Nazareno Casero es un actor argentino destacado en cine, teatro y televisión. Es hijo del reconocido comediante Alfredo Casero y desde chico participó en proyectos artísticos junto a su padre, como el icónico programa de humor Cha cha cha.
Su primer papel protagónico fue en la película Arizona Sur y su filmografía se ha ampliado con títulos nacionales e internacionales, como Los condenados, Estamos juntos y Aballay, el hombre sin miedo. En televisión dejó su huella en series populares como Paraíso rock, Vecinos en guerra, Farsantes y tuvo una participación especial en Los Simuladores. También se destacó en Historia de un clan, donde interpretó al personaje de Daniel “Maguila” Puccio; y en 2021 dio vida a un joven Diego Maradona en la serie Sueño bendito.
Actualmente, protagoniza Jardines salvajes en el Multiteatro Comafi con funciones de miércoles a domingos. También se desempeña en el rol de conductor en el streaming Blender, en el programa Final Feliz, todos los jueves a las 23. Próximamente, comenzará la grabación de una nueva ficción y el 19 de diciembre peleará contra el actor español Jaime Lorente, conocido por su rol en la serie La Casa de Papel. Será en la segunda edición del evento Parense de Manos, que se realizará en el estadio de Vélez.
Pollo: — ¿Cómo te llega esa propuesta?
Nazareno: — Me escribe Walter Costabel, uno de los organizadores de Parense de Manos y de un montón de otros eventos y me dice: “Che. Está la posibilidad de pelear con Lorente. ¿Querés? ¿Te interesa?” Lo pienso un segundo y le pregunto: “¿Cuánto mide y cuánto pesa? Si es boxeo tenemos que tener eso en cuenta sino ya empezamos a tener otras distancias, otras cosas”. Yo tengo mis pruritos porque pelearse creo que es algo muy íntimo, pero le dije que sí.
Pollo: — ¿Qué quiere decir que es algo íntimo?
Nazareno: — Que te expones a una presión que no sabés cómo reaccionas ante la presión de que venga un tipo a pegarte en un ring.
Pollo: — Va a haber casi 60 mil personas mirando ahí sumado a la gente que está en stream.
Nazareno: — Sí, es mucha gente. Muchos ojos viendo acá y en España.
Pollo: — A priori, ¿cuál es tu pálpito? ¿Lo vas a trompear a él o te va a trompear a vos?
Nazareno: — Yo estoy entrenando para ganarle al que sea.
Pollo: — ¿Sabés pelear?
Nazareno: — Decir que sé pelear sería una ingenuidad de alguien que no sabe pelear. Me gusta el deporte de contacto. Yo digo que el boxeo es la baranda que divide entre la barbarie y el raciocinio porque es el lugar donde podemos darle rienda suelta a algo que es inherente al humano como es la pelea, luchar, ganar, pero estamos cuidados porque hay un referí, jueces, equipamiento…
Pollo: — Reglas.
Nazareno: — Exacto. Está dada la contención para que eso pase. Yo creo que las peleas son para tenerlas no para ganarlas. Vos ya ganas peleando.
Pollo: — No, yo quiero ganar (risas).
Nazareno: — Yo también, pero eso va por añadidura cuando vos hacés las cosas bien. Para mí tener la pelea es un montón y estoy entrenándome para ganar. Si no tuviera un poquito de fe en que voy a ganar, no me meto.
Pollo: — No puedo creer que vas a pelear contra otro actor. ¿Vos ya caíste o todavía no?
Nazareno: — Me pasa que por ahí a la noche me voy a dormir y estoy pensando en golpes, en movimientos y por ahí digo: “¿Cuántos días quedan? ¡Uff! Si yo estaba tranquilo en casa, no tenía planes de esto” (risas). Pero la verdad es que a medida que pasan los días, voy metiendo entrenamientos, vamos avanzando y digo: “Hay que seguir”. Empiezo a tomarle el gusto. Cuando ves que los golpes suenan diferente, hay otros movimientos y empezas a aprender…
Pollo: — Te cebas.
Nazareno: — Sí, porque aparte te vas preparando. Una cosa es conocer movimientos de boxeo y otra cosa es preparar una pelea.
Pollo: — ¿Se gana plata con esto?
Nazareno: — Podés ganar plata. Yo creo que sí.
Pollo: — ¿Vos lo hacés por plata o por la experiencia?
Nazareno: — En primer lugar por la experiencia. Dije que sí antes de que me dijeran cuánto podía llegar a ganar. No es mi motivación ir a hacerme rico con esto. Obviamente, me encanta la plata pero no es el fin de esto.
Juego del millón
Con la valija que contiene un millón de dólares el Pollo invitó a Nazareno a comprar lo que desee. El único requisito es que el dinero no puede ser donado. ¿Cómo lo distribuyó?
Pollo: — ¿Tenés un millón de dólares?
Nazareno: — No.
Pollo: — ¿Qué harías con este millón?
Nazareno: — Dos gambas son para mis hermanas Guillermina, Minerva y para mi vieja. Para que pongamos algo y poder decir: “Explotemos esto”. Me quedo tranquilo.
Pollo: — ¿Un local de qué?
Nazareno: — Yo se los doy y les digo: “Armemos algo lindo”. Podría ser algo gastronómico, que siempre generalmente funciona. Un cafecito…
Pollo: — ¿Qué más?
Nazareno: — Dos gambas en inversión, en un campo que tenemos en San Luis que hay que armar una estructura grande y es mucha guita. Para poder laburar con ingenieros que sepan.
