En Espacio único, el ciclo de entrevistas de Infobae y Banco Comafi con mujeres de destacada trayectoria en negocios, industrias y proyectos tecnológicos, Sofía Vago, CEO de Accenture Argentina, repasó su trayectoria de 26 años en la compañía multinacional de consultoría estratégica, servicios tecnológicos y externalización. La firma se encuentra en el podio de las mejores empresas para trabajar en el país y en el Top 10 del ranking mundial que elabora la firma Great Place To Work.
Durante la entrevista, Vago destacó el crecimiento de la industria del conocimiento tanto Argentina como a nivel global, se refirió al rol de la inteligencia artificial en el ámbito laboral y remarcó la importancia de la diversidad y de la educación financiera para promover la innovación, el crecimiento y potenciar talentos.
Sofía es licenciada en Administración de Empresas. Comenzó su carrera a los 21 años en la ex Andersen Consulting, hoy Accenture. Desde sus primeros años en la empresa trabajó en la industria de energía, banca y consumo masivo, entre otros sectores. Ocupó el cargo de Directora Ejecutiva de Accenture Utilities Argentina, rol que mantuvo además de ser responsable a nivel global de un cliente de energía. Asumió como CEO de Accenture en Argentina a finales de 2022 y se convirtió en la primera mujer en dirigir la filial local.
— ¿Cuándo arrancaste en Accenture?
— Hace 26 años, recién recibida de la universidad, dije: “Entro a una de las Big Four, me voy a quedar un año, voy a hacer un poco la ‘colimba’, aprender y decidir hacia dónde quiero ir”. Y la verdad es que cada año fue una aventura distinta. Me divertí, crecí y en Accenture me pasó todo desde el punto de vista personal, el crecimiento profesional y poder elegir aquello que me interesaba. Mis primeros pasos fueron con una petrolera, toda su transformación tecnológica y tuve la oportunidad de ver cómo funcionaba una compañía de punta a punta y convertirlo en algo real, era un cambio superimportante para esa compañía. Eso me permitió, desde tan joven, sentir que estaba haciendo una diferencia y me impulsó a decir: “Este es mi lugar”.
— La industria del conocimiento es la tercera en Argentina, ¿no?
— Es el tercer sector exportador. La industria del conocimiento es hoy un sector de potencial, que ha tenido un desarrollo enorme en los últimos años y tiene que ver con varias cosas: una de ellas es el valor del talento argentino. Cuando decimos el talento no tiene que ver sólo con lo técnico sino con trabajar en entornos inciertos, generar resiliencia, el poder abordar, innovar y tener ese espíritu entrepreneur. Hay muchas características que van más allá del talento técnico o el hecho de hablar inglés. En Argentina tenemos buen dominio del idioma y buena formación universitaria y terciaria. Eso es espectacular, pero el componente distinto tiene que ver con la adaptación. El mundo lo ve y hoy se encuentra en una situación geopolítica compleja, en donde pone a Argentina en un lugar de muchísima oportunidad. Todo el sector en conjunto, que agrupa desde biotecnología, producción de contenidos, tecnología y la economía del conocimiento es tremendamente amplio.
— ¿Cómo conviven ese talento humano con la inteligencia artificial en las empresas?
— La inteligencia artificial no es algo nuevo. Tal vez en los últimos dos años se está hablando mucho más porque, a partir del Chat GPT, se empezó a democratizar el uso de la IA. Pero es algo que tiene muchísimos años. Obviamente, interpela a la forma en la que vivimos, operamos y trabajamos. La IA hoy es un copiloto, es alguien que te ayuda a ser más eficiente en tu propio trabajo y en ese sentido está impulsándose dentro de las compañías. Creo que todavía le falta un montón, recién estamos en una pequeña muestra de lo que la IA va a poder hacer, pero también nos está interpelando a cómo se usa, hacer un uso responsable, cómo se capacita a la gente sobre el uso de la IA, qué cosas van a ser reemplazadas y dónde va a estar el ingenio humano trabajando en conjunto. Estamos en un momento de cambio y de definiciones que tienen una velocidad que no tuvo ninguna otra disrupción tecnológica.
— Como profesional, ¿qué desafíos tuviste que enfrentar para llegar a estar en la mesa de toma de decisiones? Porque no es un lugar fácil ni accesible para las mujeres.
— ¡Puedo contarte tantas historias! En las empresas que trabajé al principio, en procesos de transformación, eran todos hombres. Me acuerdo que tenía un cliente en México. Cuando llegué a la empresa para una reunión, lo primero que pregunté era dónde estaba el baño y me dijeron: “Dos pisos más abajo. En este piso no hay baño de mujeres”.
— ¿Eras la única mujer ahí?
— Sí, era la única mujer y era un piso donde estaba el directorio. En ese momento una mujer no tenía espacio ahí...
— ¿Qué sentís que te hace única como líder? Teniendo en cuenta todas las experiencias, aprendizajes y desafíos que tuviste que atravesar.
— Creo que todos somos únicos. En mi caso creo que es que me muestro tal cual soy: la autenticidad. Soy lo que ves. No me imposto ni en una posición ni en un personaje. Siempre respeté mi autenticidad, quién era yo y creo que parte del camino recorrido y el lugar en donde me encuentro hoy tiene que ver con siempre haber sido muy fiel a quien soy y a lo que pienso. También tuve un ámbito que me lo permitió, entiendo que no todos los ámbitos a veces aceptan esas diferencias. Por suerte estoy en una compañía en donde las diferencias son parte de quienes somos.
