El dato de la Bolsa de Rosario es contundente. En la zona núcleo el clima y la chicharrita han encimado la cosecha de cultivos que no debieran superponerse. Soja de primera, soja de segunda, maíz temprano y maíz tardío reclaman a la presencia de cosechadoras en el norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba. “Trillar así es una locura. Nunca había sucedido”, se quejan los productores de la zona.
Semejante desparramo es responsabilidad primaria de un abril que se salió de escala. La media del mes para la región núcleo es de 90 mm, con grandes diferencias entre este y oeste. Sin embargo, en el cuarto mes de 2024 el promedio que arrojaron las 36 estaciones de la red GEA/BCR es de 147 mm, superando la estadística por un 63,3%.
Para la Guía Estratégica del Agro, la cosecha de soja sigue atrasada en esta región clave, pero con rindes que se mantienen. El avance es del 73% cuando debería estar, según el promedio de los últimos 5 años, en el 90%. El norte de Buenos Aires continúa siendo la zona con las demoras más importantes.
Otro punto clave pasa por el manejo de la humedad. La necesidad de recolectar a tiempo provoca que se cosechen granos que están uno o dos puntos por sobre la base de recibo. No es raro ver lotes que se trillan con 16, 17 o 18%. Paralelamente se escuchan voces que advierten que la calidad de la mercadería ha declinado, en lo que respecta al peso y la estructura el grano, a pesar de lo cual el rinde promedio de la región se mantiene en 42 qq/ha.
Entre las más complicadas se encuentra la soja de segunda, cuya cosecha se halla 25 puntos porcentuales por detrás del promedio de las últimas 5 campañas. Este escenario convive con la notable demora en terminar los lotes de maíz temprano, del cual quedaban pendientes hasta la semana pasada poco menos de 200.000 hectáreas por cosechar.
Como indicáramos en notas anteriores toda esta situación puso al descubierto la fragilidad del parque de cosechadoras. Técnicos y productores ponen de relieve que faltan máquinas, es decir, capacidad de trabajo. Los caminos rurales, por su parte, son en general impresentables y se complican aún más en tiempos de excesiva humedad.
El último detalle de una temporada insólita radica en el hecho de que a raíz del ataque se Spiroplasma, la cosecha de maíz tardío se adelantaría en cerca de dos meses, y se encima con el resto. Hay un temor creciente a mayores pérdidas y apenas se termine con la cosecha del maíz temprano se seguirá inmediatamente con la del tardío.
Eso implicaría arrancar a mediados de mayo, cuando en un año normal la cosecha del tardío recién empieza en julio. Y comenzará por las zonas más complicadas: el centro sur santafecino y el sudeste cordobés. Se ven plantas muy dañadas y el riesgo de una gran decepción en los rindes es considerable.
Se va cerrando otra campaña con contratiempos para el agro argentino. Después de tres Niñas consecutivas esta temporada apuntaba a una amplia recuperación de la producción. Algo de eso habrá, aunque menos de lo que prometía a priori.