Cada vez hay más mercados que demandan carne de calidad con menor emisión de gases de efecto invernadero. El país se encuentra hoy ante el desafío de impulsar el crecimiento del sector: “Si queremos posicionarnos en esos mercados, hay una meta irrenunciable que es aumentar la productividad de manera sostenible y, además, acreditarlo”, afirmó Mauricio Álvarez, coordinador del programa Carne y Fibras Animales del INTA.
En consecuencia, el INTA, junto a los sectores privado primario e industrial, crearon una plataforma nacional orientada a mejorar genéticamente la eficiencia de conversión del ganado. “Ya contamos con cuatro centrales en las principales regiones productoras del país, y ahora sumamos la primera instalada en la Patagonia”.
¿Cómo funciona?
La Central de Consumo Residual es un módulo experimental que se está ejecutando con los equipos del INTA Valle Inferior-Río Negro- y el Programa Nacional de Fibras y Carnes del INTA. Cuenta con 12 comederos automáticos equipados con lectores de caravanas que registran de manera individual el consumo de alimento.
“El consumo residual es una medida de eficiencia de conversión de los animales: implica la diferencia entre el consumo observado y el consumo que debería tener un animal para determinado nivel de producción. Es decir: podemos conocer cuáles son los animales que necesitan consumir menos alimento para generar 1 kilogramo de carne”, explica Juan José Gallego, profesional del INTA Valle Inferior. “Los animales que comen menos y ganan más peso son los más eficientes. Esta característica tiene una heredabilidad que permite un progreso genético relevante”.
La central está orientada a las demandas y necesidades de los productores ganaderos y se vincula con las cabañas de las razas Angus y Hereford en la región, para brindarles información que pueda ser utilizada en los programas de mejoramiento genético de sus rodeos.
“Este proyecto era necesario para seguir trabajando en la selección genética de nuestros animales con nuevas variables y nuevos Deps –diferencias esperadas en la progenie– como es el de la eficiencia de conversión”, reflexionó Alfonso Bustillo, presidente de la Asociación Argentina de Angus. “Es muy importante para el desarrollo de nuestra ganadería trabajar cada vez más en la información genética y conocer lo que los animales trasmiten a su descendencia”.
Mejoramiento genético para mitigar el cambio climático
Asimismo, seleccionar animales más eficientes, no solo reduce a largo plazo el costo de alimentación -incluso esos animales podrían desempeñarse mejor ante situaciones de restricciones nutricionales-, sino que también permite acreditar que estos animales emiten menos metano por unidad de producto; es decir, se mitiga la emisión de gases de efecto invernadero.
Zona libre de aftosa
La relevancia de la nueva central en la ciudad de Viedma, en la provincia de Río Negro, radica en el estatus sanitario diferencial de la región: se trata de una zona libre de aftosa sin vacunación.
Esto significa que la región tiene la capacidad de exportar carne a áreas libres de aftosa, pero no puede importar ganado vivo de otras regiones. Por lo tanto, la mejora genética de los rodeos comerciales está limitada a las cabañas locales. “Esta central brinda la oportunidad a estas cabañas de unirse a la red nacional de mejora genética de la eficiencia de conversión”, concluye Álvarez.
Su inauguración se realizó durante la primera jura fenotípica de la séptima Prueba Productiva de Toros Patagónicos, ejecutada por el INTA y las asociaciones de criadores de Angus y Hereford.
FUENTE: INTA