En la campaña agrícola 2024/25 se sembrarían 23.400 hectáreas de garbanzo, lo que representa una superficie 43 % superior a la implantada en la campaña anterior, según la primera estimación realizada por la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA).
La humedad inicial del perfil y la rentabilidad esperada del cultivo son los principales factores considerados para la toma de decisión de siembra.
El reporte señala que el pronóstico climático y otros factores como la rotación y calidad de semilla también inciden en la decisión, aunque en menor medida.
Según datos de la Red de Estaciones Meteorológicas de la BCCBA, las precipitaciones ocurridas durante el mes de abril superaron el promedio histórico en prácticamente todos los departamentos de la provincia. Esto benefició la recarga de humedad en los suelos para el comienzo de la campaña invernal 2024/25.
En tanto, el IRI (Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad), indicó que para el trimestre de mayo, junio y julio existe un 83 % de probabilidad de ocurrencia de un fenómeno climático neutro. Sin embargo, para los siguientes trimestres, comienza a surgir la posibilidad de ocurrencia de La Niña, la cual irá en aumento con el transcurso del año.
Una alternativa para la rotación invernal
La producción de garbanzo en Argentina se ha convertido en una alternativa en la rotación invernal. Se concentra principalmente en las provincias de Córdoba, Salta y Tucumán. Del total producido, aproximadamente el 95% se destina a la exportación.
Semilla fiscalizada
Desde hace años que la producción de garbanzo en la Argentina se ve afectada por el ataque de la denominada “rabia del garbanzo” (Ascochyta rabiei), originada por la introducción de semillas enfermas y por las condiciones ambientales favorables que la región productora reúne para el desarrollo de la enfermedad. Dado que aún no existe un método de control eficaz contra este mal, que puede ocasionar importantes pérdidas de producción, son imprescindibles las estrategias de manejo que plantean la detección en semillas como medida de control, ya que atacan la principal vía de transmisión.
Por ello, desde enero de este año el INASE resolvió que toda semilla de garbanzo, Cicer arietinum L., que se comercialice deberá corresponder a Clase Fiscalizada, lo que le da al productor agropecuario garantías en cuanto a la identidad varietal y estado sanitario sobre el material genético que adquiere, evitando pérdidas en sus cosechas por bajo rendimiento del cultivo o por la mala calidad del producto.
Del Cáucaso al mundo
El garbanzo es una legumbre de ciclo anual que pertenece a la familia de las fabáceas, oriunda de la región sur del Cáucaso y del norte de Persia (actualmente Irán), posteriormente extendida a través de las migraciones hacia África y Europa, hasta finalmente ser introducida en América por los conquistadores españoles.
Hay registros que dan cuenta que este alimento sería la primera leguminosa cultivada por el hombre, entre los años 6.000 y 7.000 antes de Cristo.
Producción en Argentina
El garbanzo se adapta a un amplio rango de temperaturas, y encuentra un estadío ideal de producción en diferentes áreas del noroeste de la Provincia de Córdoba, seguido por las provincias de Salta, Catamarca, Santa Fe, Tucumán y Santiago del Estero.
Desde 2010, Córdoba es la provincia donde se focaliza la mejor respuesta de desarrollo y toma impulso la siembra especialmente en los departamentos de Colón, Totoral y Río Primero y en menor cuantía los ubicados en Tulumba y Río Seco. En esta región la siembra comienza a partir de la segunda quincena de mayo y la cosecha se realiza en la segunda mitad del mes de octubre previo al período de lluvias.