Claves para el éxito en la implantación de pasturas megatérmicas

En la búsqueda de mejorar la producción forrajera, las pasturas megatérmicas se presentan como una opción valiosa, especialmente en zonas de climas cálidos. Desde el INTA Quimilí, un equipo de expertos ofrece una serie de recomendaciones cruciales para aquellos que consideren su siembra. La información no solo cubre los aspectos técnicos necesarios para seleccionar el forraje adecuado, sino también las estrategias para asegurar una implantación exitosa.

Las pasturas megatérmicas son especies de gramíneas que prosperan en climas cálidos, caracterizándose por su capacidad de crecer rápidamente durante las temporadas de calor. Estas pasturas son especialmente útiles en regiones con veranos intensos, ya que pueden resistir altas temperaturas y aprovechar eficientemente las precipitaciones estacionales.

Antes de iniciar la siembra, es esencial evaluar varios factores que influirán en el éxito del cultivo. Ursula Wolf, investigadora del INTA Quimilí, destaca la importancia de conocer los registros de precipitaciones locales y realizar un análisis detallado del suelo.

Este análisis, que debe incluir tanto la fertilidad como posibles limitantes físicas, puede llevarse a cabo mediante un estudio físico-químico de los primeros 30 centímetros del perfil del suelo. Además, observar la vegetación natural y la presencia de plantas indicadoras puede proporcionar información valiosa sobre la calidad del suelo.

La calidad de la semilla es otro factor determinante. Es crucial utilizar semillas de alta pureza, vigor y poder germinativo. Wolf sugiere realizar una prueba de germinación antes de la siembra para asegurarse de que se está utilizando la cantidad adecuada de semillas por hectárea.

El momento de la siembra también juega un papel fundamental. Se debe elegir un periodo que garantice condiciones óptimas de humedad y temperatura para la germinación y el establecimiento de las plántulas. En el este santiagueño, por ejemplo, las siembras de primavera presentan mayores riesgos debido a la variabilidad de las lluvias y el aumento de las temperaturas.

Sin embargo, si se realizan con éxito, permiten un crecimiento rápido y un uso inmediato de la pastura. Por otro lado, las siembras a fines de verano suelen contar con mejor disponibilidad de humedad y menos días de temperaturas extremas, aunque el primer aprovechamiento de la pastura se retrasará hasta la siguiente estación de crecimiento.

Javier Reinaldi, ingeniero del INTA Quimilí, enfatiza la importancia de considerar las condiciones de la cobertura vegetal existente y la maquinaria disponible para la siembra. En terrenos con una preparación adecuada, se pueden usar sembradoras de directa que minimizan la remoción del suelo y aseguran un buen contacto de la semilla con el suelo. En áreas con mayor densidad de cobertura herbácea y arbustiva, herramientas como el rolo o las rastras pueden ser útiles para reducir el volumen de la vegetación y facilitar la siembra.

Independientemente de la herramienta utilizada, es fundamental ajustar correctamente la densidad de siembra y monitorear la caída de las semillas. En el caso de algunas especies de pasturas megatérmicas, el bajo peso específico y la forma de las semillas pueden dificultar su distribución uniforme. Además, remociones profundas del suelo justo antes de la siembra pueden causar que las semillas sean arrastradas a profundidades inapropiadas por las lluvias, comprometiendo su emergencia.

La conclusión es clara: la implantación de pasturas megatérmicas requiere de una planificación meticulosa y la consideración de múltiples factores ambientales y técnicos. Los expertos del INTA Quimilí proporcionan una guía integral para seleccionar las especies adecuadas y manejar el proceso de siembra de manera eficiente. Al seguir estas pautas, los productores pueden maximizar las posibilidades de éxito y aprovechar al máximo las ventajas que ofrecen estas pasturas en climas cálidos.

Fuente: Inta