La fertilidad del suelo es el corazón de la agricultura productiva. Sin un suelo rico y equilibrado en nutrientes, los cultivos no pueden alcanzar su máximo potencial, lo que impacta directamente en la producción agrícola.
La reciente presentación de la edición 2024 del Mapa de Nutrientes de las regiones del NOA y NEA por parte de un equipo de especialistas del INTA y Fertilizar A.C. ha puesto de relieve la importancia de conocer a fondo el estado de nuestros suelos para optimizar las prácticas agrícolas y potenciar el rendimiento de los cultivos.
¿Qué es la fertilidad del suelo?
La fertilidad del suelo se refiere a la capacidad del suelo para proporcionar los nutrientes esenciales que las plantas necesitan para crecer y desarrollarse. Estos nutrientes incluyen macro, meso y micronutrientes, tales como nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), cinc (Zn) y boro (B). Cada uno de estos elementos juega un papel crucial en diversos procesos metabólicos de las plantas.
Un suelo fértil no solo contiene estos nutrientes en cantidades adecuadas, sino que también tiene una estructura física y química que facilita su disponibilidad para las plantas. Factores como el pH, la materia orgánica y la capacidad de intercambio catiónico son determinantes para su fertilidad.
Factores que influyen en la salud del suelo
El contenido de materia orgánica es fundamental para la salud del suelo. La materia orgánica mejora la estructura del suelo, incrementa la retención de agua y nutrientes, y fomenta la actividad biológica. Según el estudio del INTA y Fertilizar A.C., la materia orgánica en las regiones del NOA y NEA ha disminuido entre un 14% y un 35% en comparación con los suelos prístinos. Esta reducción aumenta la susceptibilidad del suelo a la erosión y disminuye la disponibilidad de nitrógeno y azufre, impactando negativamente en la producción agrícola.
El pH del suelo, que mide la acidez o alcalinidad, es otro factor crítico. Afecta específicamente la disponibilidad de los nutrientes de las plantas, mediante el control de las formas químicas de los nutrientes. Un pH fuera del rango óptimo (generalmente entre 6 y 7 para la mayoría de los cultivos) puede afectar la disponibilidad de nutrientes, con diversos efectos negativos en las plantas.
Por ejemplo, un pH alto puede incrementar las deficiencias de micronutrientes como hierro y cinc, mientras que un pH bajo puede limitar la disponibilidad de fósforo. El estudio destacó que la disponibilidad de fósforo en las regiones del NOA y NEA se redujo entre un 15% y un 62% en comparación con suelos prístinos.
Herramientas para la gestión eficiente
El Mapa de Nutrientes de las regiones del NOA y NEA es una herramienta invaluable para los agricultores. Este mapa, basado en el análisis de 349 sitios seleccionados en una grilla de 25 por 25 kilómetros, proporciona información detallada sobre la concentración de macro y micronutrientes, pH y materia orgánica en el suelo.
Con esta información, los agricultores pueden ajustar sus prácticas de fertilización y manejo del suelo para satisfacer las necesidades específicas de sus cultivos.
Roberto Rotondaro, presidente de Fertilizar A.C., destacó la importancia de estos mapas para identificar zonas con posibles deficiencias de nutrientes. Al combinarlos con muestreos de suelo específicos, se pueden realizar diagnósticos precisos y determinar qué nutrientes están limitando la producción en cada lote.
Estrategias para mantener la productividad del suelo
Diversas prácticas tienen la capacidad para mantener la productividad y la salud del suelo: a partir de los resultados del estudio, Hernán Sainz Rozas del INTA Balcarce recomienda aumentar el ingreso de carbono al suelo mediante prácticas como la intensificación de las secuencias de cultivo, el uso de cultivos de cobertura y la inclusión de pasturas. Y advierte que es crucial monitorear constantemente el pH del suelo, ya que, como vimos, es un factor clave en la disponibilidad de nutrientes.
Además de la mencionada reducción en la disponibilidad de fósforo, el estudio reveló que la disponibilidad de potasio se redujo entre un 6% y un 33%, la de calcio entre un 1% y un 15%, y la de magnesio entre un 3% y un 20% en comparación con suelos prístinos. Los micronutrientes cinc y boro fueron los más afectados, con reducciones de hasta un 79% y un 61% respectivamente. En cuanto al hierro, el área central de Santiago del Estero mostró suelos con valores que podrían ser deficitarios, lo que indica la necesidad de una atención especial en esta región.
Futuro prometedor para los suelos en Argentina
Luego de seis años desde su última edición, el INTA y Fertilizar A.C. iniciarán un nuevo relevamiento de los suelos de la región pampeana. Los resultados, comparables con el periodo 2011-2018, serán esenciales para analizar la evolución de la fertilidad del suelo y construir un Mapa de Nutrientes de la Región Productiva Argentina. Este esfuerzo contribuirá a la adopción de prácticas agrícolas más eficientes y sostenibles en todo el país.
Conocer el estado de fertilidad del suelo es fundamental para la toma de decisiones estratégicas en la agricultura. Herramientas como el Mapa de Nutrientes permiten a los agricultores optimizar sus prácticas de manejo del suelo y fertilización, asegurando una producción agrícola sostenible y rentable.
FUENTE: Inta