Kevsho, cuyo nombre real es Kevin Roberto, nació en Mar del Plata y se destacó por su desempeño como creador de contenido y actor. Su carrera comenzó en 2014 en YouTube, donde inicialmente realizaba reseñas de libros y luego incursionó en la comedia y los sketches. Su popularidad en las redes creció exponencialmente cuando, en 2016, uno de sus videos sobre frases típicas de las madres se viralizó, marcando un hito en su trayectoria digital.
A los 18 años se trasladó a Buenos Aires, donde debutó en teatro con la obra El Círculo, que le permitió realizar giras tanto nacionales como internacionales. A la par de su carrera en YouTube y el teatro, también consolidó su presencia en televisión al ser conductor de los Kids’ Choice Awards Argentina 2018.
A lo largo de su carrera, ha ampliado su participación en diversos proyectos televisivos y digitales. Fue coconductor del exitoso programa El muro infernal en 2020 y participó en series como Kally’s Mashup y Bia de Nickelodeon y Disney Channel, respectivamente. Además, ha sido nominado a prestigiosos premios internacionales como los Kids’ Choice Awards y los Streamy Awards, convirtiéndose en uno de los pocos argentinos en recibir tales distinciones.
Su reconocimiento internacional creció con su rol principal en la serie Entrelazados de Disney+, que lo convirtió en una figura destacada del ámbito juvenil. En 2023, alcanzó uno de sus mayores reconocimientos al ser galardonado como Actor Favorito en los Kids’ Choice Awards México. Este año participó en proyectos de gran visibilidad como la serie Porno y helado y su reciente papel en Cromañón, donde interpreta a uno de los sobrevivientes de la tragedia en el local bailable del barrio porteño de Once.
Con una comunidad de 12 millones de seguidores en redes sociales, su carrera sigue en expansión y mantiene una fuerte conexión con su público juvenil que lo acompaña desde sus primeros años en las plataformas.
Cromañón
En la serie, Kevsho interpreta a Javier Filgueira. Se trata de un joven de buena posición económica que, a pesar de tener todo lo que muchos querrían, mantiene una relación distante y conflictiva con sus padres. Esta desconexión familiar lo lleva a refugiarse en la música y en la compañía de sus amigos, por eso decide asistir a los recitales de Callejeros en el boliche República Cromañón ese trágico 30 de diciembre del 2004.
En la historia Javier desarrolla una relación sentimental con Martín, conocido como “Bichito”, lo que añade una dimensión emocional y compleja a su personaje. Esta conexión es crucial para entender las motivaciones del personaje y cómo, en su búsqueda por encontrar su lugar, se enfrenta a un mundo que le resulta ajeno y desconcertante. La serie no solo relata la tragedia sino también las profundas repercusiones emocionales que dejó en los jóvenes que vivieron esa noche y muestra cómo sus vidas cambiaron para siempre.
Mai: — ¿Cómo te sumás a la serie Cromañón?
Kevsho: — Fueron cinco etapas de casting, super exhaustivo y exigente porque el proyecto lo demandaba y ahí está un poco la creencia de que “cuando tenés seguidores te ponen” y no, realmente no es así. Uno no puede controlar lo que piensa la gente, pero a veces es medio molesto y también dolorosos los comentarios porque te quitan el mérito y no ven el esfuerzo que hay detrás. Yo estuve trabajando para el casting, informándome y viendo entrevistas para poder trabajar en los personajes.
Mai: — Es posible que te hayan convocado porque sos Kevsho y tenés una gran cantidad de seguidores, pero esos seguidores te los ganaste vos y tenés tu talento como actor también.
Kevsho: — Sí, hay un montón de gente con seguidores y mucha más movida que yo que podrían ser convocados. Pero la realidad es que uno trabaja como actor para poder estar en esos proyectos de casting. La gente que me sigue desde hace mucho se pone muy contenta porque me ven desde que tenía 16 años y prendí por primera vez una cámara, van viendo el proceso y los sueños que se van cumpliendo. Yo desde el día uno dije que quería actuar y que eso empiece a pasar es increíble. Obviamente uno se forma, va a los castings y recibe muchos no y algunos sí, pero en parte es porque te elige la gente.
Mai: — Es muy inspirador que vean el recorrido y es muy fiel la audiencia. ¿Cómo fue el proceso de grabación de Cromañón?
