La Bolsa de Cereales de Rosario (BCR) advierte algo que de todos modos se sospechaba. Teniendo en cuenta la inflación acumulada desde fines del año pasado, el poder de compra de una tonelada por trigo se redujo a la mitad entre diciembre (plena presión de cosecha) y la actualidad.
Después de idas y vueltas el cereal ha retomado la mala senda. Los valores para Diciembre 24 han caído nuevamente en niveles nada estimulantes, para llegar a ajustar incluso en USD 215-217/t, muy lejos de las cotizaciones que entusiasmaron a los productores a fines de mayo pasado. El disponible siguió una tónica igualmente negativa en pesos constantes. Los umbrales actuales se hallan en los límites razonables para obtener cierta rentabilidad, ni que hablar en un planteo bajo arriendo.
Las razones de este disgusto devienen del escenario internacional, y no están del todo claras. El castigo al trigo parece exagerado. El duro de Kansas ha perdido al menos USD 60 desde el 28 de mayo pasado, algo más de lo que dejó en el camino el soft de Chicago en el mismo periodo. En tanto, el trigo francés resignó 47 euros en ese lapso.
La baja se dio a pesar de que SovEcon, la consultora rusa de mayor alcance, proyecta que este país exportará 46,1 millones de toneladas de la cosecha 2024/25, frente a 52,2 millones de toneladas en 2023/24. Los envíos de Ucrania se estiman en 13,6 millones de toneladas, versus 18,2 millones de toneladas en la temporada previa. Esto supone una caída combinada de 10,7 millones de toneladas.
El comienzo de semana no pudo ser peor en Chicago y en Kansas, con fuertes bajas en ambos casos. Se habla de presión de cosecha en Estados Unidos, pero ya se ha superado el 60% de la superficie sembrada y el efecto psicológico de una mayor oferta llegando a los silos debería estar aflojando. Los mejores analistas coinciden en que el mercado parece estar ignorando en gran medida la menor competencia del Mar Negro que se espera para la campaña 2024/25.
En medio de este escenario, la BCR destaca que las exportaciones argentinas de trigo 2023/24 son las más bajas en varias campañas en relación a los suministros disponibles, al tiempo que la comercialización permanece estancada. Sin perder de vista las contingencias climáticas toleradas por el cultivo, los 6 millones de toneladas despachados a la fecha configuran el número es el más bajo a julio desde el ciclo 2014/15, sin contar la campaña 2022/23. La estadística indica asimismo que a esta altura de la temporada alrededor del 45% de la oferta total tiende a exportarse, mientras que en este caso no se supera el 31%. Las compras por parte de la industria corren completamente en línea con el promedio en términos absolutos y representan actualmente 17% de la oferta total.
Los datos señalan hasta acá un avance relativamente más lento en las compras totales de la campaña 2023/24, casi 20 puntos porcentuales por detrás del promedio en términos relativos. En este sentido, tras un gran volumen al comienzo de la campaña comercial, el tonelaje negociado perdió dinamismo y no es tan claro cómo avanzará en los próximos meses.
Para el trigo 2024/25 la historia es distinta. Las muy buenas cotizaciones de mayo y la primera parte de junio incentivaron las ventas anticipadas del cereal. Durante los últimos sesenta días se comprometieran 2 millones de toneladas de este trigo, un 20% por encima de la media en términos absolutos para el período bajo análisis y en línea con el promedio en términos relativos a la oferta total proyectada. Claramente, quien adoptó este temperamento ha acertado con la estrategia.
La BCR consigna que aún quedan 7,5 millones de toneladas disponibles de la campaña 2023/24 para comprometer, ya que el 46% de la oferta total aún no ha fijado precios. Mientras la industria mantiene firme su demanda, un eventual repunte del ritmo comercial provendría del lado de la exportación, aunque el panorama global bajista no es alentador. A pesar de que el sector exportador explica el 99% de las compras de trigo 2024/25 hasta ahora, aún no se han registrado nuevas Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior para esa campaña.
En cuanto a la evolución de los lotes, la siembra triguera en la región núcleo avanzó un 95%, escapando al escenario seco del invierno. Sin embargo, esto implica que hay hectáreas pendientes y la necesidad de agua empieza a sentirse en los niveles superficiales del suelo. Los pronósticos no albergan mayores esperanzas, el menos hasta mediados de mes, lo cual pone en duda la suerte de unas 60 mil hectáreas que han quedado sin recibir la semilla del cereal.
Hay tiempo hasta fin de mes, pero los agrónomos que trabajan en la zona consideran que se dará por cerrada la ventana el próximo 20 de julio. Coinciden asimismo en que no se agregarían nuevos lotes de ciclos cortos a la intención, ni aún lloviendo. Lo que quede sin sembrar con trigo pasaría a soja de primera.
GEA destaca que los lotes de trigo implantados en la zona núcleo están naciendo en muy buenas condiciones, si bien se empieza a evidenciar la prolongada ausencia de lluvias, tanto para los recién sembrados como para aquellos que empiezan a macollar.
A nivel nacional, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires da cuenta de la implantación del 85,3% de la superficie proyectada en 6,3 millones de hectáreas. Ahora la siembra se halla demorada debido a la condición de humedad superficial, escasa en el centro y norte del área agrícola argentina, y con excesos en el sur.