Ignacio Viale, más conocido como Nacho, es un productor y empresario reconocido por su labor en televisión. Es nieto de la emblemática conductora Mirtha Legrand y del director y productor Daniel Tinayre; e hijo de Marcela Tinayre, también conductora y figura de la televisión. Su contexto familiar lo vinculó desde temprana edad al mundo del espectáculo tanto a él como a su hermana Juana Viale, quien es actriz y sigue los pasos de su abuela y su madre en la conducción televisiva.
Viale está al frente de la producción de programas de gran relevancia en Argentina, como Almorzando con Mirtha Legrand y La noche de Mirtha. Su rol fue fundamental en la renovación de estos ciclos, adaptándolos a las nuevas tendencias y audiencias sin perder la esencia.
Además de su faceta como productor, Nacho incursionó en la escritura de guiones y en la gestión de proyectos audiovisuales, consolidándose como una figura influyente en la industria del entretenimiento por su compromiso con la calidad de los contenidos e innovación.
Rulo: — Recientemente tu mamá pidió que no la inviten más al programa de Mirtha y dijo: “Me pongo nerviosa, me hace preguntas incomodas”. ¿Cómo se maneja eso adentro de la familia?
Nacho: — Super natural y me relaja mucho más que no venga porque es todo un estrés. No por ella, a mí me encanta que venga, pero manejás dos planos: el laboral y el familiar. La línea es muy finita y querés quedar bien de un lado y del otro. Quizás a veces a uno le cuesta entender: esto es profesional y esto es familiar. Con el tiempo, eso fue mutando para bien desde la exposición y esas cosas uno aprende a jugar este juego de los medios de la mejor manera posible, con errores, cuando éramos más jóvenes teníamos más, pero ahora lo llevamos bien. Si no quiere venir no pasa nada, está bien y es super respetable. En el fondo también trato de ponerme en el lugar de ella y además de ser Mirtha es su madre. Todos dicen: “Mirtha, Mirtha, Mirtha” y entiendo la figura, pero para ella es su madre y es mi abuela también. Es un plano muy difuso.
Rulo: — Es la abuela Mirtha, me imagino.
Nacho: — Es abuela. Un día le dije Mirtha en una reunión y me dijo: “Yo soy tu abuela”. Listo, abuela.
Rulo: — ¿Y tu vieja te llamó y te dijo: “Nacho no me invites más” o te enteraste por los medios?
Nacho: — No, yo me doy cuenta que es un rol difícil de jugar. He ido como invitado y ya sabés que te va a preguntar cosas. Así que la entiendo desde ese lado.
Rulo: — No le podés decir antes a Mirtha que no te pregunte, porque si llegás a decirle…
Nacho: — Es peor.
Rulo: — Te lo pregunta sí o sí.
Nacho: — Obvio. Nunca le des información.
Rulo: — Porque te mata.
Nacho: — Sí, tiene que tener poca información. Ella ha dicho al aire: “Mi familia no me cuenta nada”. Y no. Es un buen método, muy sano (risas).
Rulo: — O la otra opción es no ir al programa.
Nacho: — Claro. Yo decido no ir como invitado.
Rulo: — ¿Por qué Mirtha sigue haciendo tele?
Nacho: — Creo que esto la completa realmente como persona. Es verdad eso que dice que se ha dedicado 100 por ciento al público, a la repercusión. Le da mucha bola y tiene como un fuego adentro que no puede ni quiere apagar. Es lo que más le gusta y es super respetable. Ella vive todo el día para eso. Trabaja para ser Mirtha Legrand y es lo que más le gusta. Me cuesta encontrar otra persona que esté dispuesta a entregar 100 por ciento todo. No es alguien que disfruta de estar viendo el horizonte y nada más, para ella su disfrute es trabajar.
Rulo: — ¿Sigue interesándose en el tema del dinero?
Nacho: — No, mucho menos. Obviamente es una persona que gana muy bien, pero no es su motor primordial. Podría vivir sin trabajar y ella quiere trabajar.
Rulo: — ¿Te sentís que son como de la nobleza argentina? Porque viene Mick Jagger, vienen los número uno del mundo y se juntan con ustedes en su casa. Tu abuela además es la número uno de la televisión…
Nacho: — No, no sé. Hay gente que viaja por el mundo y tiene muchas más relaciones que nosotros. Hay millones…
Rulo: — Pero ustedes son de ese grupo de gente al menos.