Pollo: — ¿Qué más?
Nazareno: — 100 para irme de mochilero. Me gusta viajar.
Pollo: — Pero te vas a conocer todo el mundo con eso.
Nazareno: — Me falta conocer Corea, Japón. Hacer bien el sudeste asiático, que estuve alguna vez, pero me falta. Todo eso es barato. Con 100 mil está más que bien.
Pollo: — Quedan 500 lucas.
Nazareno: — 200 a algún tipo de propiedad que sea alquilable, rentable.
Pollo: — ¿Qué barrio podría ser?
Nazareno: — Agronomía, Villa del Parque, Villa Pueyrredón, Villa Crespo o Palermo, tal vez.
Pollo: —¿ Un tres ambientes?
Nazareno: — Sí o dos chiquitos que eso también funciona.
Pollo: — Le gusta al turista. Te quedan 300.
Nazareno: — 300 lucas entran al banco y buscamos ahí que se genere un manguito, un goteito o vemos cómo están las criptomonedas en ese momento. Puede quedar ahí como una cintura.
Pollo: — ¿Relojes no te gustan?
Nazareno: — Me hinché un poco de lo que puede ser caro y lujoso. En un momento me compré ropa cara y me doy cuenta que me chupa.
Pollo: — No te interesa.
Nazareno: — No es que no me interesa. Me gusta, pero no me llenó como pensé que podría y de golpe en un momento dije: “¿Qué hago comprándome una remera de 100 dólares cuando la de 7 o de 10 me sirve? ¿Cuál es el juego de esto? ¿Perderla? ¿Perder toda tu guita en comprar un equipo Gucci?” Está buenísimo y me encanta, lo tocás y sentís la diferencia. No es casualidad, no es solo el nombre.
Pollo: — Y las que compraste, ¿te las quedaste?
Nazareno: — Sí. Están ahí, las uso. Ahora capaz que me pongo un jean todo roto y una remera cara (risas). Ya no me genera vértigo ir a cambiar el celular. Me fue pasando con el tiempo porque además no fui criado así. En un momento dije: “¡Uy! Quiero ser Rodrigo De Paul” y después me di cuenta que no lo soy y que a él le queda bien esa ropa. No sé si yo me pondría un pantalón así off White, si me visto más o menos siempre con lo mismo. Yo digo que soy un Simpson, siempre estoy vestido igual (risas).
Maradona
En 2017 Nazareno fue seleccionado para encarnar a Diego en su juventud y capturar con precisión tanto la intensidad como el carácter irreverente del futbolista, transmitiendo las emociones y conflictos de una de las figuras más reconocidas y recordadas del deporte.
Maradona: Sueño Bendito es una serie que retrata la vida del astro del fútbol mundial, desde sus humildes comienzos en Villa Fiorito hasta su ascenso al estrellato y su transformación en un ícono mundial. Muestra sus éxitos y desafíos, incluyendo sus logros deportivos y los momentos personales que marcaron su vida, entre ellos sus problemas de salud.
Pollo: — ¿Cómo fue grabar en Nápoles haciendo de Diego?
Nazareno: — Lo que pasó en Nápoles es que fuimos y no se sabía que se iba a rodar la serie para evitar todo el lio que podía venir. No íbamos a poder grabar tranquilos porque iba a haber gente por todos lados, porque querían saber y ver. Hubo muchos intereses opuestos para que salga y para que no salga la serie.
Pollo: — Mucha gente involucrada.
Nazareno: — Entonces me mantenían un poco en secreto. Por ahí salía al set con un paraguas para que no me vieran, no me sacaran fotos porque también había algo de que yo vestido y maquillado de Diego si no podés poner la cámara en el plano que hay que ponerlo, por ahí sos un chavón maquillado con rulos. Había algo que podía llegar a jugar en contra de la producción.
Pollo: — Y era muy rápidamente identificable también para la gente.
Nazareno: — Sí. Veían el pelo, el tapado, estábamos en Nápoles, decían: “Es el Diego” (risas). Enseguida empezaban a venir y de alguna manera eso me pudo hacer ver o sentir un 0,5 por ciento de lo que pudo haber sentido Diego.
Pollo: — Esto de “esconderte” como si fueras el personaje real.
Nazareno: — Pensas este pibe vivió acá un infierno encantador. Pero no deja de ser un infierno porque no podía salir a la calle y se lo comían crudo porque están locos, pero locos bien, en el buen sentido. El napolitano al principio te abruma un poco, pero cuando empezas a conocerlos, los querés a otro nivel y no están tan lejanos a nosotros.
Pollo: — ¿Pudiste conocer a Maradona?
Nazareno: — Tengo gente en común con él, amigos de él, por ahí había algún tipo de comunicación, pero yo traté siempre de no molestar. Yo creo que las personas como Diego, como Messi lo mejor que podés hacer es no hincharlos. Es lo único que le podés dar a una persona que tiene todo. Si él no decía: “Che, traemelo al pibe”. ¿Qué necesidad tengo yo de ir a decirle: “Hola Diego, te quería decir…”?
Pollo: — ¿Entonces no se concretó ese encuentro?
Nazareno: — Lo conocí mucho antes. Jugué al fútbol con él en 2008 en Bolivia en un partido especial organizado en La Paz.
Pollo: — Casi 10 años antes de que te seleccionen para la serie.
Nazareno: — Sí, tengo algunas fotos con él. Muy linda experiencia.