, gerente de Desarrollo de Mercado y Asuntos Corporativos de RTRS (Mesa Redonda de Soja Responsable), explicó que esta normativa, conocida como Reglamento de la Unión Europea para Productos Libres de Deforestación (EUDR), forma parte del ambicioso Pacto Verde Europeo. Este conjunto de políticas tiene como objetivo combatir la deforestación, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger la biodiversidad y garantizar el respeto por los derechos humanos. Villegas anticipó que la regulación podría extenderse en el futuro a productos como el maíz y sus derivados, y destacó la importancia de que los productores argentinos se adapten a estas nuevas exigencias para mantener su competitividad en el mercado europeo.
Además, Villegas subrayó que el escenario regulatorio actual representa una tendencia global que se está consolidando. Para enfrentarlo, sugirió que Argentina debe ver estas normativas no solo como restricciones, sino como oportunidades para diferenciar sus productos a través de la certificación y la trazabilidad. “Es fundamental anticiparse y crear productos con valor agregado que cumplan con las exigencias del mercado”, señaló.
Críticas y desafíos de la implementación
Andrés Costamagna, representante de la Sociedad Rural Argentina, fue más crítico en su intervención. Acusó a la Unión Europea de utilizar el cambio climático como una estrategia geopolítica para controlar el comercio internacional. “No se puede pensar en un mundo en paz si hay hambre”, afirmó, subrayando que decisiones equivocadas por parte de los estados podrían aumentar la pobreza.
Costamagna también destacó la resiliencia de los productores argentinos, quienes, a su juicio, están dispuestos a enfrentar estos desafíos de manera proactiva. “Nosotros vamos a reducir el balance de carbono y no solo medir las huellas ambientales. Queremos ser de triple impacto: económico, social y ambiental”, expresó. Además, instó a que Argentina se prepare para adaptarse a estas normativas, viéndolas como herramientas de gestión que podrían mejorar la competitividad del país en el mercado global.
La respuesta argentina: tecnología y colaboración
El panel también abordó las medidas que Argentina ya está implementando para cumplir con las nuevas regulaciones. Una de las iniciativas más destacadas es la plataforma Visec (Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino), una herramienta georreferenciada que permite realizar una trazabilidad completa de los productos del complejo sojero y cárnico, desde el campo de origen hasta el puerto de embarque. Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, explicó que esta plataforma es voluntaria y gratuita, y ya ha capacitado a más de 5.000 productores en el país. “Es crucial mantener actualizado el Renspa para asegurar la trazabilidad de los productos”, recomendó.
Por su parte, Alejandro O’Donnell, de Aapresid, lamentó que el sistema productivo argentino, que en su mayoría utiliza la Siembra Directa —una práctica que contribuye significativamente a la captura de carbono—, sea tan poco conocido en el mundo. O’Donnell enfatizó que Argentina no es parte del problema, sino de la solución, pero que es necesario demostrarlo en el ámbito internacional.
Oportunidades en medio de los desafíos
El debate en el Congreso Aapresid dejó claro que la normativa europea plantea desafíos significativos para Argentina, pero también abre la puerta a oportunidades si se aborda de manera estratégica. La clave, según los expertos, está en la adaptación y en la capacidad del país para demostrar que su producción agrícola es sostenible y cumple con los estándares más exigentes.
Mientras algunos ven estas regulaciones como una barrera, otros las consideran una oportunidad para que Argentina se posicione como un líder en producción sustentable. La colaboración entre productores, industria y exportadores, junto con el uso de tecnologías avanzadas para la trazabilidad y la certificación, será fundamental para mantener la competitividad en los mercados internacionales.
En definitiva, el panel subrayó la importancia de prepararse adecuadamente para estos cambios, asegurando que las nuevas regulaciones se conviertan en una ventaja competitiva más que en un obstáculo para el sector agroindustrial argentino.
Fuente: Aapresid