En el corazón del Delta del Paraná, un grupo de familias productoras ha encontrado una forma innovadora y sostenible de cultivar hongos, tanto comestibles como medicinales.
Este proyecto, liderado por la Agencia de Extensión Rural de INTA Delta Frontal, lleva más de una década promoviendo prácticas agroecológicas que no solo respetan el ambiente, sino que también buscan mejorar la calidad de vida de las comunidades locales.
Simplemente esenciales
¿Habrá algo más rico que una pasta con salsa de hongos? ¿O una risotto al fungui? Pertenecientes a su propio reino (el Fungi), estos cuerpos fructíferos son anhelados a nivel mundial, no solo por su sabor, sino también por sus aportes nutricionales: son ricos en proteínas, vitaminas y minerales.
Su sabiduría milenaria cuenta de larga data: utilizados en la medicina tradicional durante siglos debido a sus propiedades curativas, algunas especies de hongos tienen importantes propiedades inmunológicas, antimicrobianas y potenciales efectos antitumorales.
Además, los hongos son unos verdaderos magos del ecosistema. Actúan como los recicladores de la naturaleza, descomponiendo la materia orgánica y transformándola en nutrientes que enriquecen el suelo.
Este proceso es esencial para mantener la fertilidad de la tierra y apoyar el crecimiento de la vegetación. También forman relaciones simbióticas con muchas plantas, ayudándolas a absorber agua y nutrientes de manera más eficiente.
En pocas palabras: los hongos son esenciales para la salud de nuestros ecosistemas y la biodiversidad global.
La Funga Delta: Un Proyecto Colaborativo
La Funga Delta, un grupo formado en 2022 gracias al programa Cambio Rural, reúne a productores interesados en llevar su producción de hongos a una escala comercial. Este grupo trabaja en conjunto para agregar valor a sus productos y fortalecer sus unidades productivas sin descuidar el cuidado del ambiente.
Martín Diano, especialista del INTA Delta Frontal, subraya la importancia de este proyecto, destacando que se han llevado a cabo numerosas iniciativas para apoyar a estos productores: cursos, capacitaciones, charlas técnicas, jornadas de identificación de hongos silvestres, y participación en convenciones internacionales, entre otras actividades.
¿Qué significa la producción agroecológica?
El cultivo de hongos en el Delta se realiza de manera agroecológica, priorizando el uso de prácticas sostenibles. La agroecología es un enfoque que integra principios ecológicos en la producción agrícola, promoviendo la biodiversidad, la salud del suelo y el manejo integrado de plagas sin recurrir a productos químicos sintéticos.
En la producción de hongos, esto se traduce en la utilización de sustratos orgánicos, la evitación de agroquímicos y el manejo cuidadoso de las condiciones ambientales.
El Proceso de Cultivo
La Funga Delta ha optado por cultivar hongos sobre sustratos en lugar de troncos. Aunque esta técnica requiere más trabajo, ofrece ventajas significativas como la previsibilidad del cultivo y la duración del ciclo productivo.
Los sustratos utilizados se basan en virutas de aserraderos con maderas no tratadas, principalmente sauces y álamos, abundantes en la región. También se emplean virutas y aserrín de maderas duras como el eucalipto, dependiendo de la especie de hongo.
El proceso de producción incluye varias etapas: multiplicación del micelio, selección y pasteurización del sustrato, inoculación, incubación, inducción y producción de esporomas. Cada una de estas etapas requiere condiciones específicas de temperatura, humedad, aireación y luminosidad, que son esenciales para el éxito del cultivo.
Bendita economía circular
El apoyo del INTA ha sido crucial para el éxito de La Funga Delta. Equipamientos y herramientas proporcionadas han permitido aumentar la producción y mejorar la capacidad de elaboración de productos. Además, se ha fortalecido la capacidad de autoproducción de micelio y se han ampliado las oportunidades de comercialización.
“Nuestro sistema productivo de hongos se basa en aprovechar los residuos de la industria forestal y transformarlos en alimentos de alto valor nutricional y medicinal a través de una tecnología de procesos que requiere un bajo consumo de energía y agua”, explica la especialista.
Un modelo a seguir
La producción agroecológica de hongos en el Delta del Paraná demuestra que es posible combinar sostenibilidad ambiental con beneficios económicos y sociales. Este proyecto no solo contribuye a la preservación del ambiente, sino que también mejora la calidad de vida de las comunidades locales y ofrece productos de alta calidad y valor nutricional. La Funga Delta es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración y la innovación pueden transformar la agricultura y crear un futuro más sostenible.