Nacho: — No, quizás uno tiene una visión distinta… Mirtha es de un pueblo de Santa Fe. Recién esta generación somos todos de Capital. Ella tiene una historia real de “hacer la América”. Es hija de inmigrantes, su madre era maestra en una escuela pública, su padre murió joven...
Rulo: — Sos señalado como el “nieto de Mirtha”, pero con los años te convertiste en un empresario. ¿Te pesa la trayectoria familiar?
Nacho: — A mí no me importa mucho lo que piensa la gente. Yo soy feliz porque estoy haciendo algo que me gusta. Con mi socio emprendimos en Argentina, que es una tarea titánica, es verdad que te pegas palos, que tenés que evolucionar y aprender todos los días. Haciendo todo eso me acostumbré a que no me importe el qué dirán. Es más, si creen que estoy en mi casa tomando sol, mejor (risas). No importa. Con StoryLab llevamos más de 10 años trabajando.
Por sí o por no
El conductor invitó a Nacho a contestar el cuestionario levantando los carteles de Sí o No, según corresponda. Reveló cómo se construye la mesa de Mirtha, cuáles son los pedidos de los invitados y el rol clave que ocupa el equipo de producción en ese armado.
Rulo: — ¿Te ofrecieron plata para ir a la mesa de Mirtha?
Nacho: — Sí, un par de veces sí han ofrecido.
Rulo: — ¿Y en esa situación qué se hace?
Nacho: — Se dice no porque no cobramos ni pagamos. Las dos no. No pago por una nota. Prefiero perderla. Me parece que no hay éxito de producción.
Rulo: — Esos que te dicen: “Yo voy, pero me pagás”…
Nacho: — Tenés una competencia que paga y está bien. Qué sé yo. Se usa en todas partes, no solo en la televisión Argentina. Pero no hay plata (risas).
Rulo: — ¿La propuesta te la hacen por medio de un productor o te llegan directo a vos?
Nacho: — No, yo no hago contacto directo con invitados. Confío mucho en el equipo de producción, en las cabezas de producción que manejan ese equipo por eso uno las va a buscar y me parece que no hay mejor gestión que ellas manejando su propia quinta y terreno para el programa. Yo estoy con 500 temas. Imaginate si además tengo que llamar a los invitados…
Rulo: — ¿Mirtha pregunta por los invitados?
Nacho: — Sí, ella tiene diálogo diario con el equipo de producción. Es fanática de WhatsApp.
Rulo: — ¿Hay lista negra?
Nacho: — No, nunca hubo. Eso fue un invento sobre ciertos canales que, en algún momento, te pedían que vos mandes adelantado posibles invitados. Y los canales son medios privados y te digo la frase de (Alejando) Romay: “Comprate un canal y hace lo que vos quieras”. Yo lo tomo como tal y en eso creo hay que respetar al canal o al medio en donde uno está. Vos te compraste un canal, vos vendés segundos y mensajes. Obviamente creo en el poder de los medios y de la comunicación y en esas bombas detonadas, no como escándalo, sino el mensaje detonado. Si vos sos el dueño del medio, si no me gusta, me tengo que ir a otro lado.
Rulo: — ¿Y cómo es en campaña electoral?
Nacho: — Tenés que invitar a todos, pero hay gente que no quiere venir y está bien. Si vos pensas blanco y yo pienso negro, vení y los dos podemos encontrar un gris. Si no lo encontramos, la gente, el público se llevará un mensaje y otro mensaje y después decidirán. Es un tema de la política. La política también se puso mucho el casete en los últimos años.
Rulo: — Todos dicen lo mismo.
Nacho: — Todos dicen una cosa de un lado y todos dicen otra cosa del otro lado. Los medios caímos en el negocio de la grieta, sin dudas.
Rulo: — Por sí o por no. ¿Es más fácil trabajar con Juana que con Mirtha?
Nacho: — Sí. Mirtha es más exigente.
Rulo: — ¿En qué?
Nacho: — En todo. Te quema el cerebro y es espectacular porque aprendemos de eso.
Rulo: — Se fija en todo.
Nacho: — Las 24 horas. Le das una buena noticia y te dice: “¡Que bueno! ¿Y esto que te pedí?”. Un ejemplo, le decís: “Vamos a Mardel cuatro semanas” y te dice: “¡Ay! Yo quería cinco” (risas).
Rulo: — ¿Qué es lo más insólito que se lleva a Mardel cuando hace el programa desde allá?
Nacho: — Porta retratos y decoración para poner en su cuarto. Es como una mudanza.