Daniel Osvaldo es un exfutbolista y cantante argentino-italiano, quien a lo largo de su carrera se destacó tanto en el fútbol como en la música. Tras debutar en las divisiones inferiores de Huracán en 2005, su carrera internacional despegó al trasladarse a Italia, donde jugó para varios clubes de la Serie A, como Atalanta, Lecce, Fiorentina y Roma.
En Europa, integró la selección italiana en 2011 y dejó su huella en varios clubes, destacándose con goles clave, como una memorable chilena que permitió a la Fiorentina clasificar a la Champions League. Además, su paso por el Espanyol, así como por el Southampton, la Juventus y el Inter de Milán, consolidó aún más su exitosa carrera en el viejo continente.
En 2015 Osvaldo llegó a Boca Juniors a préstamo por 6 meses. Su rendimiento fue destacado, incluyendo tantos importantes en el torneo local y en la Copa Argentina. Sin embargo, problemas extrafutbolísticos marcaron su paso por el club e impulsaron su salida.
Al cumplirse el periodo de préstamo jugó para el F. C. Porto, pero luego regresó a Boca Juniors en 2016. Tras retirarse temporalmente para dedicarse a la música, volvió al fútbol en 2018 con Talleres de Remedios de Escalada y en 2020 firmó con Banfield. Sin embargo, debido a la pandemia, sólo jugó dos partidos antes de retirarse definitivamente del fútbol profesional.
Paralelamente a su carrera como deportista, Daniel formó su banda de rock Barrio Viejo. En noviembre de 2016, grabaron su primer disco en Barcelona. Desde su retiro, sigue dándole rienda suelta a su otra pasión: la música.
Leo: — ¿Por qué crees que las mujeres se enamoran de vos?
Daniel: — Es una buena pregunta (risas). Soy una buena persona, qué sé yo, soy simpático. No sé. Habría que preguntarle a las mujeres...
Leo: — ¿Sería la misma construcción que tenemos del “Dani Stone” si no hubiesen sido conocidas tus parejas?
Daniel: — Puede ser que sí, pero a mí la verdad que me gusta hablar de mí y no de los demás. Cuando viene a la Argentina me enojaba mucho todo esto de los chimentos y de que inventaran cosas, porque muchas cosas son inventos y al día de hoy las siguen inventando, y da bronca ver a tu vieja que se angustia por eso, tus hijos que van al colegio y se pelean con el compañerito porque dicen una pavada. Te la tenés que bancar…
Leo: — ¿Eso te dolía?
Daniel: — Sí, me dolía sobre todo ver cómo sufría la gente a mi alrededor. Eso también fue un impulso para alejarme de ese ambiente.
Leo: — Cuando escuchas opinar a la gente en redes o en los medios si sos buen o mal papá, ¿te molesta o lo dejas pasar?
Daniel: — Antes me calentaba mucho, ahora la verdad que nada porque Marta de Haedo no puede saber cuántos días veo a mis hijos y las cosas que hago con ellos. Yo no soy una persona que todo lo que hago con mis hijos lo pongo en las redes sociales. Creo que la gente se hace una idea de lo que ve en las redes y si no publicas nada con tus hijos creen que es porque no estás nunca con ellos o no los viste. Yo publico cosas puntuales, no hago un reality show de la vida de mis hijos o de mi relación con ellos. No me gusta eso. Por momentos me he sentido que no he sido tan buen padre por malas decisiones que he tomado en mi vida. He pasado un periodo oscuro, feo, por hacer cosas que no debía. Pero esas cosas me sirvieron para saber que no las tengo que hacer nunca más.
Leo: — ¿Te referís al momento que contaste que tenías depresión?
Daniel: — Sí, depresión, caí en drogas, alcohol, cosas a las que la depresión te lleva y se agravan a raíz de eso.
Leo: — ¿La tristeza o la depresión te llevaron a las drogas o las drogas te llevaron a la depresión?
Daniel: — Y nunca se sabe. Las dos cosas creo que te llevan al mal, a la oscuridad y se alimentan una de la otra.
Leo: — ¿Y hoy cómo estás?
Daniel: — Estoy en un momento bárbaro, la verdad es que hice un tratamiento, sigo en tratamiento, pero una fase en la que ya estoy muy bien gracias a Dios. Nunca más volví a hacer cagadas. Nunca más tuve una recaída.
Leo: — ¿El tratamiento consiste en dejar las drogas para no tener depresión?
Daniel: — Dejar las drogas no fue un problema para mí porque no era algo que yo hacía frecuentemente todos los días. Sí, lo hacía cada tanto. Ese no fue un problema, pero sí salir de esa depresión, de sentirte todo el tiempo una mierda, de no tener ganas de levantarte de la cama, de sentir que estás perdiendo el tiempo, que desperdiciaste tu vida, que tomaste malas decisiones, eso que te lleva a querer hundirte en otras cosas. Creo que el tratamiento principalmente es tratar la depresión. Dejar la droga fue una consecuencia de que dije: “No lo quiero hacer más, esto me hace mal” y chau.
Leo: — Te sentías mal con vos en lo personal. ¿Cómo te influía como padre todo eso?