Kevsho: — Lo de Cromañón fue una locura. Cuando me llegó el casting dije: “Quiero ser parte”. Yo estaba grabando una peli con Sofi Morandi y Ornella D´Elía; y justo llega este casting que se iba a grabar en gran parte en Uruguay. El primer casting fue selftape, que es la modalidad de casting que uno se graba en su casa y que se empezó a implementar mucho en la pandemia.
Mai: — ¿Qué te pedían en ese casting?
Kevsho: — Creo que ese primero pedían dos escenas. No me acuerdo mucho porque fue hace como dos años. Pero las grabé muchísimas veces porque soy muy perfeccionista. ¡Grabé como 50! Preparé el casting con una coach actoral, mandé el primero y les gustó. Ahí pasé a la parte presencial.
Mai: — ¿Qué personaje estabas casteando?
Kevsho: — Uno de los protagónicos. Al final para ese personaje no quedé porque tiene mucho que ver con cómo sos físicamente, lo que transmitís, etc. Para ese personaje no quedé y empecé a castear para otro. Ahí van probando y viendo cómo quedan los personajes juntos en las escenas, las alturas, todo...
Mai: — ¿Te daba ansiedad?
Kevsho: — Sí, pongo toda la energía ahí. Pero una vez que lo hago, ahí ya suelto y que pase lo que tenga que pasar. Lo que pude hacer, ya lo hice.
Mai: — ¿Cómo fueron las jornadas? Porque es un tema muy fuerte.
Kevsho: — Sí, los castings fueron muy intensos con parte de improvisación, de releer lo que fue la tragedia, que era tremendo. Yo terminé de grabar un protagónico en una peli un viernes y el sábado a la mañana ya me estaba yendo a Uruguay a grabar Cromañón. Fue cambio de peinado, me raparon, me hicieron cresta, me pusieron unos tatuajes, estoy con delineado, soy otra persona. Eso como actor está buenísimo para crear el personaje.
Mai: — ¿En la grabación contaron con algún tipo de terapia por la intensidad del tema?
Kevsho: — Sí, lo principal fue que hablamos con sobrevivientes. Eso fue super fuerte. Todo el elenco, al ser la mayoría argentinos, estábamos en un hotel y un de los sobreviviente en la mochila había traído las zapatillas que había tenido en el momento, la bandera de Callejeros, todo era de ese momento y fue muy fuerte. Para todos fue una responsabilidad súper grande contar esa historia. Entonces, cuando salió el anuncio había mucha gente criticando, pero está tocado desde un lado serio. No es por desprestigiar nada, pero no es una tira juvenil, es algo super serio.
Mai: — Con investigación en base a las historias reales...
Kevsho: — Sí, con investigación. Es de Amazon Prime, con una super mega producción, con cantidad de extras…
Mai: — Y con sentimiento me imagino también, de muchas personas que vivieron eso.
Kevsho: — Sí, hay mucha gente involucrada que estuvo en la tragedia y se cuenta todo.
Hate
Mai: — ¿Ves los comentarios en las redes?
Kevsho: — Sí, pero fui aprendiendo con el tiempo que no es la vida real. Obviamente está bueno lo que opina la gente, pero hay que entender también que hay muchas personas que ahí están vaciando todo lo malo que puedan llegar a tener y no de la mejor manera. Uno suele tomarlo mucho más personal de lo que debería.
Mai: — ¿Te duele el hate? Porque hay comentarios que hieren.
Kevsho: — Sí, al principio me dolía y hubo momentos de exposición que, junto a Mica Suárez, con quien crecimos en el mundo digital y trabajamos en muchos proyectos juntos, lo sufrimos porque varias veces eran muy heavy los comentarios en Twitter. Estaban los nombres en tendencias todo el tiempo y si bien te dicen cosas lindas, también hay muchas cosas feas y de alguna manera te empezas a creer eso. Llegas a un punto de querer dejar de ser tan relevante, de generar tanto contenido y empezás a publicar menos cosas porque sabés que, sea lo que sea, va a generar comentarios. Siempre estamos agradecidos a los mensajes positivos, pero también recibimos muchos negativos.
Mai: — ¿Tuviste que trabajar en terapia esto de no creerte ni lo bueno ni lo malo?
