El tamaño del mercado mundial de aceites vegetales se valoró en 319 mil millones de dólares en 2023 y se prevé que crezca a una tasa compuesta anual del 4,6 % entre 2024 y 2030. El aumento de la población mundial, el crecimiento de los ingresos disponibles y los cambios en las preferencias respecto de la dieta están impulsando el mercado. Esto es particularmente evidente en las regiones en desarrollo donde el crecimiento demográfico es más pronunciado.
Desde luego el actor más joven de esta historia se correlaciona con la expansión de la industria de los biocombustibles. Los aceites vegetales, como el de soja y el de palma, son materias primas fundamentales para la producción de biodiésel. El auge del diesel renovable ha sido toda una revolución para el aceite de soja estadounidense, compensando en alguna medida las modestas exportaciones del poroto de soja. La práctica relativamente nueva de convertir aceites vegetales en biocombustibles es ya un evento global.
Esta tendencia es particularmente fuerte en regiones como América del Norte y Europa, donde los marcos regulatorios alientan el uso de biocombustibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Paralelamente, los avances en las prácticas agrícolas y la biotecnología están mejorando el rendimiento de los cultivos, haciendo que la producción de aceite vegetal sea más eficiente y rentable, apoyando así el crecimiento del mercado.
La creciente conciencia y preocupación por la sostenibilidad ambiental y el abastecimiento ético están dando forma a este mercado. Tanto los consumidores como las empresas son cada vez más conscientes del impacto ambiental de sus elecciones alimentarias, lo que genera una demanda de aceites producidos de forma sostenible. Esto está impulsando la adopción de programas de certificación como la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO), que promueve prácticas sustentables de producción de este aceite. Las empresas también están invirtiendo en trazabilidad y transparencia dentro de sus cadenas de suministro para satisfacer la demanda de los consumidores de estos productos respecto de origen responsable. En consecuencia, estos factores están impulsando colectivamente el crecimiento y la evolución del mercado de aceites vegetales.
¿Qué esperar del corto y mediano plazo? Los especialistas del Affin Hwang Investment Bank Research (Affin Hwang Research), con sede en Malasia, estiman que la volatilidad de los precios de los aceites vegetales persistará durante esta segunda mitad del año, dadas la incertidumbre que rodea a la actividad agrícola en el planeta y a la economía global. Este país es uno de los dos grandes exportadores mundiales de aceite de palma, el más popular a nivel global, que recientemente ha registrado una mejora de la competitividad respecto de los demás aceites vegetales. Desde Affin Hwang Research aseguran que los factores a tener en cuenta de acá a fin de año incluyen el clima y su impacto en la producción de semillas oleaginosas, el inventario global de aceites comestibles, la demanda de este tipo de productos, los mandatos de biodiesel en todo el mundo y los cambios en las políticas hacia el sector.
En cuanto al clima, se aguarda que La Niña, que trae lluvias al sudeste asiático, aumente la producción de aceite de palma en esta región y debilite los precios, con impacto sobre el resto de los aceites vegetales. Se habla de un fenómeno moderado, pero si no lo fuera podría traer inundaciones y generar el proceso opuesto.
Todd Hultman, analista de la estadounidense de DTN, dice que una de las pistas técnicas del soporte de precios a largo plazo se produce cuando estos se negocian temporalmente en un nuevo mínimo, pero no duran demasiado y luego van hacia arriba. Esto parece haber sucedido recientemente con el aceite de soja.
Como sucedió con otros commodities, los precios alcanzados por este aceite hace tres años se redujeron recientemente casi a la mitad, a medida que el entusiasmo alcista de convertirse en parte de un nuevo mercado de combustibles bajos en carbono dio paso a decepciones regulatorias y a la realidad de tener que competir con otras materias primas muy agresivas, por caso el aceite de cocina usado, el sebo y el aceite de canola. “Llegamos a fines del mes pasado con valores tan bajos que quedó flotando la impresión de que el mercado ya no aprecia este producto, ni como alimento ni como fuente de energía”, estima este analista estadounidense.
Hultman se refiere a medidas tomadas por la Casa Blanca que disgustaron a quienes apostaban por el diesel verde, sobre todo las directrices restrictivas del gobierno federal para el uso de aceite de soja como materia prima para la producción de combustible de aviación sostenible (SAF), la nueva joya de la corona.
El aceite de soja está haciendo un movimiento similar al que se verificara tiempo atrás para el aceite de palma. Desde un punto de vista técnico, un cierre mensual del aceite de soja para la posición Agosto por encima de 50 centavos por libra o un cierre mensual del aceite de palma para la posición Septiembre por encima del equivalente a USD 898 por tonelada serían indicios de precios más altos en el futuro, perspectivas ciertamente alentadoras para todo el sector del aceite vegetal.