Se suman novedades para el trigo

Las cosas cambian aceleradamente. Después de las lluvias de abril y una mejora en la ecuación precios/costos para el trigo, ahora hay buenas noticias respecto de una presencia temida durante el ciclo del cultivo: La Niña. Se sabe que el cereal precisa buenas lluvias más que nada en setiembre-octubre, al tiempo que el fenómeno climático empezaría su desarrollo a partir de julio-agosto, de ahí las preocupaciones que genera.

Nadie duda a esta altura de los acontecimientos respecto del gran marco en términos climáticos que está a la vuelta de la esquina, pero aparecen atenuantes. En principio, más de un especialista coincide en la idea de que La Niña no desatará sus malos efectos hasta los últimos dos meses del año, con lo cual afectaría más a la gruesa que a la fina, y eso incluye especialmente a la soja de segunda.

Ahora, desde la Bolsa de Comercio de Rosario, el especialista Alfredo Elorriaga advierte que el índice del Dipolo índico estará en fase neutral entre septiembre y octubre, y que al anularse su acople con La Niña, aumenta la probabilidad de contar con lluvias casi normales entre octubre y noviembre. Es cierto, trigo y soja de segunda se mueven en tándem, por lo cual la noticia tiene un tono agridulce.

Otro punto clave pasa por los números de la campaña. Las cuentas en campo propio han mejorado sensiblemente, pero no son nada del otro mundo para quienes arriendan, alrededor del 70% de la agricultura nacional. Dependerá de cómo se negocien los alquileres y la situación en que queden finalmente los gastos de la gruesa, es decir, cuanto poder de fuego le restará al productor para aplicar en la fina. Lo que no puede negarse es que en ambos casos se han reducido los rindes de indiferencia, lo que de todos modos es una gran noticia.

No menos importante es el momento en que se termine de levantar soja y maíz temprano, cuya demora aprieta los tiempos del trigo para un buen barbecho. Desde el punto de vista agronómico no es razonable prescindir de este cultivo. El rubio cereal será clave para mantener gramíneas en la rotación ante los problemas que augura la chicharrita al maíz. Y hay que recordar su aporte de dinero hacia el final del año, virtualmente irreemplazable en las finanzas de la empresa.

Por lo pronto, la intención de sembrar trigo ha mejorado en la zona núcleo, según da cuenta la Guía Estratégica para el Agro. Sus especialistas consideran que las condiciones ofertadas para financiar la campaña triguera pueden ganarle al “efecto alquileres” y sumar más hectáreas. “En 15 días la intención de siembra pasó de una caída del 5% a un aumento de similar magnitud en esta zona. Y todavía puede haber algo más”, aseguran. En el mismo sentido, la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA) estimó un incremento del 24% de la superficie sembrada en la provincia con relación a lo que se preveía en marzo pasado, si bien finalmente sería un 4% menor con respecto al promedio histórico 2008/2024.

Se destaca asimismo que la actual relación urea/trigo es mejor que la registrada en la cosecha récord de 2021, cuando se lograron 23 millones de toneladas. Las condiciones de compra de este insumo vital animan a cumplir con un adecuado plan de nutrición, y se sabe que los rindes del cereal son especialmente sensibles al aporte de nitrógeno.

De hecho, la gran demanda de estos fertilizantes en la primera parte del año obedece a un mix entre lluvias y una relación de precios urea/trigo que ha mejorado. La noticia de que se han eliminado los aranceles sobre la urea, el nitrato de amonio y la mezcla de ambos, aporta otro efecto positivo para el manejo del trigo. De todos modos, esta medida llega tarde en muchos casos, la invalorable baja en el valor de los nitrogenados obedece más que nada a la merma en el valor internacional de estos insumos.

De fondo, y como llamado de atención, la BCR indica que los costos de producción del trigo continúan elevados en términos históricos. Ascienden a USD 662/ha en mayo, un 7% por encima del costo promedio de los últimos cinco años. Aun así, se advierte una mejora respecto de 2023, debido a la baja de precios de semilla, fitosanitarios y fertilizantes.

La comercialización anticipada del cereal sigue a ritmo lento. La BCR dice que si comparamos el volumen de compras respecto del promedio de los últimos cinco años (sin contar 2023), encontraremos que representa apenas el 17% del promedio de 1,7 millón de toneladas de trigo anticipado comercializado en igual fecha del último quinquenio. Eso sí, la proporción de contratos anticipados con precio hecho se muestra elevada. De las casi 300.000 toneladas de trigo comercializadas, 180.000 tienen precio en firme, esto es el 61% del total de compras anticipadas, por encima del 39% que se verificaba el año pasado, aunque todavía lejos del 74% promedio registrado en igual fecha del último lustro (descontando el año 2023).

Entre las dudas, el analista Dante Romano señala que la cola de buques por cargar en Argentina se achicó, y el destino mayoritario es Brasil, “comprador que, tras los excesos de lluvia en la zona productiva clave de Rio Grande do Sul, querrá asegurarse el aprovisionamiento”, analiza el especialista. Eso sí, considera que es “muy probable que los precios del trigo argentino sólo sean competitivos para embarques a Brasil”.