Kevsho: — Arranqué terapia el año pasado. Había dejado este año y retomé hace dos semanas porque estoy trabajando en la vuelta a los videos en YouTube, hay que preparar un poco el terreno y a veces hay que dejar de lado esa creencia de “yo puedo con todo”. Sé que hubo momentos en los que pude y estoy contento sobre cómo manejé todo, pero sí quizás si hubiera ido a terapia en esos momentos me hubiera evitado un poco el burnout, esa cosa de quemarte y de no disfrutarlo tanto. Siento que estaba teñido por decir: “Voy a subir algo, pero no quiero que se haga viral”, que es precisamente lo que todo el mundo quiere. Pero cuando lo conseguís, se empieza a dar vuelta la cosa porque la gente te empieza a atacar por cualquier motivo. Cualquier cosa que hagas vas a ser TT (Trending Topic) y van a hablar mal de vos y a darte con un caño.
Mai: — ¿Entrabas a los perfiles hate? ¿Contestabas los comentarios negativos?
Kevsho: — Sí, en su momento sí. Es un error responder. No lo hagan, no lo recomiendo (risas). Pero también es algo que a veces tenés que pasarlo y necesitas hacerlo para después entenderlo. En ese momento era sacarse un poco la bronca, después empecé a escribir respuestas, pero no la publicabas. Sentía que me servía hacerlo así: lo escribía y lo borraba. No lo llegaba a publicar. Era como un ejercicio. Ahí dije: “Basta” y dejé de ver qué decían de mí porque sino era imposible.
Mai: — Se está hablando mucho de la posibilidad de regular las redes sociales. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que estaría bueno?
Kevsho: — Yo creo que sí, pero lo veo muy difícil. Hay cosas que te acostumbras a vivir de una manera y te cuesta imaginarte que dejen de pasar y las redes que es un poco eso. Todo lo que va llegando, con la inteligencia artificial y herramientas nuevas, está bueno regularlo, pero lo veo muy complicado porque vivimos entre pantallas. A mí me ha pasado que me abruma un poco, después de tantos años trabajando, sentís que no te despegas nunca. Hay que hacer un poco de trabajo introspectivo y soltar porque las pantallas te pueden despertar un montón de creatividad, pero hay algo que termina siendo adictivo.
Mai: — ¿Qué cosas hacés para soltar las pantallas?
Kevsho: — Meditación, ahora quiero volver a la actividad física, al gimnasio, pero me sigue pasando todavía que digo: “Hoy no salí a respirar un poco, a dar una vuelta”. Es difícil, pero super necesario para hacer algo por uno, estar más presente, agradecer más.
Mai: — Si no se regula desde afuera al menos autorregularse a uno mismo.
Kevsho: — Sí, a mí me pasó estos últimos años de estar de acá para allá, con viajes y YouTube, que no paras y de pronto no te das cuenta lo lindo, de todo lo que realmente estás viviendo y es bueno poder frenar y agradecer. Suena re hippie, pero a mí me pasó de alcanzar objetivos de muy chico, cosas que yo lo veía muy lejanas estando en Mar del Plata, no teniendo contactos de nada, mi papá con un taller mecánico, mi mamá nada que ver con los medios, y de pronto lograr estar en Disney, lograr mi departamento. Son cosas que decís: “¡Que loco!”. Pero también tenés una especie de vacío. En este país y con lo difícil que es todo, decís: “¡Ay! Cuando tenga mi departamento, cuando tenga mi cosa, cuando tenga, cuando tenga, cuando tenga”.
Mai: — Cosas que en otro momento parecían inalcanzables.
Kevsho: — Sí, sueños que eran inalcanzables y que de pronto pasaron y lo agradezco y soy muy feliz y agradecido de todo, pero realmente te das cuenta de que todavía hay cosas que son muy de uno y que vos tengas lo que tengas, ese sentimiento está ahí…
Mai: — Son vacíos inherentes al ser humano y de pronto en el fondo, lo que a vos más te llena es ir a Mar del Plata, ver a tu familia, lo que todos podemos tener, ¿no?
Kevsho: — Claro. Está buenísimo no necesitar llegar a conseguir esas cosas, pero de pronto, cuando lo logras, tenés un poquito más de noción de todo lo que alcanzaste y hay que agradecerlo.