Atravesamos un período en el que “las principales economías mundiales desarrollan políticas de autoabastecimiento en sectores estratégicos, como el agroalimentario, y se observa un resurgimiento del proteccionismo”, señala un informe elaborado por la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI).
Agrega que, además, “el comercio y las inversiones se ven fuertemente influenciadas por las afinidades geopolíticas”, por lo que el acuerdo entre el Mercosur y la UE “cobra una especial relevancia” para la estrategia de inserción internacional de la Argentina.
La génesis del acuerdo
El 28 de junio de 2019, el Mercosur y la Unión Europea anunciaron un “principio de acuerdo” después de 20 años de negociaciones. No refería sólo un tratado de libre comercio, sino que se lo anunció como un acuerdo de asociación “amplio y ambicioso”, basado en 3 pilares:
- Comercial: que incluye temas como bienes, servicios, propiedad intelectual, compras gubernamentales, empresas del Estado, entre otros
- Político: que establece canales permanentes de diálogo político para fortalecer las relaciones birregionales
- De cooperación: que consagra una serie de pautas programáticas sobre cooperación y comercio, con la finalidad de aumentar y diversificar los intercambios entre los dos bloques, haciendo foco en las PyMEs
Cronología de las negociaciones
- Durante el segundo semestre de 2019 se inició el proceso de revisión legal de los textos, como paso formal previo a la firma del acuerdo
- En marzo de 2020 irrumpió la pandemia del COVID-19 y se detuvieron todos los intercambios
- Una vez controlada la pandemia, “no hubo voluntad política de ninguno de los 2 bloques de avanzar con determinación hacia la firma del acuerdo”, puntualiza el informe de la Fundación INAI
- A comienzos del 2023 se relanzaron los contactos formales con la intención de concluir el acuerdo a fin de ese año
- A mediados de 2023 la U.E. presentó un nuevo documento en materia de sostenibilidad y como contrapartida, el Mercosur solicitó ajustes en materia compras públicas y acceso a mercados
- En marzo de 2024 “se volvieron a frenar las negociaciones, esta vez por cuestiones internas en la Unión Europea, como las elecciones de los europarlamentarios, la renovación de la Comisión Europea y los reclamos del sector agrícola
Acuerdo es “estratégico” para la Argentina
El informe de la Fundación INAI puntualiza que, “la nueva conducción de a partir de la gestión de Javier Milei al frente del gobierno nacional, “la Cancillería Argentina ha sido muy clara, tanto con los socios del Mercosur como con la UE, calificando a estas negociaciones como un tema absolutamente estratégico en la política de inserción internacional de nuestro país”.
El documento subraya que esta definición es “fundamental, pero no suficiente, dado que para que el proceso negociador concluya, se requiere voluntad política y señales claras de las dos partes”. En ese marco, el análisis elaborado por la Fundación INAI señala que “la negociación podría retomar ímpetu en la agenda económica externa de nuestro país, por lo que es importante volver a analizar los principales elementos incluidos en el acuerdo de 2019 en función del contexto de comercio internacional actual”.
Cuáles son los beneficios “vigentes” del acuerdo
Para la Fundación INAI, el “principio de acuerdo” cerrado en 2019 “tenía múltiples beneficios para el Mercosur, que se mantienen en 2024″, tales como:
1-oportunidades de negocios relacionadas con la dimensión del socio, dado que la UE es la tercera economía mundial (detrás de EEUU y China) y gracias a sus US$ 16.600 billones, representa el 15% del PBI mundial. Cuenta con un fuerte mercado interno, ya que sus 450 millones de habitantes tienen un ingreso per cápita promedio de US$ 40.000 anuales. Además, es el principal inversor mundial (con un 30% del stock global), el segundo importador mundial de bienes (con el 16% de las importaciones totales) y cuenta con 42 acuerdos comerciales en vigencia.
2-dinamizar el Mercosur, permite la modernización de los marcos regulatorios e institucionales, y permite la inserción argentina en cadenas de valor, aumentando las posibilidades de ser receptores de inversiones, detalla el análisis de la Fundación INAI.
3- oportunidades para la agroindustria argentina. Cada año la U.E. importa más de € 130.000 millones en este sector, siendo el principal destino de nuestro país. No obstante ello, la participación relativa de Argentina hoy, es de sólo un 6% del total importado por el bloque comunitario europeo. El análisis subraya que este guarismo “podría crecer sustancialmente si se igualaran las condiciones de ingreso con otros competidores que ya cuentan con acuerdos comerciales con la UE, como Canadá, México, Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica o Ucrania”.
Vale recordar que en el “principio de acuerdo” de 2019, la UE acepta otorgar beneficios arancelarios al 99% de las exportaciones agroindustriales del Mercosur al bloque comunitario europeo, las cuales se ven gravadas actualmente por con un arancel NMF promedio del 11,4%.
El 99% que señala la Fundación INAI en su análisis se explica a partir de que la U.E. desgravaría totalmente sus aranceles para el 84% de las exportaciones argentinas (70% a partir de la entrada en vigor del acuerdo, y el restante 14% en un período de entre 4 y 10 años) y el otro 15% se beneficiará con cuotas o preferencias arancelarias.
En la actualidad, con el régimen arancelario vigente de la U.E., se exportan a este destino clave para productos agroindustriales de la Argentina: harina de soja, carne bovina, productos de la pesca, frutas y vinos, entre otros.
Una mirada estratégica sobre el acuerdo
Desde la Fundación Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales reconocen que “tras 20 años de negociaciones con avances, estancamientos y ha habido un desgaste en el diálogo entre los bloques”, a lo que se suma que “la ventana de oportunidad del 2024 será muy compleja de aprovechar, dado que subsisten sectores reacios a la competencia que se oponen al acuerdo”.
Sin embargo, subrayan que a los “beneficios” acordados en 2010, hoy “se suman otros (comerciales y sistémicos), que requieren una mirada estratégica. Algunas de esas nuevas oportunidades se basan en que:
1- a partir de la pandemia del COVID-19 y de los conflictos geopolíticos que atraviesa el mundo se observan disrupciones en las cadenas globales de valor, y la reorientación de los flujos de comercio e inversiones hacia países con mayor afinidad geopolítica, por lo que el acuerdo Mercosur - U.E. podría mejorar las exportaciones de Argentina al principal destino externo de nuestros productos agroindustriales.
2- el Pacto Verde configura un nuevo escenario que condiciona el acceso al mercado europeo. Nuevas exigencias en materia de desforestación, residuos de plaguicidas y carbono (entre otros temas) representan una oportunidad para nuestras exportaciones, a partir de la sostenibilidad del sistema productivo argentino.