Fede Popgold es un youtuber y creador de contenido argentino que saltó a la fama por su exitoso programa de entrevistas Vivir Siendo. A través de su enfoque auténtico y personal, aborda temas profundos y visibiliza relatos impactantes, muchos de ellos relacionadas con experiencias de superación o condiciones de salud.
Actualmente cuenta con más de un millón de seguidores, pero antes de dedicarse a las redes sociales trabajaba como gerente en una empresa. Esta decisión marcó un punto de inflexión en su vida. Lejos de detenerse, Fede se animó a explorar un mundo creativo más allá del ámbito corporativo.
Además de ser youtuber, este año se sumó a la programación de Luzu. Conduce Patria y Familia junto Anita Espósito, Lucas Spadafora, Cami Mayan y Guido Süller. Recientemente, presentó su libro Cosas que odio del mundo y me dan ansiedad, donde reflexiona acerca de la vida con textos desprejuiciados y divertidos.
Mai: — ¿Te imaginabas en algún momento estar donde estás hoy en día?
Fede: — No, no me imaginaba laburar de las redes ni vivir de la exposición. Una parte de mi quería, pero yo trabajé muchos años en una oficina. Yo tenía un laburo super corpo y cuando estás en esa crees que la línea a seguir tiene que ser esa, entonces no me plateaba la posibilidad de que algo sea diferente.
Mai: — ¿Qué estudiaste?
Fede: — Terminé el secundario, estudié marketing y arranqué a laburar. No me obligaron, pero mis padres me invitaron a hacer el camino formal y yo dije: “Voy a complacer a mis padres, voy a hacer todo el camino formal”.
Mai: — ¿Y vos qué querías hacer?
Fede: — De chico quería ser actor. Pero después como que me estrellaron mis sueños y dije: “Bueno, voy a hacer algo más normal para vivir”. No con una mala intención, con la intención de cuidarme, mis viejos me decían: “Te conviene seguir una carrera, tener un trabajo”. Así que en ese momento dije: “Voy a hacer esto un tiempito a ver cómo me siento”. De hecho, me sentí bien porque estuve 8 años en una oficina. Empecé como call center.
Mai: — ¿Cómo se vive ese laburo?
Fede: — El call center lo detesté. Es un laburo complejo porque aparte tenés mucho desgaste físico del oído, la voz, son seis horas de estar al palo y después tenés un tema psicológico que te debe afectar en algún punto. Yo me ponía muy mal cuando me contestaban mal. La gente está enojada, muchas veces con motivos, y vos sos un intermediario entre una empresa y un cliente.
Mai: — La gente se olvida que es un ser humano el que está del otro lado del teléfono.
Fede: — Sí. La gente se olvida, pero yo he estado en los dos lados porque a veces también soy el que se enoja y cuando estoy a punto de largar una puteada digo: “No, porque del otro lado está el Fede más chiquito” (risas). Pero no, no me gustó ese laburo.
Mai: — ¿Qué era lo que más te frustraba que te corten el teléfono, que te insulten o que te digan: “No me llames más”?
Fede: — El que te subestima. El que te subestima es tremendo. La señora que agarra y te dice: “Escuchame nenito, vos estás laburando ahí, atendiendo el teléfono y yo soy dueña de no sé qué, vení y poneme Internet”. Hay gente que es tremenda y vos del otro lado lo entendés porque capaz que la persona se pidió el día en el laburo y el técnico no le vino, le estás cagando la semana, pero no tenés la culpa tampoco.
Mai: — ¿Cómo canalizabas?
Fede: — Era más chico. Mucho no me acuerdo, pero yo me tomaba el 65 en Constitución y me iba pensando que paja este laburo. Después cuando empecé a crecer más en la carrera corpo, encontré muchas cosas que sí me gustaban.
Mai: — ¿Por ejemplo?
Fede: — La estabilidad económica es un factor que es excelente. Que el primero de mes esté depositado tu sueldo, vacaciones, aguinaldo. Después aprendí a dirigir equipos, a tener gente a cargo.
Mai: — O sea tuviste tu crecimiento.
