Nazarena Vélez es actriz y productora argentina. Comenzó su carrera artística desde temprana edad al participar en concursos de belleza y dar sus primeros pasos como modelo. A los 15 años, empezó a trabajar con Gerardo Sofovich, lo que marcó el inicio de su trayectoria en el mundo del espectáculo.
A lo largo de su carrera, formó parte en diversas producciones televisivas y teatrales. Tuvo participaciones en Gasoleros y Los Roldán, entre otras reconocidas comedias. También se lució en Los Grimaldi, una telenovela que le permitió consolidarse como una actriz versátil y querida por el público. En el teatro trabajó en exitosas obras como La venganza será terrible y Papá es un ídolo, que combinaban humor y drama.
En su vida personal, Nazarena es madre de tres hijos: Bárbara, Gonzalo y Thiago; y desde hace cinco años está en pareja con el actor Santiago Caamaño. En los últimos años ha superado duras situaciones personales, como el fallecimiento de su hermana Jazmín y de Fabián Rodríguez, su marido y padre de su hijo más pequeño.
Este año se despidió de su rol como panelista en el programa de espectáculos LAM, del que formó parte durante tres años, para enfocarse de lleno nuevamente en el teatro. Este 21 de diciembre presenta en la temporada de verano en Carlos Paz la obra Suspendan la boda, en la que actúa junto a su hija Barbie, su pareja, conocido como Bocha, y Santiago Cambandé.
Pollo: — Arrancas la temporada en Córdoba. ¿Qué significa para vos estar un año más ahí?
Nazarena: — Mi papá es cordobés entonces es un lugar de pertenencia para mí. Yo quiero mucho a Córdoba y mis mejores producciones las hice ahí porque estuve ahí de chiquita, conozco a su gente y sé lo que quieren. Es un lugar turístico que, como pocos lugares, centra mucho el teatro. Para mí producir en Carlos Paz es hermoso y un gran desafío.
Pollo: — Vas a trabajar con Barbie.
Nazarena: — Sí, vamos a trabajar juntas nuevamente y es bellísimo. La comedia es soñaba.
Pollo: — En los tiempos que corren la gente ya no tiene tanto paño económico, entonces si van 15 días eligen una o dos obras nada más.
Nazarena: — Sí, en el último verano una.
Pollo: — Y eso te lleva a tener un productazo. ¿Vas con todo para allá?
Nazarena: — Sí porque yo no tengo margen de error. No es que me la juego, como en el casino, y no pasa nada...
Pollo: — ¿Qué quiere decir eso?
Nazarena: — Que yo estuve ahorrando mucho como para volver a producir porque vengo de hace 10 años haberme quedado en bancarrota, en la calle. Yo tuve que empezar de nuevo toda mi vida a los 39 años cuando quedé viuda. Entonces, es una gran apuesta esto que estoy produciendo.
Pollo: — ¿Cómo te llevas con el dinero? ¿Te gusta o la buscas para poder vivir bien?
Nazarena: — La guita es necesaria y desde chiquitita me di cuenta. Soy la tercera de seis hermanos. Nunca me faltó nada, pero sí siempre vi el esfuerzo de mi familia. La guita es fundamental en la vida y lamentablemente es así.
Pollo: — ¿No podés hoy parar si quisieras?
Nazarena: — No, porque tengo que hacer mi futuro. Todavía tengo deudas. Cuando falleció Fabián perdí todo, me quedé en la calle, sin casa, con deudas, con tres criaturas, un nene de 3 años y medio. Fue muy difícil y literalmente no tenía para comer. No tenía un peso. Terminé la temporada de Los Grimaldi, viajaba a Miami, pero siempre fui muy consciente, no la quemé, nunca, siempre fui muy mamá. Soy mamá desde los 19 años y siempre pienso que tengo que cuidar el dinero para mis hijos. No soy una mina que derroche, pero tampoco me sobra. Soy como el promedio de los argentinos que tiene que salir a laburar para comer.
Pollo: — ¿Vos no te podés tomar un año sabático?
Nazarena: — No. Ojalá. En 10 años quiero dejar de trabajar, trabajo desde los 14. Estoy cansada de trabajar. Yo tengo ganas de disfrutar, de viajar, no conozco Europa...
