Greeicy Rendón es cantante y actriz colombiana que desde temprana edad mostró interés en la música y la danza. Su carrera comenzó en 2007, cuando participó en el reality show Factor Xs, que le permitió ingresar al mundo de la actuación. A partir de 2009, su talento la llevó a realizar varios papeles en telenovelas, destacándose como protagonista en Chica vampiro, en 2013, un éxito internacional que consolidó su popularidad.
Además de su trayectoria como actriz, ha construido una destacada carrera como cantante. En 2017 debutó con su primer sencillo, Brindemos, al que le siguieron una serie de éxitos, entre ellos Amantes, en colaboración con Mike Bahía, su pareja y compañero tanto en la vida como en la música. Su voz tiene una gran repercusión en plataformas digitales y se destaca en el género urbano en Colombia y en toda América Latina. A lo largo de su carrera ha realizado colaboraciones con reconocidos artistas, como Alejandro Sanz, Tini Stoessel, Juanes, Anitta, David Bisbal, Danny Ocean y Fonseca, entre otros.
En 2022, Greeicy lanzó su segundo álbum, La carta, y se presentó en la gira internacional Amantes Tour junto a Mike. Ese mismo año le dieron la bienvenida a su primer hijo, Kai. La artista fue reconocida por su talento en premios internacionales, incluyendo el MTV Millennial Awards y Premios TV y Novelas; y participó en La Voz Kids 2024 como entrenadora.
El pasado 21 de noviembre, deslumbró al público con su presentación en el icónico Teatro Gran Rex en Buenos Aires, Argentina. Próximamente, continuará su gira con shows programados en Venezuela, Guatemala y El Salvador.
Pollo: — Naciste en un hogar humilde y hoy sos un éxito y llenas estadios en todo el mundo. ¿Sos consciente de eso? ¿Lo tenés presente?
Greeicy: — Muchas veces la velocidad no permite frenar, pero me obligo y digo: “¡Wow! Todo lo que está pasando”. Siento que las personas que me rodean, el equipo que he construido con los años, todos tenemos este mismo pensamiento o sentimiento de agradecer lo que estamos haciendo y viviendo porque es lo que nos gusta y nos apasiona. A mí me encanta mirar para atrás porque es inevitable pensar en que estoy viviendo cosas que ni siquiera imaginé. Vengo de una familia muy humilde, de una ciudad muy pequeña, donde no tenía ni un contacto ni había dinero.
Pollo: — No podías imaginarte toda esta carrera artística.
Greeicy: — Yo ni siquiera lo soñaba. Todos mis juegos eran cantando y bailando. Desde muy chiquita me dediqué al arte de manera muy genuina, intuitiva y real, sin pretensiones de nada. Mi manera de aterrizar era decir: “Yo voy a ser veterinaria”, pero la vida me fue demostrando que los sueños se cumplen. Hay que levantarse todos los días con un propósito y trabajarlo.
Pollo: — ¿Cómo sos como mamá?
Greeicy: — Sí. Mi hijo se llama Kai, que significa océano. Cuando empecé a vivir la maternidad dije: “Me parece que le pusimos el nombre que era” porque la maternidad es eso, es como un océano, un universo que no terminás de descubrir o de conocerlo. Es cierto que los hijos expanden tu vida al mil y la potencian en todo sentido: si tenés miedo, son más grandes, si tenés inseguridades, son más grandes, si tenés sueños, los hijos llegan con ese motor. La mejor parte de mi vida es esta. No necesariamente tengo que ser la misma de antes y hoy no soy la misma de antes. Con la maternidad siento que soy una versión mejor.
Pollo: — ¿Cómo manejas el tema de los viajes y la distancia con tu hijo?
Greeicy: — Yo he sido muy independiente toda mi vida y él tiene mucho de eso. Al principio yo me iba con el corazón en la mano y él me saludaba con la mano, se quedaba con mis papás y era feliz. Pero por primera vez en la vida, en este último viaje, lloró y me pedía que no me fuera.
Pollo: — ¿Y cómo hacés cuando te pasa eso?
