Es la flor nacional de Ucrania, parte de la identidad de su pueblo, y desde 2022 la imagen de la resistencia en una guerra no buscada. De ahí que no sorprende que este país se haya erigido desde hace más de una década en el líder global en la comercialización del aceite derivado de esta oleaginosa, si bien Rusia también tiene una porción importante de mercado. Entre ambos moldean el precio que va a cobrar el resto de los productores del mundo, ya que reúnen el 80% de las exportaciones globales de aceite de girasol.
Lo cierto es que el país invadido por Putin ha tolerado recientemente una ola anormal de calor y tanto la fina como la gruesa han pagado un precio por este inconveniente climático, más significativo en el caso de los cultivos de verano. Oficialmente se habla de una pérdida de rindes en torno del 15%, si bien la verdad sólo se conocerá cuando las cosechadoras entren a los lotes, en poco tiempo más.
Cálculos privados ubican la cosecha ucraniana de girasol 2024/25 en 12,8 millones de toneladas, es decir casi 1.4 millones de toneladas por debajo de la campaña previa. La Asociación Ucraniana de Granos (UGA) supone que la exportación potencial de girasol podría alcanzar las 250 mil toneladas, y el resto se convertiría en aceite, más de 1 millón de toneladas por debajo del volumen de 2023/24, cuando se molieron 13,5 millones de toneladas.
UkrAgroConsult advierte que el traspié alcanza también a Rusia y a la Unión Europea (UE). Debido a las temperaturas medias diarias extremadamente altas y la rápida acumulación de calor efectivo muy por encima de la media habitual, los períodos de desarrollo del girasol se acortan, lo que puede provocar un final prematuro de la temporada de crecimiento y una reducción del rendimiento. Además, duras condiciones climáticas diurnas generan el marchitamiento de las plantas, y a veces incluso la desecación y la muerte. En el caso de Rusia se habla de una caída de producción del 6 al 8%, por las mismas razones que devoraron parte del girasol que va a generar Ucrania.
Puede decirse que las proyecciones actuales de la inminente cosecha de girasol empeoraron para todos los países de la región del Mar Negro y el Danubio. En general, la producción 2024/25 disminuirá al menos un 8%, y nadie escapará a este verdadero dolor de cabeza, teniendo en cuenta la importancia que el girasol reviste para la economía de esta parte del planeta.
La situación en Europa Oriental termina arrastrando a la UE como bloque. Strategie Grains ha vuelto a reducir sus proyecciones para las cosechas de colza y girasol de la UE este año, ya que las condiciones meteorológicas desfavorables han afectado a estos cultivos. La colza obtendría 17,27 millones de toneladas, casi un 14% por debajo del nivel del año pasado. Respecto del girasol, la consultora también redujo su previsión y ahora calcula una cosecha de 9,65 millones de toneladas, mientras que el año pasado se lograron 9,80 millones de toneladas. Del mismo modo, en su informe de julio MARS plantea para el girasol europeo una caída de rindes desde los 2.200 kg/ha hasta los 2090 kg/ha, un 2% menos que la media de cinco años.
Strategie Grains fue un poco más allá y pronostica que las existencias de colza y girasol en la UE serán escasas en 2024/25, a pesar de las revisiones al alza de los volúmenes de importación proyectados, y esto debería conducir a precios más altos de lo previsto. Sin embargo, la incertidumbre respecto del impacto de la próxima regulación sobre la deforestación de la UE, que cubrirá las importaciones de soja y aceite de palma en particular, podría generar volatilidad en los mercados de semillas oleaginosas en el corto plazo.
Confirmando lo expuesto, la India espera importar menos aceite de girasol ucraniano en la campaña comercial 2024/25. La patria de Ghandi es el mayor comprador mundial de aceites vegetales. De acuerdo con los especialistas del Sunvin Group India, dada las dificultades en Ucrania habrá que aumentar las compras de aceite de girasol ruso y argentino.
Por cierto, las cotizaciones en el lugar donde básicamente se produce el grueso del girasol del planeta empiezan a moverse. Según APK-Inform, los precios de la nueva cosecha están aumentando gradualmente en medio de las noticias sobre el estado de los cultivos y la disminución de la producción de oleaginosas prevista en Ucrania.
Las empresas molturadoras que siguen procesando semillas de girasol y no tienen grandes reservas reconocieron que están dispuestas a aumentar los precios de compra para hacerse de mercadería. Hoy por hoy están pagando el equivalente entre USD 360 y USD 400. Los procesadores del grano no están especulando con el tema, dada la incertidumbre de la situación. Cabe señalar que en principio los precios de venta de la nueva cosecha de girasol se estiman en torno del equivalente a USD 340-360. Sin embargo, teniendo en cuenta las difíciles condiciones climáticas durante el período de maduración del girasol, los valores pueden cambiar una vez que se generalice la trilla.
Cómo se indicó, juegan las expectativas de una menor cosecha, pero también la alta competencia que se espera en el mercado interno por los volúmenes disponibles de materia prima de calidad. Sabedores de esta realidad, cuando se generalice la cosecha los agricultores planean esperar precios más atractivos, dosificando las ventas, por lo cual no cabria especular con que las cotizaciones se vean recortadas en demasía. La trilla ya está en marcha sobre los lotes tempranos, los que más sufrieron el calor, y la oferta por ahora es casi nula en términos de volúmenes físicos. Otro punto clave es que en Ucrania la superficie cultivada con soja ha aumentado a expensas del girasol.
No se trata de un cambio radical, pero para el girasol argentino es una buena noticia. En un momento en que maíz y soja enfrentan ofertas excesivas y relaciones stocks/consumo claramente bajistas, no es despreciable saber que quienes detentan la sartén por el mango en materia de precios tienen por delante una temporada menos cómoda y deberán levantar los precios.