Molestos, insistentes ....y, a veces, mortales. Difícilmente recuerdes un verano en que no hayas escuchado el aleteo de un mosquito mientras dormías. Pero los años donde su picadura solo representaba una roncha, parecen haber quedado atrás. Las enfermedades transmitidas por estos insectos, como malaria, dengue, chikungunya, fiebre amarilla y Zika, representan una amenaza constante para la salud pública.
En un esfuerzo innovador por darle batalla a estos vectores, especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) evaluaron los beneficios de las especies nativas de peces y camarones en cuerpos de agua artificiales, tanto urbanos como periurbanos, como un método efectivo de control biológico.
Pican pican los mosquitos
En el último año, Argentina ha luchado con un brote histórico de dengue, con el Ministerio de Salud reportando 515,252 casos acumulados desde finales de julio de 2023 hasta mediados de mayo de 2024.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que estas patologías causan aproximadamente 700,000 muertes anuales en todo el mundo. Ante esta alarmante estadística, cualquier estrategia que pueda reducir la presencia de mosquitos es de vital importancia.
Un ejército de peces y camarones
El equipo de investigación del INTA y Conicet han evaluado la efectividad de varias especies nativas de peces y camarones como controladores biológicos. Ariel Belavi, referente nacional de acuicultura del INTA, destaca a la especie Australoheros facetus, comúnmente conocida como chanchita, como un depredador voraz de larvas de mosquito. Este pez, que habita en la cuenca del Plata, puede consumir más de 500 larvas de mosquito en un solo día, demostrando ser un formidable enemigo natural de estos insectos.
Pero no son solo los peces los que juegan un papel crucial en este ecosistema de control. Los camarones nativos como el camarón de río (Macrobrachium borellii) y el camarón fantasma o de agua dulce (Palaemon argentinus) también son efectivos en la reducción de las poblaciones de mosquitos.
Estos crustáceos, que se encuentran en ambientes de agua dulce en el centro de América del Sur, pueden consumir hasta 40 larvas de mosquito por día.
Pablo Collins, investigador del Conicet, subraya que estas especies nativas no solo son eficaces en su tarea, sino que también son adaptables a una variedad de condiciones ambientales, haciendo de ellos unos aliados valiosos en la lucha contra los mosquitos.
Un Ciclo de Vida Acuático
Para comprender mejor cómo estos pequeños guardianes acuáticos desempeñan su papel, es importante conocer el ciclo de vida de los mosquitos. Durante sus etapas de huevo, larva y pupa, los mosquitos son acuáticos. Las hembras depositan sus huevos en el agua, donde las larvas y pupas se desarrollan antes de emerger como adultos.
Los mosquitos adultos, entonces, habitan tanto en el aire como en la tierra. Controlar estas etapas acuáticas es crucial para reducir la población de mosquitos adultos.
Ambientes de Cría: desde el jardín hasta los estanques
Los mosquitos tienden a proliferar en ambientes acuáticos someros o de poca profundidad, ya sean naturales o artificiales. Collins explica que los mosquitos pueden desarrollarse en cualquier lugar donde haya agua estancada, desde charcos y bordes de lagunas hasta contenedores de agua en nuestros jardines.
Aquí es donde los peces y camarones entran en juego, aprovechando estos ambientes acuáticos para cazar y consumir las larvas de mosquito.
Beneficios y Sostenibilidad
El uso de peces y camarones como controladores biológicos no solo es efectivo, sino también ecológico y sostenible. A diferencia de los pesticidas químicos, que pueden tener efectos secundarios negativos en el ambiente y en la salud humana, estos depredadores naturales trabajan en equilibrio con el ecosistema.
Fuente: Inta