Daniel: — Me sentía mal, ausente, era una persona que yo no reconocía porque siempre fui un deportista de élite y nunca en mi vida había tocado nada, entonces me sentía que me había convertido en una persona que no era yo y que detestaba. Y con respecto a mis hijos no me calienta lo que me digan los demás porque eso es algo que me van a decir mis hijos y es una charla que voy a tener con ellos. Nadie puede saber la relación que yo tengo con ellos. Los únicos que me pueden reclamar son ellos y en todo caso sus madres.
Leo: — ¿Entendés después de lo que te pasó con las drogas y la depresión a Diego Maradona? Porque terminas saliendo con Giannina, Diego seguramente fue tu ídolo de chico…
Daniel: — Sí, soy el que más entiende y él es el que más me hubiese entendido.
Leo: — Porque es pasar por un infierno...
Daniel: — Sí, es tremendo. Si hubiese tenido la vida que tuvo Diego, yo hubiese hecho cosas mucho peores. Creo que cualquiera hubiese hecho cosas peores de las que pudo haber hecho porque en realidad, si te fijás, él se hacía mal a sí mismo, era su manera de escapar a ser Maradona todo el tiempo, que debería ser insoportable. Pero en realidad él era el mejor amigo, sé que era el mejor padre porque lo sé, me lo ha dicho Giannina y Dalma también.
Leo: — ¿Lo conociste?
Daniel: — Sí, tenía una muy linda relación. No te digo que éramos amigos porque era muy difícil verlo a Diego siempre. Pero hablábamos y él me quería mucho y yo también a él, eternamente. Era una persona de oro que cuidó a muchísima gente y no lo cuidaron, le apuntaron con el dedo siempre por una enfermedad que tenía. Muy pocos lo querían ayudar, la mayoría lo querían hundir. Pero sí, lo entiendo y él hubiese sido el primero que me hubiera llamado después de ese video que publiqué.
Leo: — ¿Crees que le hubiese gustado verte como novio de Giannina en su momento? ¿Hubiese sido un buen suegro?
Daniel: — Yo creo que sí porque el siempre jodía con eso porque con Giannina fuimos amigos muchos años antes de estar juntos, éramos muy amigos y Diego siempre jodía y decía: “Amigos los huevos” (risas). No nos creía ni a mí ni a ella. Cuando estuvimos juntos Diego ya no estaba más y yo creo que me hubiese dicho: “¡Yo sabía!” (risas).
Fútbol
Leo: — ¿Cuál fue tu mejor momento como jugador?
Daniel: — En la Roma creo. Estaba picante. En el Espanyol antes de la Roma también, es por eso después me compra la Roma. En el Espanyol hice 22 goles en 42 partidos, creo. Ahí estuve bien...
Leo: — ¿A qué edad te retiraste del fútbol?
Daniel: — A los 30.
Leo: — Muy joven.
Daniel: — Sí porque la verdad es que a los 30, según se dice en el fútbol, uno está en el mejor momento de plenitud y madurez. Digamos que a mí me gusta sufrir, entonces en el momento en el que yo iba a empezar a disfrutarlo dije: “No. ¿Para qué? Si puedo sufrir” (risas).
Leo: — ¿Podrías haber seguido jugando bien?
Daniel: — Bien no sé, habría que haberlo visto, pero supongo que sí. Estaba en plenitud.
Leo: — ¿Y por qué te retiraste?
Daniel: — La verdad es que a mí me agotó mucho lo que es el ambiente del fútbol, todo lo que lo rodea, soy una persona muy sensible, por eso hago música y me afectó muchísimo eso a mí y a mi familia, sobre todo al venir a Argentina que no era solo el mundo Boca sino que era el mundo del espectáculo y todo eso. Ahí me afectó mucho, entonces decidí alejarme de ese mundo porque también estaba viviendo un periodo en el cual me parecía que ganando tanto dinero un poco me había mareado, vivía un poco en una nube…
Leo: — ¿Gastaste más de lo que debías?
Daniel: — Sí. Igual lo volvería a hacer (risas).
Leo: — ¿Pero algo quedó? ¿Algo cuidaste?
Daniel: — Sí, sí, obvio. Un poco también para salir de esa nube yo ya tenía esta otra pasión que es la música, desde muy chiquito, así que decidí hacer esta locura.
Leo: — ¿Te gustaría volver a jugar en un club?
Daniel: — Por ahí sí. No sé. Pasa que estoy muy viejo (risas).
Leo: — Pero no te dan ganas.
Daniel: — No sé, tendría que ser algo muy tentador.
Leo: — ¿Banfield? ¿Lanús?
Daniel: — Podría ser. Yo físicamente me pongo a entrenar y en tres meses estoy bien (risas).
Leo: — La magia no se pierde.
Daniel: — Pero la verdad es que pasaron muchos años y mucho rock and roll. Uno piensa desde la cabeza que puede, pero después el físico te dice: “No, Pará, pará, pará”.
Leo: — Arabia Saudita un año…
Daniel: — ¡Ah! Así sí. Si me conseguís un club juego hasta los 48 (risas).
Leo: — Recuperás lo perdido...
Daniel: — Me encantó. Firmo ya. Ahora mismo (risas).