La secuencia ideal se vuelve a complicar

El achaparramiento del maíz llevaría a un crecimiento del área con soja y las gramíneas quedarían nuevamente en desventaja dentro de la rotación. Es de desear que este escenario tenga poca vida

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Ante los problemas sanitarios que castigan al maíz, la soja volvería a predominar en los esquemas de cultivo (Revista Chacra)
Ante los problemas sanitarios que castigan al maíz, la soja volvería a predominar en los esquemas de cultivo (Revista Chacra)

La historia es conocida y sirvió para alimentar a quienes sesgadamente buscan datos para cuestionar al sector agropecuario. Sin ir más lejos, fue uno de los fundamentos que utilizó el exministro de Economía Martín Lousteau y el gobierno de entonces para intentar implementar una medida que puso en pie de guerra al campo: la nada feliz Resolución 125 sobre retenciones móviles. Aunque las intenciones eran otras, el abrumador predominio de la soja por aquellos días les resultó la excusa perfecta para intentar meter la mano en el bolsillo del agro.

Muchos años después la oleaginosa vuelve a avanzar sobre las gramíneas en la conformación de la rotación. No se confunda. Nadie mejor que el agroempresario argentino para manejar una secuencia de cultivos en que el aporte de rastrojos de alta relación carbono/nitrógeno contribuya al sostenimiento del suelo. Estos principios no han cambiado en absoluto, lo que vemos es otro de los coletazos del accionar del tándem chicharrita/Spiroplasma. Muchos productores van a evitar correr riesgos con el maíz, y la soja es la opción más potable para cubrir buena parte de la superficie que esta vez no de destinará al cereal.

Para la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) vamos rumbo a una relación soja/gramíneas que podría ser la más alta de las últimas 6 campañas. La entidad estima que por cada lote destinado a trigo y maíz en la zona núcleo se sembrarían 1,7 de soja en 2024/25. Desde luego contrasta con la fuerte apuesta que se venía haciendo, que determinó que el área maicera mantuviera un crecimiento sostenido en los últimos años.

El área con trigo crecerá en 2024/25, pero no alcanzará para compensar el menor aporte de carbono por parte de un maíz en retirada (Revista Chacra)
El área con trigo crecerá en 2024/25, pero no alcanzará para compensar el menor aporte de carbono por parte de un maíz en retirada (Revista Chacra)

Iríamos de tal modo de un 30% de crecimiento de la superficie de maíz durante la campaña 2023/24 -casi 2 millones de hectáreas sembradas-, a un escenario donde en principio la zona núcleo perdería unas 300.000 hectáreas en el ciclo 2024/25; se trata de una disminución interanual del 15%.El panorama sería mucho más complicado en provincias como Córdoba, donde el maíz se había hecho muy fuerte.

La BCR destaca que más allá de que el trigo moderaría el impacto –el área crecería un 15% en esta parte del país-, las gramíneas perderán terreno. Y la soja de primera en los sondeos iniciales muestra una suba para la zona núcleo del 7%, aunque no se descarta que termine siendo mayor el pasaje a la oleaginosa.

Los testimonios recogidos por la entidad rosarina hablar de un maíz tardío en retirada en el centro-sur de Santa Fe. “La superficie de este cultivo caerá por completo, y habrá una reducción del 30% en el área de maíz temprano. En la zona de Villa Cañas (sur santafecino) y Arribeños (norte bonaerense), el maíz tardío está descartado de la planificación. Solo se hará temprano y se espera una reducción de entre un 10 y un 15%”.

El mismo relevamiento plantea un crecimiento de la soja en la región, capturando buena parte del área que dejará el maíz. En El Trébol y Carlos Pellegrini proyectan un aumento de área de soja de primera de entre 30% y 10% respectivamente en comparación con el año pasado. En Bigand habría un 20% más. En General Pinto, noroeste de Buenos Aires, también indican aumentos en la superficie con la oleaginosa. Se trata de un fenómeno generalizado en casi toda la Región Pampeana. El cambio no será gratuito, pero tampoco tendrá efectos extremos en tanto y en cuanto puede revertirse en una o dos temporadas.

Se considera que la cantidad de residuos restituida al suelo es el factor que, a igualdad de condiciones generales de manejo, tiene el mayor efecto sobre la dinámica de la materia orgánica (MO). Una presencia significativa en la rotación de un cultivo con gran volumen de rastrojo hace que la tasa de caída del contenido de MO sea menos abrupta o que inclusive pueda anularse.

El maíz está en esa lista. Contribuye a diversificar el planteo y su aporte es clave en la sustentabilidad del sistema, a través de un residuo de cosecha voluminoso que aporta positivamente al balance de MO, al tiempo que mejora la eficiencia en el uso del agua y el rinde de los restantes cultivos en el esquema. Es un reaseguro de mayor rentabilidad en el largo plazo.

El sorgo multiplicará su superficie, pero no en una magnitud como para compensar la menor presencia del maíz en los esquemas (Revista Chacra)
El sorgo multiplicará su superficie, pero no en una magnitud como para compensar la menor presencia del maíz en los esquemas (Revista Chacra)

Aplicando una dosis de optimismo sobre el tema, necesariamente hay que pensar que tal como ha ocurrido con otras plagas, la chicharrita pasará a ser solo un mal recuerdo para la región central del país en unos años, y el maíz, pilar de toda rotación que apunte a preservar el lote, volverá por sus fueros y reconquistará la superficie perdida.

Eso sí, definitivamente no será esta campaña. Profesionales que trabajan en la región núcleo y en el norte del país advierten que “en Chaco, en este momento, hay chicharrita activa poniendo huevos y esto puede repercutir en setiembre”. La batalla en su máxima expresión.

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