Hace muchos meses que se habla de la llegada de La Niña a partir de nuestro invierno, incluso las primeras proyecciones de los modelos climáticos señalaban un fenómeno complicado, duro de digerir. Hay que decir en principio que no todas las entidades dedicadas a esta ciencia en Estados Unidos, Europa y Australia coinciden estrictamente en su apreciación sobre este punto.
Ahora WXRISK Grain Weather, una empresa especializada en meteorología ligada a la actividad agrícola, con sede en Virginia, Estados Unidas, siembra de dudas el futuro del fenómeno climático. Subraya que el último corrimiento del modelo europeo en los primeros días de este mes para la región ENOS 3.4, una zona crítica para determinar si el Pacífico ecuatorial proyecta condiciones de La Niña a partir de nuestro próximo invierno, tiene cambios marcados respecto de los corrimientos de mayo.
Dado que estos últimos habían hallado un escenario ligeramente más frío que el proyectado en abril, existía la sospecha de que el corrimiento de junio iba a seguir la misma tendencia. Nada de eso ocurrió. De hecho, la nueva versión del modelo climático europeo del 5 de junio pasado es aún más frágil y menos favorable para el desarrollo de cualquier tipo de Niña, incluso uno débil. El corrimiento de mayo planteaba una Niña asomando la cabeza a partir de noviembre, el de junio indicaría que no tendremos Niña por este año al menos”. Tomando palabra por palabra, el modelo no muestra condiciones de La Niña durante el otoño e invierno de Estados Unidos (nuestra primavera y verano). Además, esta es la tercera o cuarta edición consecutiva en la que el modelo climático europeo se ha negado a ponerse a la par de otros modelos climáticos y mostrar una Niña moderada o fuerte”.
De todos modos hay que decir que la mayoría de los modelos climáticos de los últimos tres o cuatro ciclos han reducido significativamente el desarrollo de La Niña y su intensidad. Como mínimo, el evento se está presentando más débil de lo pronosticado inicialmente en febrero y marzo.
De hecho hace un mes la meteoróloga brasileña Paola Bueno advertía que el impacto de La Niña podía ser mucho menos intenso de lo que se estaba calculando, y que sus efectos recién comenzarían a sentirse hacia fines de año o comienzo de 2025. “Anteriormente, muchos modelos ubicaban una Niña fuerte en la segunda mitad de 2024, sin embargo, con cada actualización, hemos observado que los modelos han reducido la intensidad del evento. El corrimiento del modelo CFSv2 del 6 de mayo, muestra un pronóstico menos impactante en relación con las temperaturas en la región del Niño3.4. Y hay otros resultados que también sugieren que La Niña será de intensidad débil a moderada”.
Por supuesto, de confirmarse una tendencia como esta cambiaría radicalmente la estrategia del productor argentino, y debería tornarse mucho menos defensiva. En cuanto a Estados Unidos si esto es correcto y ENOS se mantiene neutral durante todo el verano (hasta el próximo septiembre), se reducirían significativamente las posibilidades de condiciones cálidas y secas en el Medio Oeste, las Llanuras Orientales y el Delta. Y aumentaría en gran medida las chances de tener un invierno normal en el centro y el este del país en 2024/25.
De hecho, las proyecciones de precipitaciones del nuevo modelo climático europeo para las principales zonas cerealeras de Estados Unidos son más húmedas que las anteriores y muestran grandes áreas de precipitaciones normales o superiores a lo normal en todo el corazón del Medio Oeste y las Planicies del norte para junio, julio y agosto. Es una cuestión clave para los mercados.
De concretarse las proyecciones mencionadas también tendrán implicancias significativas para otras regiones del mundo; Australia y la India ya no deberían considerar lluvias en abundancia, lo mismo que las regiones productoras de palma en el sudeste asiático.
“En el caso de que el modelo europeo acierte y resulte que no habrá una Niña en el verano-otoño de Estados Unidos (nuestro invierno-primavera) y el pronóstico de consenso que nos trajo hasta aquí resulte incorrecto, tenga en cuenta que equivocarse en ciencia no es un defecto per se y no obedece a conspiración alguna”, concluyen los especialistas de WXRISK..