Natalie Weber es una modelo argentina que se hizo popular en 2008 a partir de sus apariciones en portadas de revistas y programas de televisión. Su carrera en el mundo del espectáculo le permitió destacarse por su belleza y personalidad.
En 2012, su vida dio un giro al casarse con el futbolista Mauro Zárate, con quien tuvo dos hijos, Mía y Roco. Juntos vivieron en distintos países de Europa y en Dubái, donde él continuó su carrera futbolística mientras ella lo acompañaba y construían una familia.
En 2016, a los 30 años, Natalie enfrentó un desafío inesperado. Fue diagnosticada con cáncer de mama y debió someterse a una operación, un momento decisivo tanto en su vida personal como profesional.
Tras superar la enfermedad, en 2018, regresó a la Argentina junto a su esposo y se reencontró con el mundo de los medios de comunicación. Ese mismo año participó en el popular programa Bailando por un sueño en ShowMatch, donde demostró su habilidad para el baile y su carisma ante el público. Su participación en el programa la reconectó con sus seguidores y reafirmó su presencia en la pantalla chica.
Actualmente, continúa su carrera como modelo y tv host e integra el equipo del programa Desayuno Americano en América TV.
Botineras
Rulo: — Cuando tu pareja es futbolista se usa mucho el término botinera, pero se podría decir que vos sos de la vieja escuela como Wanda y Evangelina Anderson, ¿sentís diferencia entre las actuales y las anteriores?
Natalie: — No, creo que el prejuicio es siempre el mismo. Es re feo que te digan botinera.
Rulo: — No te gusta.
Natalie: — Después de 15 años me importa poco y nada, pero en ese momento cuando me decían botinera o algo por el estilo, me caía mal porque lo sentía como algo bastante despectivo. No sé si hay mucha diferencia entre las de ahora y las de antes, tampoco tengo mucho contacto con las de ahora. Deben tener como mínimo 10 años menos que yo. Para mí debe ser más o menos lo mismo, pero botinera para mí no es la que se casa y forma familia, para mí es la que va atrás del botín de moda.
Rulo: — Sería la novia que está un tiempito y se va con una recompensa...
Natalie: — Puede ser por un tiempito o que ya picoteó un par de botines y se quedó con uno.
Rulo: — Es como que fue haciendo un casting. Igual algunas eligen el botín incorrecto.
Natalie: — Claro (risas).
Rulo: — Igual es una apuesta cuando empezás a salir con un jugador. ¿Vos cuando empezaste con Mauro qué pensaste? Porque son como cinco hermanos los Zárate y cuatro juegan al fútbol.
Natalie: — Yo voy a decir algo que nadie me cree, nadie que no me conoce ¿no?, yo no tenía ni idea quien era Mauro. Yo tuve un desfile y Mauro me había mandado un ramo de flores desde Italia y en ese momento dije: “Wow. Este es medio psycho. ¿Cómo sabe que estoy acá? ¿Por qué me mandó un ramo de flores?” y me dio miedo. Cuando me subo al auto, mi representante, que me llevaba a otro desfile, me dice: “¿Vos sabés que está casado y tiene hijos?” Y yo le dije: “No, él me dijo que no”. Después de eso lo encaré a Mauro y le dije de todo: “Metete las flores donde no te da el sol” (risas). Él me dijo: “Me parece que hay una confusión. Yo no tengo hijos, no estoy casado, me parece que es uno de mis hermanos”. Ahí él me contó la historia, yo no tenía idea. Muchas deben decir lo mismo, pero yo te lo juro por Dios que no sabía. Aparte mi familia es cero fútbol.
Rulo: — ¿Por qué decís que es despectivo el término botinera?
Natalie: — En el momento en el que se empezó a decir eso conocíamos en el medio algunas chicas que iban a las fiestas de los jugadores o si iba un jugador al boliche era la que rodeaba la mesa. Estaban identificadas quiénes hacían ese laburito fino. Entonces, para mí la botinera es esa no es la que se casa, tiene hijos y que está hace 50 años como yo.
Rulo: — Viviste 10 años fuera del país acompañando a Mauro, ¿cómo fue esa experiencia en lo personal?
Natalie: — Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. No me gusta mucho contar las malas porque siento que me victimizo y la verdad que es una vida que volvería a elegir.
Rulo: — Es que es un esfuerzo importante el que hace la pareja de un jugador al dejar todo e irse.
Natalie: — Sí, lo que pasa es que cuando uno dice: “Hago un esfuerzo enorme”. El esfuerzo lo hacen todas las mujeres con el trabajo de todos los maridos. Entonces, se pone a la esposa del jugador en un lugar de sacrificada que, sí tiene sus cosas, pero hay mujeres de diplomáticos que se van a vivir afuera, médicos que se van a capacitar, etc. Incluso, no hace falta que se vayan a otro continente. Hay gente del interior que viene a Buenos Aires y tiene menos posibilidades de ver a su familia. Yo gracias a Dios tenía la posibilidad de que mi familia me fuera a visitar cuando quisiera. Eso hace que se acorte la distancia. Es diferente a quienes van a vivir al exterior y están dos años sin ver a su familia.
