Carne vacuna: Los números con China no cierran

Brasil, Australia y Uruguay están corriéndose paulatinamente del mercado chino de carne vacuna, porque ofrece muy poco y porque los precios en Estados Unidos siguen subiendo y se han convertido en un verdadero imán para los países exportadores. A la Argentina este paso le cuesta; administra la cuota que tiene con el país del norte y fuera de ella debe pagar aranceles que le resultan casi prohibitivos.

China es el mercado consumidor de carne más grande del mundo. Y eso que la ingesta per cápita está por debajo de la que se registra en los países occidentales. Persiste la idea de que este panorama cambiará a medida que los crecientes niveles de ingresos hagan que la carne vacuna sea más asequible para los consumidores.

Sin embargo, Bloomberg advierte que por ahora el mercado chino de carne atraviesa una coyuntura poco alentadora. La afirmación en realidad confirma una tendencia que es conocida por todos aquellos vinculados con esta actividad, aunque agrega algunos detalles. En principio, el gobierno de este país ha presionado a los “ganaderos” para que aumenten la producción local mientras abre la puerta a más importaciones. Esta movida en un país que no vive su mejor momento económico, termina con una gran cantidad de carne almacenada en cámaras de frío, y precios locales en su nivel más bajo en muchos años.

La agencia da cuenta de que los valores mayoristas han caído un 18% desde el último pico el año pasado, a alrededor de 62 yuanes por kilo (8,53 dólares). En tanto, el precio de venta al por menor de la carne vacuna china sube hasta el equivalente a 10,02 dólares por kilogramo. Ahora gran parte de la cadena ganadera genera pérdidas y podría convertirse en una nueva carga para el Fisco, después de que el Ministerio de Agricultura hiciera referencia a subsidios y aporte de forraje para los ganaderos.

Las presiones deflacionarias obligan al gobierno chino a sostener distintos sectores ligados con el agro. Está obligado a evitar el quebranto de sus productores, estabilizar la producción y superar un período de pérdidas. Pero esto se vuelve más complicado en tanto no afloje la avalancha de carne extranjera.

Los datos indican que las importaciones de carne vacuna de China aumentaron un 23% en los primeros cinco meses del año, mientras Beijing se lanzaba a conceder más acceso a su mercado a otros países, sobre todo Brasil y Australia, aunque también se arrimaron España, Colombia y hasta la mismísima Bolivia. Solo en el mes de mayo China compró 30% más carne vacuna que en mayo de 2023.

A la hora del balance, las necesidades de carne vacuna en el gigante asiático rondan los 11 millones de toneladas, con una producción local de 7,5 millones de toneladas el año pasado, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). La diferencia se cubre con importaciones, el punto es que la lista de oferentes se agranda y los precios se pinchan inexorablemente. Ahora el USDA pronostica un aumento del 2,3% en la producción de este año, frente a un crecimiento de la demanda de sólo el 0,4%, aunque la brecha podría llegar a ser mayor dado el empeoramiento de las condiciones de la industria.

A este escenario se suma la crisis del sector lácteo, que está volcando cantidades crecientes de hacienda a la faena mensual. Es un problema adicional frente a una demanda de carne vacuna que se está desacelerando a medida que los hogares se ven obligados a racionar su gasto.

Los últimas proyecciones dadas a conocer por el USDA en su informe trimestral sobre el comercio mundial de carnes, reflejan para 2024 una demanda mundial récord de carne vacuna, explicada principalmente por un importante cambio de tendencia en las proyecciones chinas. El organismo modifica radicalmente sus guarismos pasando de mostrar una contracción de las importaciones en este país a posicionarse en un crecimiento anual que lo lleva a una cifra récord de compras de 3,9 millones de toneladas de carne vacuna. De este modo, en la comparación interanual, la demanda del gigante asiático pasaría de caer 127 mil toneladas anuales a crecer 323 mil toneladas este año.

De fondo persiste una idea definida sobre el futuro de este mercado. Una prestigiosa consultora estadunidense espera una importante demanda de carne en el mercado chino durante la próxima década. Considera que para captar una participación significativa en esta plaza, los exportadores deberían establecer estrategias de entrada que reflejen conocimientos sobre el consumo de carne en el gigante asiático.

En la medida en que los chinos reemplacen el cerdo por fuentes de proteínas consideradas de mayor calidad, los actores globales tendrán la oportunidad de colocar detrás de la Gran Muralla más ofertas premium, especialmente de carne vacuna. Sobre todo congelada, en tanto los consumidores chinos empiezan a privilegiar la comodidad de un restaurante.

Y siempre sin perder de vista el mercado emergente de productos cárnicos preparados, apuntando a los consumidores más jóvenes, especialmente aquellos que son adinerados. Trabajar en el canal online es otro punto clave. La consultora habla además de no despreciar la posibilidad de asociarse con actores locales. Puede ayudar a ingresar en este mercado con una inversión relativamente limitada.

Todo indica que estos avances deberán esperar por ahora. Bloomberg destaca que la carne vacuna es todavía una opción relativamente lujosa en China, y cuesta bastante más de lo que se paga la carne de cerdo, un producto con larga tradición de consumo entre los habitantes de este país.

Una misión argentina estuvo recientemente en Beijing. Fueron por el ingreso de nuestras menudencias a China, ya que se pierde mucho dinero como consecuencia del pasaje previo por Hong Kong. Por cierto, Uruguay ya está sacándole el jugo a este negocio.

China es hoy por hoy un mercado de volumen y bajos precios. Varios países exportadores están reduciendo su dependencia del gigante asiático. No es fácil hacerlo con los antecedentes de la Argentina, pero siempre es bueno intentarlo.