Pollo: — Cuando quedaste con todas las deudas de quien fue tu marido. ¿De qué eran?
Nazarena: — No sé.
Pollo: — Te tocaron la puerta y te dijeron: “¿Me debés tanto?”
Nazarena: — Sí. Me fui enterando por el abogado, me iban contando de a poco. Yo no estaba en esta vida en ese momento...
Pollo: — ¿No podías decidir no pagar?
Nazarena: — No. Hay deudas que no se pueden no pagar. Yo me encontré a los 15 días de haber muerto Fabián negociando con tipos que me decían: “Vos no sabés nada”. Cosas oscuras que nunca supe, deudas que heredé por otro socio, por otra gente y tenía que poner el pecho porque soy mamá de tres hijos.
Maternidad y pareja
Pollo: — Si uno ve tu vida desde afuera pareciera que siempre el otro está primero, hijos, familia, pareja, ¿tenés momentos en los que te pones como prioridad?
Nazarena: — Yo soy bastante egoísta conmigo. De hecho, me casé tres veces y me separé. Vengo de una familia súper conservadora que me dijo: “Casate virgen” y me casé virgen. Hice todo lo que me dijeron. En la iglesia, en la época que yo me casé, a los 18 años, te decían que no te podías divorciar, que Dios no lo aceptada y yo me separé a los tres años del papá de Barbie. Yo siempre me prioricé. En el lugar en donde no puedo estar o no me hace feliz, me voy. Yo soy feliz laburando, produciendo, soy feliz con mis hijos. Elegí ser madre. Me hizo feliz la maternidad, me completó. Viste que hay personas a las que no les importa y está buenísimo porque la felicidad está en vos no en otro, pero todo lo que tengo, lo elijo todos los días y soy muy feliz.
Pollo: — Estás en pareja. ¿Qué trajo él a tu vida?
Nazarena: — El Bocha es todo lo que está bien en el mundo, pero no tiene que ver con él que yo tenga los pies sobre la tierra. Tiene que ver con una decisión mía de vida. Durante muchos años estuve en depresión, después de esas deudas y del fallecimiento de quien fue mi marido y de mi hermana cuatro años antes. Yo era como una muerta en vida y era muy triste tenerme cerca hasta que en un momento empecé a ver el lado lindo de la vida. La vida es hermosa cuando la ves con ojos de felicidad, cuando no estás viendo todo el tiempo lo que te falta y hubo un momento en el que yo solo veía a mis muertos, no a los vivos. Muchas veces uno se queda con lo que perdió y tu foco está puesto ahí. La verdad que tengo una familia hermosa y el Bocha llegó a mi vida en un momento en el que yo empecé a sanar y como él es sano, lo dejé entrar.
Pollo: — Sino no hubiese entrado...
Nazarena: — Igual él es muy entrador, es un bombón, me ganaba sí o sí (risas).
Pollo: — ¿Vos sos celosa?
Nazarena: — No, soy muy relajada. Si me faltás el respeto es un problema tuyo y cuando lo vea, se termina. Porque yo no le falto el respeto a las personas que amo. Si yo te amo, podés ir por la vida tranquilo. Si tenemos un acuerdo, yo soy fiel hasta que me desengancho. Pero cuando me desengancho soy una maldita perra (risas).
Pollo: — Hay una frase tuya que es un latiguillo argentino: “Lo hago por mis hijos”. ¿Era una tapa de revista no?
Nazarena: — Sí, en culo (risas). Todo lo hago por mis hijos era la frase y es verdad. Me gané la vida siempre sola, les di un estándar de vida que tenía que mantener. Vivo en un barrio privado, a mis hijos los mandé a un colegio privado, trato de darles siempre lo mejor y eso te fuerza y te eleva la vara. Yo siempre fui una mamá sola. Si bien estuve en pareja, por una cosa u otra, después terminé quedándome sola con mis hijos y bancando todo yo. Entonces, todo lo que hice siempre lo hice por mis hijos. Es real.
