Fue sin dudas el gran golpe de la campaña 2023/24, con consecuencias todavía difíciles de ponderar. El viaje de la chicharrita y su socio Spiroplasma, desde el norte de la Argentina al sur del país dejó un tendal de lotes arruinados, con rindes muy comprometidos y la promesa de una trilla que será difícil. De por sí las Bolsas del país han recortado severamente su expectativas para el maíz.
Claramente el daño ha sido menor en los lotes de siembra temprana, y mucho más importante en los maíces tardíos, con matices según la zona (en algunas áreas ha sido moderado, en otras muy grave).
Pero la historia no termina ahí, hay otra parte tanto o más compleja que las pérdidas de este año. El punto es qué hacer con el maíz en 2024/25. La primera reacción de muchos productores pasa por achicar la superficie con el cereal, darle más espacio a la soja y de última probar con el sorgo.
El recorte de área para el maíz no soluciona el problema de fondo. Dalbulus maidis ha puesto en alerta a todos los investigadores, porque algo hay que hacer con ella, y cuanto antes. La chicharrita del maíz no resiste temperaturas menores de 4°C y es la nueva lectura que se impone sobre los mapas de temperaturas diarios. El frente frío que estaría ingresando en nuestro territorio puede ser una solución al problema, si bien los técnicos no bajan la guardia.
Jorge Mercau, un reconocido especialista de la EEA INTA San Luis dio su opinión sobre el asunto. “Se hace evidente que la estrategia central para atacar el problema de la chicharrita en maíz pasa por implementar un vacío de maíz verde”, dice convencido. De hecho hace muchas campañas que Brasil debió recurrir a algo similar para la soja. El vacío sanitario es un periodo continuo en el que no se pueden sembrar ni mantener plantas vivas de soja en cualquier fase de desarrollo en una zona determinada, por caso durante 90 días. ¿Necesitamos algo similar en maíz?
Mientras algunos se ilusionan con el registro de insecticidas para esta plaga, Mercau advierte que son sólo una pieza más de este rompecabezas, y muy poco efectiva si no logramos manejar la dinámica de la población en tiempo y espacio. “Estos productos tendrían un rol posible en la estrategia, en particular los curasemillas –si son buenos y seguros servirían en cualquier fecha de siembra-, y en post-emergencia solo en siembras tempranas -época crítica en dispersión de la plaga-”.
El profesional solicita tener mucho cuidado con las aplicaciones en el cultivo sin haber monitoreado antes; hay benéficos que podríamos eliminar y que vamos a necesitar contra esta y otras plagas.
En el balance, la viabilidad de las futuras siembras tardías dependerá de llegar con poblaciones infectadas muy bajas (eliminación del guacho, control en siembras tempranas), contar con híbridos más tolerantes, recurrir al uso de curasemillas y no estirar la ventana de siembra. Necesitamos monitorear en tiempo real y de forma pública, saber cuál es la presencia de la plaga y la proporción de la población que tiene patógenos, y cuáles son estos.
Mercau advierte que terminado el llenado de los granos, la chicharrita migra a guachos más tiernos. Lo infecta y deposita en ellos los huevos, actividad que dependerá de la temperatura imperante (debajo de 15 ºC muy pocas hembras logran completar el ciclo). Desde luego es fundamental eliminar ese “maíz trampa”
Por su parte, Lucas Cazado, coordinador del Proyecto Plagas de CREA, estima que hasta acá se han perdido al menos 6,9 millones de toneladas de la cosecha de maíz argentina 2023/24 debido a los daños causados por esta plaga, aunque recomienda esperar a finalizar la cosecha de maíz tardío para conocer el verdadero impacto del problema.
Cazado dice que se necesita mantener a la población de la plaga en el nivel más bajo posible durante el invierno. “Al insecto no le gusta el frío, pero no va a desaparecer con las bajas temperaturas. Cuando se generan crecimientos exponenciales de las poblaciones de una plaga, siguen su curso durante dos o tres campañas hasta que llegan a un techo y luego comienzan a descender; así que no se relajen en 2024/25″, alertó.
El técnico coincide en la necesidad de eliminar guachos de maíz. Respecto de los insecticidas ensayos realizado por la Estación Obispo Colombres en Tucumán con aplicaciones foliares de distintos productos y dosis muestran que esa herramienta no resultaría efectiva para controlar a la población de insectos en situaciones de alta presencia de la plaga. Por lo demás, se están evaluando los materiales por emplear en la red de trampas.
Está claro que los técnicos seguirán buscando salidas viables al problema, simplemente porque hay que darle soluciones al productor antes de la próxima primavera, y hay poco tiempo para hacerlo.