Un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario ha señalado que el invierno de 2024 se perfila para ser el segundo más frío de los últimos 60 años en Argentina. Este hecho tiene importantes implicancias para el sector agrícola, especialmente para el cultivo de trigo y maíz en la región núcleo.
Con un alto grado de probabilidad, los pronósticos prevén para lo que queda de este invierno, que las temperaturas extremadamente bajas persistan durante la mayor parte de la estación en una amplia cobertura territorial. Este invierno podría superar las anomalías negativas de todo el invierno del 2007 y terminar siendo el segundo más frío de la historia documentada en Argentina (últimos 60 años), luego del récord de 1984. En ese contexto, las temperaturas mínimas se mantendrían por debajo de los cero grados hasta el 16 de julio, después de lo cual se espera un ascenso gradual, indica el informe.
Este panorama invernal, con sus bajas temperaturas persistentes, presenta tanto desafíos como oportunidades para el sector agrícola. Las bajas temperaturas podrían tener un efecto positivo en la reducción de plagas, aunque el impacto en los cultivos ya está siendo notable. Será crucial monitorear las condiciones climáticas y las necesidades de riego para minimizar los daños y optimizar la producción en lo que resta del invierno.
El trigo ya muestra los primeros daños por las heladas
Ya se están observando los primeros daños en el trigo debido a las heladas, con pérdidas de plántulas en varias áreas. La susceptibilidad de las variedades y las condiciones específicas de cada zona agravan estos daños. Las temperaturas mínimas se han mantenido extremadamente bajas, registrándose valores entre -2 y -7,5°C en áreas del norte de Buenos Aires, el sudeste de Córdoba y el sur de Santa Fe. En Chacabuco, se registró la temperatura más baja con -7,8°C.
El informe menciona que las bajas temperaturas han retardado el crecimiento de las plántulas, especialmente en los lotes sembrados con humedad escasa. En regiones como Bigand y María Susana, en Santa Fe, se reportaron sectores de lotes con semillas sin germinar debido a la falta de humedad y al impacto de las heladas. Para mitigar estos efectos, se necesita una precipitación de entre 10 a 15 mm para reducir el impacto de las heladas y favorecer el desarrollo del cultivo.
Maíz: el frío podría ayudar a controlar la chicharrita
En cuanto al maíz, el invierno frío podría ayudar a controlar la población de la plaga de la chicharrita del maíz, que no resiste temperaturas por debajo de los 4°C. Esto es crucial, señala el informe, ya que el ataque de esta plaga redujo los rindes del maíz tardío 2023/24 en un 30% en la región núcleo, con muchos lotes considerados perdidos. La superficie destinada a estos cultivos representó el 35% del maíz total.
Las proyecciones iniciales para el ciclo 2024/25 reflejan una disminución del 15% en la superficie sembrada, con una reducción de 300.000 hectáreas. La caída estaría dada por el temor a ataques de la plaga en las siembras tardías y de segunda. Hasta el momento, estas siembras quedarían prácticamente descartadas para el próximo ciclo. Por ello es muy importante que las bajas temperaturas de estos días actúen y reduzcan la población de esta plaga. La chicharrita del maíz no resiste temperaturas menores de 4°C. Desde que comenzó julio, los valores mínimos estuvieron por debajo de ese registro. De esta manera, el frío de julio podría suavizar la caída del área maicera 2024/25.