El juego del millón
El Pollo colocó una valija de dinero en la mesa e invitó a Nazarena a gastarlo en lo que quiera. Puede utilizarlo en una o en varias compras. El único requisito es que no puede donarlo.
Pollo: — ¿En qué gastarías un millón de dólares?
Nazarena: — Saco 400 de entrada. Le daría 100 a cada uno de mis hijos y 100 a mi nieto para que se armen un emprendimiento o lo que quieran.
Pollo: — ¿Los dejarías que hagan lo que quieran o los controlarías para que no la quemen?
Nazarena: — Yo sé cómo son mis hijos.
Pollo: — Quedan 600 mil.
Nazarena: — 200 separaría para viajar con mis viejos, con mi familia, para hacer ese viaje que quiero hacer a Europa para conocer el pueblo donde nacieron mis abuelos. Viajaría con mis papás, mis hermanos y mis hijos.
Pollo: — 400 mil quedan. ¿Te gustan los autos, las joyas?
Nazarena: — No, nada de todo eso. Prefiero gastarlo en viajes.
Pollo: — ¿Comprarte un teatro?
Nazarena: — No sé si un teatro por todo lo que significa mantenerlo hoy en Argentina, sí me encantaría tener un espacio de arte. Pero voy a separar 300 para comprar una posada en Brasil.
Pollo: — ¿Alcanza?
Nazarena: — No sé (risas). Arranca austero el proyecto...
Pollo: — ¿En dónde?
Nazarena: — En Arraial do Cabo. Queda muy cerca de Búzios y me encanta. Una posada frente al mar, te levantas y desayunas ahí. Es espectacular.
Pollo: — Los argentinos van a pedirte canje.
Nazarena: — Y bueno… yo curré tanto con los canjes. Uno tiene que devolver un poco (risas).
Pollo: — ¿Y qué hacés con las últimas 100 lucas?
Nazarena: — Las guardaría como backup.
Pollo: — ¿Pero no invertirías? Se devalúa…
Nazarena: — Bueno, ponela en la posada entonces.
Pollo: — Para dejarla linda.
Nazarena: — Claro.
Pollo: — No te compraste ropa, relojes, nada…
Nazarena: — Yo soy media hippie. Puedo andar con el mismo jean roto. Nunca me importó. Ni teniendo mucha plata gastaba en esas cosas. Prefiero gastarla en otras cosas.
En números
Naza se animó a responder el cuestionario y reveló intimidades en relación al sexo, el dinero y sus emociones.
Pollo: — ¿Cuántas bombachas tenés?
Nazarena: — Muchas.
Pollo: — ¿Te gusta o solo para tener?
Nazarena: — Me gusta, para mí es un infaltable. Yo necesito cambiarme la ropa interior mínimo dos o tres veces por día.
Pollo: — ¿Por qué?
Nazarena: — Tengo un tema con mi limpieza, el olor a perfume…
Pollo: — Pero cuando salís de tu casa, ¿cómo haces?
Nazarena: — Salgo con una y cuando vuelvo a la noche me la cambio.
Pollo: — ¡Ah! Pero no es que antes de un programa de tele te estás cambiando o cuando vas en el auto decis: “¡Uy! Todavía no me cambié la bombacha”.
Nazarena: — ¡No! (risas). Eso es un montón.
Pollo: — ¿Hace cuántos días no tenés sexo?
Nazarena: — Uno.
Pollo: — Odio la gente que me dice poco tiempo porque yo soy del otro equipo.
Nazarena: — Yo soy más de tu equipo, pero el Bocha es…
Pollo: — ¿Es intenso?
Nazarena: — Sí.
Pollo: — ¿Pero si te lo pregunto la semana que viene también me decís uno?
Nazarena: — Sí, uno o dos. Tres como mucho.
Pollo: — ¿Cuánto lloraste en los últimos 30 días?
Nazarena: — Unas 10 veces. Soy muy maricona.
Pollo: — Pero lloras de emoción también.
Nazarena: — Sí, mucho. Mi nieto me hace llorar mucho de emoción. Pero lloro sola porque he llorado muchas veces en público y me di cuenta que le he hecho mucho daño a mis hijos con eso. Es feo ver a tu mamá llorar.