Greeicy: — Fue horrible. Sentí una sensación que nunca había sentido en mi vida. Sabía que no podía hacerlo, pero tenía muchas ganas de decir: “No me voy, cancelen todo”. Me fui, como la canción, con un nudo en la garganta. Era muy fuerte, me fui llorando. Ahora ya está feliz, pero fue un momento muy profundo.
Pollo: — Hay una frase que te dijo tu mamá sobre ser feliz que la atesoras y la mencionaste en tus redes y en entrevistas...
Greeicy: — Sí. Yo tenía 24 años y tenía un espejo en mi sala, donde bailaba. Me estaban pasando cosas muy lindas en mi vida, en todos los sentidos, y ella me escribió en el espejo: “Que seas feliz con mucho, con poco o con nada”. Yo leí eso y recordé cuando era chica y veía a mis papás trabajar muchísimo por muy poco dinero, sacando de donde no tenían para alimentarnos a mis dos hermanos y a mí, dándonos estudio... Mi familia siempre ha sido feliz, siempre han estado super unidos en medio de la necesidad.
Pollo: — ¿Cómo hacés para transmitirle esa crianza a tu hijo? ¿Cómo se hace para decirle esto sí y esto no aunque hoy se lo puedas comprar?
Greeicy: — Es un tema que tocamos muchísimo. De repente estoy diciendo una tontería, porque estoy aprendiendo a ser madre, pero yo siento que puede ser hasta más difícil educar en abundancia.
Pollo: — Tiene lógica.
Greeicy: — Él tiene 2 años y 8 meses y está educándose en esa sensación de que no le falta nada. Pero nosotros tratamos de ser medidos en que no necesita mucho para ser feliz. No ha llegado todavía el momento en el que nos toque que nos diga: “Quiero eso” y hay que explicarle esta vez sí, esta vez no. Pero es un tema difícil y lo conversamos un montón con Mike. Está rodeado de gente bonita a su alrededor que creo que va a aprender de la esencia de todos, independientemente de que tenga comodidades y privilegios. No me gustaría que creciera sin valorar las cosas.
Spielberg
Pollo: — ¿Es verdad que casi quedas seleccionada para una película de Steven Spielberg?
Greeicy: — Sí. Su equipo buscó en ese momento a la oficina de mí manager y dijeron: “El director quiere ver a Greeicy. No le van a hacer casting porque ella cumple con todos los requisitos”.
Pollo: — ¡Qué emoción!
Greeicy: — Que no te hagan un casting es como un super privilegio, pero ese fue finalmente el problema. Yo dije: “¡Me escogieron a mí! ¡Me eligieron!”. Ellos habían dicho: “Queremos que sea una latina, ella cumple con la imagen del personaje físicamente y en personalidad. No tenés ni que actuar. Eres tú”. Todo esto por correo electrónico entre las oficinas.
Pollo: — Me imagino que se festejó, se brindó, todo…
Greeicy: — Sí, todo. Estaba muy contenta.
Pollo: — ¡Es Spielberg!
Greeicy: — Sí, me endeudé (risas). Me gasté el millón que me iba a ganar, pero no me lo dieron (risas).
Pollo: — ¿Qué pasó?
Greeicy: — Le dicen a mi oficina: “Aquí mandamos el libreto para que ya lo tengan y puedan hacer la lectura”. Yo empiezo a buscar la parte en español porque yo no sé inglés y decía: “¿Cuál será?” porque seguía bajando y no llegaba a esa parte. No estaba. Le dije al equipo: “Preguntenle si nos dicen cuáles son las partes del personaje”.
Pollo: — ¿Y qué dijeron?
Greeicy: — Era todo en inglés y yo no sé inglés...
Pollo: — ¿Y ahí les mandaron un mail y les dijeron: “Greeicy no sabe inglés”?
Greeicy: — “Mira, estamos viendo todo el texto y de repente no está aquí o todo es en inglés porque te queremos contar que pues Greeicy está en proceso de aprender inglés”, le respondieron a la oficina de Estados Unidos.
