El vice de Trump también es un peligro para el negocio de la soja

El último lunes el mercado aflojó la cincha que pesaba sobre los precios de la soja en Chicago. Desde luego en la mejora influyeron pronósticos de clima seco y cálido en la mitad oeste del corazón productivo de Estados Unidos, justo cuando la oleaginosa inicia su periodo crítico, clave en la determinación de rendimientos y respecto del volumen de poroto que finalmente va a generar Estados Unidos.

Por cierto, esos pronósticos fueron puestos en controversia el vienes y la soja perdió USD 11 en la rueda, resignando una parte significativa de lo que venía acumulando en la semana. Muchos sospechan que la retirada de los fondos obedece a otras razones que por ahora no están claras, si bien eso es harina de otro costal.

Como fuere, no puede soslayarse al analizar los números de aquel lunes en Chicago –de hecho ningún analista lo hace- la influencia inequívoca el renunciamiento de Joe Biden de cara a las cruciales elecciones de noviembre próximo. Como venían dadas las cosas, el escenario de fragilidad que muestra el mandatario auguraba un triunfo sin complicaciones para Donald Trump. El punto es que hasta no hace mucho el magnate hablaba de reactivar su guerra comercial con China, y de nuevas y pesadas tarifas para sus productos.

Está fresco el recuerdo de lo que pasó en 2018 y 2019. A raíz de la guerra comercial entre ambos países, China redujo sus compras de soja en Estados Unidos e inició una serie de procesos internos tendientes a disminuir las importaciones de este y otros granos y derivados, perjudicando a todo el elenco de países exportadores. Entonces, las cotizaciones del poroto en Chicago cayeron a unos USD 330., y esta vez puede ser peor. Por eso parte del mercado teme una victoria de Trump.

Curiosamente el candidato llamó la atención de propios y extraños en una reciente cumbre del Partido Republicano, en la que evitó sus habituales comentarios agresivos hacia China, advertido quizás de que le resta votos en determinadas zonas. El farmer no la pasó demasiado bien durante su presidencia, a pesar de los subsidios que recibía. No está acostumbrado a que lo mantengan, es más, rechaza la idea.

Pero si en apariencia Trump intentó bajar el tono de la confrontación, el candidato designado para ocupar la vicepresidencia, JD Vance, jamás entendió la conveniencia de ser precavido con sus declaraciones. Este senador por Ohio tiene una postura muy agresiva en materia de comercio. En el discurso de aceptación de su candidatura, Vance calificó el tratado con México y Canadá como un mal acuerdo comercial, y también habló de lo duro que sería con China.

“Vamos a construir fábricas nuevamente, protegeremos los salarios de los trabajadores estadounidenses e impediremos que el Partido Comunista Chino edifique su clase media a costa de los ciudadanos de nuestro país”, dijo alzando la voz. La postura proteccionista de Vance insinúa más aranceles, sobre todo para el gigante asiático. Se cree que expresiones como esta podrían llevar a Beijing a comprar más productos estadounidenses antes de noviembre, momento en que tendrán lugar los comicios, ante la sospecha de que luego todo va a complicarse rápidamente. Es lo que en apariencia estamos viendo por estos días con la soja estadounidense.

“Hay una cierta cantidad de grano que necesitan y solo pueden obtenerlo en determinados lugares. Y cuando lo precisen, acudirán a nosotros. Tal vez vimos una pequeña muestra de eso esta semana, y quizás haya un poco más por venir”, confía un conocido analista estadounidense, que paralelamente describe lo que considera un error político.

“Ahora estamos en el lado equivocado respecto de China. Si necesitas un producto determinado, ¿irías con alguien que vive cuestionándote o elegirías un vendedor que te entrega el mismo producto y te dice que le agradas?”, graficó en una clara comparación entre los planteos de Trump y la actitud sudamericana hacia China.

Es que para la soja estadounidense, como para cualquier otra en el planeta, las opciones son acotadas. “Si no es China, ¿de dónde vendrá la demanda? -continúa diciendo este especialista-. India es cada vez más interesante, pero se están aplicando políticas internas para abarcar también las materias primas, incluidos los mandatos sobre biocombustibles y combustibles renovables”.

El analista advierte además que la industria del diésel renovable, especialmente todo lo inherente al combustible de aviación sostenible, puede ser una salida para Estados Unidos en materia de colocación de su soja, pero llevará tiempo reemplazar en gran medida la demanda de los exportadores. Eso sí, este analista confía en que, independientemente de quién gane las elecciones estadounidenses en noviembre, el apoyo a los biocombustibles se mantendrá. No hacerlo sería suicida para el agro estadounidense.

Un último párrafo para recordar que Chicago queda en Estados Unidos, y que sus precios, referentes para nosotros, reflejan la situación del negocio en el mundo en general y en este país en particular. Una pelea entre oferentes y demandantes de granos es lo que menos nos conviene a todos, mucho más si el demandante involucrado es China. Si un país busca vender sus granos, nada mejor que recordar que el cliente siempre tiene la razón. Esa es la ley primera. Trump y Vance deberían tenerlo en cuenta.