En unos meses más se iniciará en la Argentina una de las campañas de maíz más desafiantes que se tenga recuerdo, después de que el tándem chicharrita/Spiroplasma causara estragos de norte a sur en nuestro país, pero muy especialmente en la región central, conocida en el planeta granario global como una fuente clave para el balance de oferta de los principales exportadores de este grano.
La sensación es que el maíz tardío sufrirá un golpe importante en términos de área sembrada. Si bien quienes ofrecen genética vegetal en nuestro país se van reponiendo del golpe inicial y encuentran materiales que podrían funcionar a resguardo de la plaga, “el que se quema con leche” en general prefiere evitar nuevos disgustos.
Y el golpe inicial lo dio la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCC). La entidad anticipó que en la provincia mediterránea se sembrarían 900 mil hectáreas menos de maíz en la próxima campaña. A partir de información provista por colaboradores DIA durante mayo, y aún con incertidumbre respecto de las estrategias de control de la chicharrita, se realizó la primera estimación de superficie para la próxima campaña estival 2024/25. Según la misma, se destinarían al cultivo unos 2,2 millones de hectáreas de maíz, 30 % menos que durante la temporada 2023/24, la menor superficie en 8 años.
Tanto soja como sorgo serían los beneficiarios del mal paso del maíz en 2023/24. En cuanto a la oleaginosa, la superficie aumentaría en Córdoba un 22 %, para redondear unos 5 millones de hectáreas, mientras que el sorgo ocuparía 104 mil hectáreas, un 37 % más que la campaña actual. Respecto del maní y el girasol, se calcula que la superficie no variará significativamente.
El análisis de la distribución espacial de intención de siembra de maíz para la campaña 2024/25 realizado por los especialistas de la BCC, evidencia que los departamentos con la caída más significativa en la superficie de este cultivo se concentran en la región centro-norte de la provincia. Esta zona coincide con una mayor proporción de superficie sembrada con maíz tardío en la campaña 2023/24 y es a su vez donde se reportaron los más altos porcentajes de lotes afectados por el complejo del achaparramiento.
Según colaboradores DIA, el principal motivo que condiciona la intención de sembrar el cereal, es precisamente el impacto de esta dolencia en la campaña en curso. Frente a la incertidumbre asociada a este contexto sanitario, se presenta como posible mejor alternativa destinar parte de los lotes de maíz a la siembra de soja y de sorgo, esta última limitada por la disponibilidad de semillas. Otros factores que influyen en la decisión de siembra de maíz son el precio y la rentabilidad esperada del cultivo, seguido del pronóstico climático.
Seguramente llegarán más noticias como esta a medida que se releven las intenciones de siembra de otras regiones productivas. La reflexión es obligada: ¿estamos ante una gran oportunidad para aquel que se anime a arriesgar con el cultivo en un contexto futuro de menor oferta del cereal?
Dicho de otro modo, quien siguió las instrucciones respecto de evitar puentes verdes –maíz guacho- para la plaga y además ha detectado un material genético con aceptable tolerancia a Dalbulus puede encontrarse en el futuro con producción de maíz propio en un mercado con oferta apretada. Es cierto, necesita relevar su barrio; si solo él ha adoptado prácticas de manejo tendientes a limitar el accionar de este enemigo sorprendente, difícilmente pueda evitar salir mal parado.
La campaña 2023/24 muestra hasta acá un mercado local sostenido, con exportadores saliendo a buscar maíz ya que tienen demasiados compromisos que atender para el volumen que han comprado hasta acá, y saben que no habrá cereal de sobra. El dato definitivo de producción sigue siendo un enigma; aún falta levantar algo más de la mitad del maíz, la mayoría tardío. Los stocks finales deberían recortarse en buena medida y condenarán a la temporada 2024/25 a dar los primeros pasos con un respaldo mermado.
Habrá que poner todos estos ingredientes en la balanza y decidir el rumbo, pero todo indica que, aun con el peligro que representa enfrentar un nuevo golpe por parte de la chicharrita, el maíz merece una cuota de riesgo empresario.