Paula Kohan es una reconocida actriz, productora y streamer argentina, cuya pasión por las artes se manifestó desde temprana edad. Se formó en actuación con destacados maestros como Julio Chávez y Hugo Midón y es egresada de la Universidad Nacional de las Artes. Además, estudió canto, comedia musical, danza y música, lo que le otorgó una sólida base académica y artística.
En 2002 se destacó con la obra teatral Ángeles y continuó su carrera en televisión con apariciones en éxitos como Floricienta y Chiquititas sin fin. En 2011, por su papel en El elegido ganó un Martín Fierro y un premio Tato como Actriz Revelación. También se ha destacado en producciones como Valientes y Guapas. En cine, participó en las películas Abzurdah y Familia para armar, consolidándose como una artista versátil en múltiples formatos.
En el ámbito personal, Paula es madre de Olimpia y comparte su vida con el reconocido chef Tomás Kalika. Actualmente, produce e integra el equipo de conductoras del programa de streaming Madres 5G y está próxima a estrenar en teatro la obra Cuestión de género, junto a Moria Casán y Jorge Marrale.
Mariana: — Cumpliste 40 años hace algunos días, ¿cómo te pega esta nueva década?
Paula: — Con la exigencia de vivir en la verdad, elegir dónde estar, con quién estar y cómo estar. Hace muchos años los 40 eran la mitad de la edad, hoy está acercándose más a los 50, entonces los 40 te exigen llegar a esos 50.
Mariana: — Tenemos una revancha. Esos 10 añitos de changüí...
Paula: — Sí, todo se extendió. La maternidad también y ya no se piensa tanto a qué te querés dedicar toda la vida.
Coty: — ¿Cómo vivís la maternidad a los 40? Porque cada etapa tiene sus características.
Paula: — Yo fui mamá un poco más grande. Me creía canchera con esto de “a mí el reloj biológico no me va tocar, no me va a llamar” y no sé qué sucede energéticamente que a las mujeres cumplimos 35 años y, si tenés el deseo de ser madre, porque también hay mujeres que no tienen el deseo y ya saben que no lo quieren ser, pero si tenés ese deseo y esa búsqueda, a los 35 hay como algo que se te enciende y decís: “Yo estaba muy tranquila que a mí no me iba a pasar esto”. Y me pasó.
Coty: — Y si querías serlo te tenías que apurar.
Paula: — Sí y también eso. ¿Cómo podés apurar traer un hijo al mundo? Porque yo personalmente creo que a los hijos hay que desearlos profundamente porque si no los deseas profundamente el día a día se te vuelve un poco complejo en la pérdida de la libertad…
Coty: — En un compromiso.
Paula: — Sí, es una decisión profundamente importante. Por eso también nosotros, que somos otra generación, queremos hacer las cosas diferentes por los procesos que quizás hemos vivido y tenemos una mayor conciencia a la hora de traer un hijo. Te preguntas a qué mundo los traemos y la decisión tiene que ser con mucho nivel de conciencia.
Mariana: — También es compatibilizar una crianza con las miles de cosas que hacemos hoy en día.
Paula: — Yo amo trabajar. Parí un sábado y el lunes ya estaba trabajando. Y quizás otra madre dice: “Yo no sé ni por dónde arrancar a respirar en este cuerpo nuevo, en estas sensaciones hormonales que estoy sintiendo”. Pero yo sabía que mí estabilidad y la de mi hija pasaba porque yo trabaje y me reencuentre con mi profesión o mis profesiones de manera veloz. A mí eso me equilibró. A las dos, tres semanas de haber tenido a mi hija me ofrecieron hacer una obra de teatro y me la llevé a los ensayos. Era una pulguita...
Mariana: — ¿Cómo lo lograste? Sobre todo en el teatro que tiene una exigencia física también.
Paula: — Primero con una red, eso es importantísimo. Tuve una persona que me acompañó, que me ayudó, que me dio una mano y era como pásamela, ahora agarrala. Pero por suerte siempre me crucé con gente que empatizaba con la situación que yo estaba viviendo. La obra era Madres, así que más catártica imposible y poníamos una cuna. Eran todos dándole cariño a ella. Así que pasó el primer año de su vida en el teatro y cuando salíamos de ahí nos íbamos a la cocina de su papá. Lo vivió llena de amor.
Mariana: — Me aparecen muy seguido en mi algoritmo cortes del programa de streaming donde hablás de la maternidad, pero también de sexo.
Paula: — Sí, estoy tratando de regularlo (risas).
Mariana: — Maternidad y sexo, ¿es posible?
Paula: — Sí, es posible. Obvio que es posible. Al menos creo que lo tenemos que hacer posible. Porque hay algo que inevitablemente baja: la libido, la concentración. Antes éramos solo nosotros. Ahora viene un nene que se pasa a las tres de la mañana a la cama. Y yo creo que el sexo es vitalidad y es motor. Es muy difícil regalar la plantita y hacer que suceda a través de los años y con todos los estímulos que hay. La sexualidad es un ABC que no podmeos descuidar. ¿Cuánto? No sé. Me parece que no hay un cuánto. Algunas parejas dicen: “Al menos una vez por semana”. Otros dicen tres o todos los días. No sé. Tratar de esquematizar eso no me parece.
Mariana: — Hay diferentes etapas y momentos también.
Paula: — Sí, tal cual. Y las fantasías y poder jugar con el otro y tener un diálogo profundo.
Mariana: — Es cierto que la llegada de un hijo te moviliza en todos los sentidos. ¿Sentís que te costó reencontrarte en el vínculo sexual?
Paula: — No, no tanto. Creo que sí hay que ponerse un poco más creativo, pero no me costó tanto. Es la química que tenés con el otro.
Mariana: — La maternidad te atravesó, los 40 te están atravesando ahora y sos muy apasionada en tu trabajo. ¿Qué consejo le darías a alguien que vea esta entrevista sobre algo que te haya ayudado a vos?
Paula: — Siempre desde mi humilde opinión, porque hay que ver los contextos en los que está la otra persona, pero vuelvo a esto de que, dentro de lo posible, poder verdaderamente preguntarse qué es lo que a uno lo hace feliz y no dar nada por sentado. Dentro de lo uno puede, del contexto que a uno le tocó y del que trabaja para que suceda, me parece que hay que estar siempre alerta de saber que la muerte está a un metro de distancia todos los días y nunca sabés cuándo se te acerca, entonces vivir en un estado de verdad con uno mismo. Todos atravesamos dificultades, en mayor o menor medida, pero hay que estar conscientes del presente.