— ¿Qué características tiene que tener los talentos y las empresas de cara al futuro?
— Las organizaciones que no sean diversas no van a crecer ni a desarrollarse de forma completa en un mundo como el que estamos hoy y en el que viene. Las miradas diversas son las que, en un mundo que está cambiando tan rápido y donde la estabilidad ya no es tal, incluso en economías estables, marcan la diferencia. Esa visión integrada a partir de la diversidad es la que, en definitiva, va a generar las ideas, a innovar, a tener foco y a identificar aquellas cosas que suceden y anticiparlas para sus propias gestiones porque el mundo es diverso.
— ¿Cómo fue tu evolución? ¿Cómo llegaste a ser CEO?
— En realidad nunca lo pensé. No era un objetivo para mí ser CEO de Accenture. Yo me desarrollé siempre en el mercado de Oil & Gas, de las utilities, que me fascina y es lo que más me gusta hacer. Siempre ocupé lugares de liderazgo en la compañía, con mi antecesor, Sergio Kaufman, a quien admiro enormemente. Trabajé muchísimo y yo creo que era la persona que le decía todo el tiempo que no, me encantaba tener la mirada distinta. Creo que se fue dando solo y que esas ganas de liderar, de hacer un cambio, influyeron. La compañía es enorme, somos más de 15 mil personas en Argentina, 750 mil a nivel global y trabajamos en red. En el momento que me plantearon tomar esa responsabilidad, para mí fue un verdadero privilegio.
— ¿Cómo es un día en tu vida? ¿Cómo hacés para organizar tu rol de madre y profesional para que no se escape la vida entremedio?
— Se me escapa a veces, pero tengo dos hijos varones que son la luz de mis ojos, estoy en pareja, segunda administración, y siempre lo digo porque en la vida nos pasan cosas y está bueno compartirlo. La vida personal es muy importante y es de cristal, es la que uno tiene que cuidar y mantener siempre como prioridad. Entonces, cuando me preguntás respecto a cómo organizo mi día, soy muy organizada y priorizo poner mi energía en el lugar en donde hago la diferencia. Muchas veces pensamos que la energía es infinita y uno se da cuenta, sobre todo cuando llegamos a fin de año, que no es así. Es común decir: “Me quedé sin nafta. Estoy cansadísima” y uno no toma buenas decisiones sin descanso. Entonces, trato de administrar muy bien el tiempo y en las cosas que siento que no voy a hacer una diferencia, delego muchísimo y tengo un equipo maravilloso. He formado un equipo, del cual estoy tremendamente orgullosa, porque genera un efecto multiplicador. Uno no puede estar en todos lados, todo el tiempo. Primero están siempre mis hijos y mi familia. Esa es la prioridad número uno. A veces es difícil porque tengo un trabajo al que a veces me cuesta decirle trabajo porque lo disfruto, es algo que me apasiona y es un lugar en donde siento que transformamos vidas. A veces parece tan pequeño, pero en definitiva terminás tocando la vida de alguien.
— ¿Hay algo que todavía te cueste en ese proceso de cuidar cada espacio, tanto personal como profesional?
— Sí, a veces uno toma decisiones todo el tiempo y a mí me cuesta la parte física. Este año estaba esquiando, me llevaron por delante y me fracturé la rótula. Pero me enteré un mes después que estaba fracturada, tenía una desconexión absoluta con ese dolor. Seguí esquiando, bajé, me fui de viaje, hice un montón de actividades y no frené. Creo que eso me cuesta: entender que uno no es todopoderoso. Es importante escucharse. Más allá del rol que cumple cada uno, a todos nos pasa lo mismo: se nos rompe el lavarropas, nos entra agua por algún lado, se nos rompe el auto, un hijo está angustiado por algo o le pasa algo a nuestros padres. Ahí la importancia también es tener un buen equipo en casa. Mi pareja, que me acompaña siempre, el padre de mis hijos, que es un gran coequiper en la educación de los chicos, mis padres, que están siempre presentes, esa contención hace que cuando se presentan momentos difíciles, en donde no todo es perfecto, tenga esa red que me ayuda.
— Te voy a hacer la pregunta Comafi. ¿Consideras importante la educación financiera? ¿Cómo la aplicas al reclutar talentos y cómo potencias esa educación para que las mujeres puedan manejar sus finanzas de la mejor manera y generar ganancias?
— Sí, la considero clave y es transversal a cualquier mujer. Primero la independencia financiera es clave. La mujer se empodera a partir de tener esa independencia. La independencia es principalmente mental, pero tiene que ver también con la parte financiera y económica. Impulso programas en los que las mujeres puedan tener esa independencia porque va mucho más allá de solamente la parte económica sino que muchas veces tiene que ver con la violencia que se ejerce sobre la mujer. Cada una es distinta, pero en general somos muy conservadoras y tiene que ver con el hecho de que manejamos múltiples temas, como esto que decía antes de la bola de cristal que es mi familia, tenemos múltiples bolas en el aire constantemente y estamos tratando de que no se nos caiga ninguna y a veces no le damos tanta importancia a ese aspecto económico porque en nuestro orden de importancia están otras cosas. La educación financiera abre nuevas puertas y nuevos mercados también y creo que cada vez más mujeres se están animando. Por eso es importante que haya quien los impulse, en este caso del Banco Comafi, está impulsando esta educación para poder permitirle a las mujeres proteger y hacer crecer su patrimonio y tomar buenas decisiones de inversiones financieras.