Ninguna novedad si decimos que Dalbulus maidis, responsable de transmitir los patógenos que generan el achaparramiento del maíz, se ha convertido en un problema serio para la evolución del cultivo en nuestro país, especialmente cuando se lo siembra de manera tardía.
En este preciso momento hay un ejército de genetistas, entomólogos y especialistas en el manejo de químicos que buscan paliativos para la situación, sobre todo porque la siembra 2024/25 del cereal no está tan lejos y hay que ofrecerle soluciones al productor antes de que decida recortar severamente el área con este cereal fundamental para la salud del suelo.
Desde luego el primer paso es contar con híbridos de buen comportamiento ante la plaga, que de hecho existen en el caso de los materiales tropicales pero son bastante más difíciles de hallar entre aquellos pensados para ambientes templados.
Una opción que está dando vueltas es terminar directamente con el vector. Para eso el primer paso radica en evitar los puentes verdes de maíz, es decir, eliminando el guacho. Tiene como inconveniente que debe realizarse al unísono en una región, las actitudes aisladas no sirven.
Otra alternativa pasa por el control químico de este hemíptero, una movida que a ciencia cierta está envuelta en algunas polémicas. Quienes tienen experiencia en el tema son los productores e investigadores brasileños. Precisamente Eduardo Perkovski Machado, Emily Vieira Souza, Gabriel Silva Dias, Matheus Gerage Sacilotto y Celso Omoto han generado un paper en que se preguntan si la resistencia a los insecticidas es un factor que contribuye a los crecientes problemas de Dalbulus maidis en Brasil.
La plaga es un dolor de cabeza no menor en el vecino país. Si bien el control químico ha sido tradicionalmente la piedra angular del manejo de Dalbulus, se han informado fallas en el trabajo de algunos insecticidas. Para comprender si esos fracasos se deben a la resistencia, estos profesionales utilizaron 11 poblaciones de D. maidis obtenidas a campo durante las temporadas agrícolas 2021 y 2022 para evaluar la susceptibilidad a los principales insecticidas.
Lo hicieron mediante bioensayos de concentración-mortalidad, y además emplearon bioensayos de concentración de diagnóstico y aspersiones foliares a las dosis recomendadas en la etiqueta en 8 a 10 poblaciones recolectadas durante las temporadas de cultivo 2022 y 2023. Este estudio representa el primer monitoreo de susceptibilidad a gran escala de D. maidis a insecticidas, y se considera que los resultados contribuirán a la toma de decisiones respecto del manejo de esta plaga.
Los investigadores mencionados hallaron alta susceptibilidad de Dalbulus al methomyl, carbosulfán y acefato en bioensayos de concentración-mortalidad en todas las poblaciones analizadas con un índice de resistencia (RR) basado en DL50 menor 10 veces, excepto en una población del estado de Bahía que mostró una susceptibilidad bastante acotada al metomilo (RR=17,5).
Por otro lado, todas las poblaciones exhibieron una susceptibilidad reducida a bifenthrin, acetamiprid e imidacloprid, con un RR en un rango desde 90 hasta 2000 veces. Esta respuesta deslucida de los insecticidas neonicotinoides y piretroides ante la plaga se confirmó aún más en concentraciones de diagnóstico basadas en DL99 de la cepa susceptible, con tasas de supervivencia mayores al 20 %, y en aplicaciones foliares con tasas de mortalidad menores al 80 %. Por el contrario, la mayoría de las poblaciones expuestas al acefato y al carbosulfán exhibieron bajas tasas de supervivencia en concentraciones diagnósticas (menores al 5%) y altas tasas de mortalidad en aspersiones foliares (por encima del 80%).
Diego Pérez, asesor CREA del sur de Santa Fe, tomó como base este trabajo para afirmar que es probable que las aplicaciones para control de Dalbulus tengan vida corta, lo cual configura un escenario preocupante. El profesional destaca que hasta hace unos días los maíces guachos seguían apareciendo en virtud de los niveles de humedad y temperatura imperantes en la región. Recién a fines de este mes se pronostican heladas para la zona.
Si bien las condiciones ambientales no son estrictamente las mismas y es difícil asegurar que la plaga local tiene idénticas características y comportamiento al del hemíptero brasileño, todos los datos científicamente obtenidos sirven como antecedente en una circunstancia como la que atravesamos.