Rulo: — Eso tiene que ver también con el éxito económico que lograron.
Natalie: — Sí, por supuesto. Es una situación que tiene sus cosas malas: estás mucho tiempo sola, a mí me tocaron destinos bastante copados y el italiano es lo más, pero hay lugares menos sociables. El lugar más difícil fue Dubái, pero me siento una hipócrita quejándome porque vivir ahí también es divino. Pude hacer amistades, pero es verdad que estás mucho tiempo solo. Mi marido en ese momento tenía el campeonato, entonces concentraba dos veces por semana, entonces tenés los embarazos sola, el cambio de idioma, de cultura, hay un montón de cosas que sí tiene momentos feos, pero también lo supe capitalizar. Conocí lugares divinos que no sé si los hubiera podido conocer si no hubiera estado con Mauro y conocí gente muy divina.
Rulo: — ¿Cuánto tuviste que ver vos en las decisiones que fue tomando Mauro?
Natalie: — Cero.
Rulo: — ¿En las del fútbol o dónde vivir?
Natalie: — No, cero. Yo siempre, desde el momento en el que me casé, le dije: “Las decisiones las tomás vos. Lo único que te pido es que en el momento en el que te retires, elijo yo donde irnos a vivir. Yo no te voy a poner ni un pero”. Si él venía y me decía Turquía, Rusia, lo que sea, yo lo iba acompañar porque es lo que yo prometí en el momento en el que me casé con él. Fue algo que nació de mí y aparte vivimos de eso. Es algo familiar. Las decisiones me gustaba que las tomara él porque, si bien hace 15 años que estamos juntos y un poquito de conocimiento del fútbol pude agarrar, él sabe más de eso y sabe las razones de por qué tomó las decisiones que tomó. Yo soy compañera y lo acompañé donde él decidía, el día que se retire elijo yo.
La ex amiga
Rulo: — ¿Es verdad que una amiga tuya se quiso levantar a Mauro?
Natalie: — Sí, ex amiga. ¿Sabes que me arrepentí? Fui bastante suave con ella. La verdad que no la vi venir. Era una amiga que era muy divina, mis hijos le decían tía. Mauro en ese momento estaba en Boca, concentraba mucho, los fines de semana no estaba nunca en casa, entonces ella se quedaba a dormir, tenía buena onda con mis hijos. Una vez vamos a una fiesta y yo veo una secuencia un poco extraña.
Rulo: — Viste de lejos algo que no te gustó con tu marido.
Natalie: — Mauro ya estaba de mal humor que estaba ahí, él no quería ir, no quería bailar, tomar, nada, estaba sentado ahí con cara de póker y ella le hablaba un montón. Yo dije: “Tal vez la estoy flasheando porque me pegó el champagne” (risas). La dejé pasar y como a las dos horitas veo que le habla de vuelta, se le sienta y le toca la entrepierna. Cuando vi eso, empecé a hiperventilar.
Rulo: — ¿Le tocó el miembro?
Natalie: — ¡No! Si hubiera pasado eso hoy estaría presa yo. Le tocó la entrepierna cerca de la rodilla, pero innecesario el tacto. Yo te pueblo hablar y no tengo por qué tocarte. La agarré del brazo y le dije: “Vamos al baño” y ahí me doy cuenta que no podía ni hablar.
Rulo: — ¿Estaba borracha?
Natalie: — Creemos que sí. Le dije: “No voy a hablar ahora”.
Rulo: — ¿Y qué pasó?
Natalie: — Me fui con Mauro y en el auto me cuenta lo que ella le dijo.
Rulo: — ¿Qué le dijo?
Natalie: — Que le gustaba mucho su sonrisa. Le dijo: “Me gustas. ¿Qué hacemos?”.
Rulo: — Se lo estaba encarando sin reparo.
Natalie: — Mauro le dijo: “Vos estás loca”. ¡Aplausos para Pocholín! Yo le digo Pocholín a Mauro (risas). Igual no sabemos si reaccionó así porque yo estaba ahí, pero no importa (risas).
Rulo: — ¿Y la encaraste a ell después?
Natalie: — Sí, al día siguiente le dije de todo y ella no se acordaba de nada. Además enojada me dijo: “¿Cómo me vas a acusar de algo así?” Obvio que nunca lo va a admitir. No la vi más. Ella después me dijo de hablar, pero le dije que no tenía sentido. Yo tenía bastante bronca por la situación. Después me enteré que estuvo boqueando dentro del círculo que teníamos de que no era más amiga mía...
Rulo: — Te quiso embarrar.
Natalie: — Entiendo que no iba a contar que se quiso levantar a mi marido, pero por lo menos decir: “Discutimos”. Dijo cualquier cosa cuando yo le brindé lo más preciado que tengo que es mi familia.