El tema ha sido comentado hasta el cansancio. El maíz transita una campaña compleja a partir del viaje hacia el sur del país agrícola del tándem chicharrita/Spiroplasma. En un escenario inédito poco tiempo atrás, esta plaga habitual del norte del país se movió generando daño a su paso por las distintas zonas hasta llegar al mismísimo sur de la provincia de Buenos Aires. El impacto fue significativo y las pérdidas se estiman en al menos 11 millones de toneladas, aunque habrá que esperar a que se termine de trillar el maíz tardío para saber a ciencia cierta cuán grande ha sido el daño.
Mientras los investigadores corren una carrera contra el tiempo para hallar soluciones al problema antes de que el productor tome una decisión respecto de la siembra 2024/25, en la cabeza de muchos agroempresarios ronda la idea de ponerle fichas al sorgo.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destaca que si bien aún no se publicaron estimaciones oficiales de intención de siembra para la próxima campaña, el mercado descuenta que la implantación de maíz tardío resultará muy afectada. Los sondeos preliminares indican que el sorgo podría redondear entre 900 mil hectáreas y 1.2 millones de hectáreas. Si se diera el extremo superior del segmento estaríamos en presencia de la siembra más importante desde el año comercial 2011/12 para esta gramínea, que arrojaría como resultado unos 3.8 millones de toneladas de sorgo. Si no se superaran las 950 mil hectáreas, con rindes tendenciales la cosecha se ubicaría en torno a 3 millones de toneladas, por encima de los 2,4 millones de toneladas del ciclo actual. Por último, pensando en un escenario de largo plazo, y con la perspectiva de que se potencie la cadena de valor, un área sembrada de 2 millones de hectáreas, en línea con los récords registrados para la campaña 1970/71, llevaría la producción hasta los 6,37 millones de toneladas aproximadamente.
Desde luego, a mayor intención de siembra, la demanda por semillas tiende a acentuarse, intensificando los pedidos por parte de los productores en un contexto actual de escasez relativa de insumos. Según especialistas del sector, la industria está en condiciones de abastecer simiente para unas 950 mil hectáreas y parece difícil abordar el creciente interés local, coyuntura que se refleja en las condiciones comerciales.
Hay que decir que el valor de la semilla sufrió un incremento en el mes de abril que se sostuvo durante mayo pasado. La requisitoria de los productores ha hecho que se buscara simiente en la contra estación de otros países.
Las dudas vienen por el lado de la comercialización del sorgo. ¿Hay demanda suficiente, dentro y fuera del país, para absorber una producción como la comentada? La BCR indica que el mercado doméstico se muestra muy volátil y claramente alejándose de los máximos registrados hace un año. Actualmente la Pizarra indica para sorgo USD 160/t. En términos “reales” el poder de compra de una tonelada de sorgo ha llegado a niveles mínimos de abril del año pasado, pero aún muy por encima de las cotizaciones observadas previamente a 2020. Respecto de los márgenes proyectados para la producción 2024/25, los especialistas entienden que se encuentran ajustados y levemente negativos para campo alquilado tanto en maíz como en sorgo.
Si bien el sorgo es un cultivo que rinde menos por hectárea que el maíz, tiene un costo de producción más bajo. Al mismo tiempo, pensando en un escenario Niña y la posibilidad de un período seco, el planteo de sorgo toma más relevancia debido a su mayor resiliencia y alta tolerancia relativa al estrés hídrico. Por otro lado, este cereal no se vería afectado por la chicharrita, por lo que en la región norte de Argentina podría ser una opción de gran interés.
En cuanto a la exportación, fronteras afuera el gran comprador es China, de comportamiento difícilmente predecible en el caso de este grano. Para entender el escenario, en 2022 importó algo más de 10 millones de toneladas de sorgo, en tanto el segundo lugar lo ocupó Japón, con 265 mil toneladas. Pero en las campañas siguientes redujo mucho su demanda externa de este grano. Es cierto, tiene oferentes para elegir y juega con ese tema, los movimientos del comercio global dependen de sus decisiones. De nuestro país llevó 1.2 millones de toneladas en 2020/21, 2.4 millones en 2021/22, 900 mil en 2022/23 y volvería a caer en la presente campaña.
Los chinos tienen una relación cada vez más complicada con Estados Unidos, su gran proveedor de sorgo. La Administración Biden recientemente ha incrementado tarifas a productos chinos, y paradójicamente el gigante asiático todavía no ha realizado compras de granos 2024/25 (algo poco habitual a esta altura del año). Beijing había anunciado que pondría en práctica represalias, y ahí puede haber toda una oportunidad para la Argentina.
La BCR destaca el freno en las ventas a exportación que tolera nuestro país desde hace algunos meses, por lo cual los embarques acumulados de toda la campaña corren por detrás de los últimos dos ciclos. La incógnita que resta aclarar es si nos encontramos a las puertas de una nueva guerra comercial como en 2019, que pueda limitar el comercio entre ambas potencias. Si China se distancia aún más de Estados Unidos y acaba necesitando más sorgo quizás busque otros orígenes, y Argentina podría ser el vendedor indicado.
De hecho nuestro país está posicionado en este mercado, peleando el segundo puesto con Australia, al tiempo que se ajusta a un protocolo muy exigente y limitaciones por la presencia de taninos. Desde luego lo ideal sería diversificar mercados, especialmente en otras zonas de Asia y África. Pero a ciencia cierta nada puede reemplazar a China como comprador.