Pollo: — Estuvieron bien. No hay que decir que no se sabe.
Greeicy: — Claro, no. “She’s working in her English” (risas).
Pollo: — Working progress (risas).
Greeicy: — Y ahí nos dijeron: “No, pero todo es en inglés. Pensamos que ella…”
Pollo: — ¡Ay! No. Pero para mí a él le quedó en la cabeza la idea. El día de mañana va a volver esa propuesta…
Greeicy: — Sí, yo también lo digo. Al final fue un impulso para aprender inglés, que aún no he aprendido. No recibí el mensaje que me dio al vida.
Pollo: — Está bueno que sepas, pero no es tan grave.
Greeicy: — Y pero se pierden oportunidades…
Pollo: — El consejo a los chicos que nos miran es: estudien.
Greeicy: — Sí, por favor. Aprendan inglés.
Pollo: — Pero… Spielberg, te la perdiste.
En números
La cantante no dudó en responder el cuestionario, revelando detalles íntimos sobre su vida sexual, sus emociones y los percances que enfrenta durante sus viajes. ¿Qué confesó?
Pollo: — ¿Cuántas bombachas tenés?
Greeicy: — ¿Panties? Muchas, muchísimas.
Pollo: — ¿Comprás mucho?
Greeicy: — Tengo muchísimos. Pero me pasa que viajo mucho y se me quedan, los olvido. Ando con uno y lo lavo todas las noches, duermo sin calzón y luego con el secador lo seco y me lo coloco.
Pollo: — Pero es incómodo.
Greeicy: — A la noche me lo quito, lo enjuago y lo dejo colgadito, lo seco con el secador y listo.
Pollo: — Que no te toque una ciudad como San Pablo con humedad fuerte porque no seca.
Greeicy: — No, no (risas).
Pollo: — ¿Hace cuántos días no tenés sexo?
Greeicy: — 20 o por ahí. Llevo como una semana y media fuera de mi casa sin Mike y cuando estuvimos juntos dormimos con Kai, entonces son varios días...
Pollo: — Claro se estiró todo.
Greeicy: — Sí.
Pollo: — ¿Cuántas veces lloraste en los últimos 30 días?
Greeicy: — El domingo pasado lloré cuando me fui de mi casa y Kai lloró. Me fui llorando hasta el aeropuerto.
Pollo: — ¿Sos de llorar?
Greeicy: — Sí, soy muy llorona pero siempre en intimidad. Me gusta llorar en la ducha para que el agua se confunda con las lágrimas.
Juego del millón
Con la valija que contiene un millón de dólares, el Pollo invitó a Greeicy a comprar lo que desee. El único requisito es que el dinero no puede ser donado. ¿Cómo lo distribuyó?
Pollo: — ¿En qué gastarías este dinero?
Greeicy: — Con 300 mil compraría algo para mi hijo. Una propiedad chica en Estados Unidos para rentar y que le quede o lo cambio en pesos colombianos y podría comprar algo que rinda más en Medellín.
Pollo: — ¿Qué más te gustaría?
Greeicy: — Que rico viajar con la familia…
Pollo: — ¡Vamos a viajar!
Greeicy: — Somos cinco porque iríamos con mis papas.
Pollo: — ¿Qué lugares te gustaría conocer?
Greeicy: — Podría ir a África. Me encantan los animales, me gustaría hacer un safari.
Pollo: — Pongamos 200 mil para eso. Quedan 500 mil.
Greeicy: — Le regalaría un carro clásico a Mike.
Pollo: — Vamos a calcular 200 mil. ¿Qué hacemos con estos 300 mil?
Greeicy: — No sé. Podrían ser 100 para unas joyas, que dicen que se valorizan. No me las pondría porque no soy de ostentar, pero sería una manera de invertir.
Pollo: — Te quedan 200 mil.
Greeicy: — Déjame pensar…
Pollo: — ¿Sabés qué podrías hacer? Regalar un show.
Greeicy: — ¡Sí! Me gusta. Me encanta la idea. Haría un show en Colombia, en mi ciudad, Cali.