Fede: — Recontra. Yo cuando me fui tenía un cargo gerencial y eso fue a lo largo de ocho años desde el call a ese puesto.
Mai: — ¡Wow! Un montón.
Fede: — Yo creo que si estás ocho años en un lugar quiere decir que algo de la ecuación te está cerrando.
Mai: — O sea que el mensaje es bancar un poco la incomodidad porque hay una recompensa.
Fede: — Bancatelo hasta donde vos creas que te lo podés bancar. Yo nunca sentí que haya hecho un esfuerzo descomunal de estar sufriendo y bancármelo. Seguí porque había otras cosas que me compensaban las que no me gustaban de ese laburo.
Mai: — ¿Te costó tomar la decisión de irte?
Fede: — Sí, pero hubo decisión que me costó más y no fue la de irme. Cuando vos te vas estás saltando hacia un vacío en donde puede aparecer el agua. El gran problema es después de un mes que vos ya renunciaste y te diste cuenta que no tenés el sueldo depositado el primero del mes y decís: “¿Y ahora qué hago?” A mí me ofrecieron otro laburo estable en otra empresa al mes de haberme ido y ahí era como cuando Rose en Titanic salta de barco y se vuelve a subir y se vuelve a tirar y decís: “Dale, decidite” Yo estaba en esa y ahí dije: “Voy a decir que no. Voy a confiar”. Esa decisión fue más difícil que renunciar.
Mai: — Y cuándo dijiste que no, ¿qué proyectabas? ¿Qué querías ser?
Fede: — Yo quería ser youtuber. Estaba empezando a crear Vivir siendo. Tenía eso y después también era agarrar cualquier laburo que salga en medios. Ahí surgió estar un corto tiempo en Sin Codificar como notero y después hice un casting para un programa de televisión que me rechazaron por feo.
Mai: — Mentira.
Fede: — Te juro. Fui a un casting y me dijeron que no porque era feo (risas).
Mai: — No podemos naturalizarlo esto. ¿Cómo fue?
Fede: — Hoy ya lo tengo superado. Me llama una vez una productora que me había visto en redes sociales y me dice: “¿Querés hacer un casting para un noticiero? Es un rol un poco informal, no es que vas a ser Santos Biasatti. Vas a contar noticias más de redes”. Yo le dije: “Sí, obvio”.
Mai: — Para lo que es redes, tendencias, virales...
Fede: — Claro. Yo voy al estudio, preparé tres noticias y graban el casting. Pasa una semana, no tengo novedades, pasan dos semanas, nada. Yo me había ido con la sensación de que me había ido muy bien. ¿Viste cuando lo sentís?
Mai: — Sentiste que ya habías quedado…
Fede: — Dije: “Esto es mío. Yo voy a ser la nueva cara de los noticieros” (risas). A las dos semanas le escribo a la productora a ver si había novedades porque si era un no prefería saberlo como para no vivir con la incertidumbre. Me dice: “Fede sí, les encantaste”. Yo re feliz hasta que me dice: “Hay un solo problema. Están buscando alguien más carilindo para este puesto”. Terminó la oración ahí, dejó pasar tres minutos y me dice: “Alguien tipo Guillermo Andino”. No me lo olvido más. Yo digo ¿para qué me tomás el casting si no soy parecido a Guillermo Andino? No me ofendí ni me pegó en el ego ni nada, lo tomé más como una iluminación. Ahí dije: “No es la tele, quizás son las redes y me tengo que enfocar en esto”. Ahí puse todo en Vivir siendo.
Los comienzos
Mai: — ¿De dónde nace la idea de Vivir siendo?
Fede: — Desde que laburaba en la empresa tenía ganas de que haya en Internet un contenido un poco más serio. Esto hoy capaz no tiene mucho sentido porque hay contenido serio, pero cuando yo aranqué con este proyecto, hace casi 6 años, Instagram era culos y pectorales, que sigue siendo y lo banco, pero en ese momento no encontrabas historias de vida. Ese era el nicho al que yo quería ir y apunté a eso.
Mai: — ¿Cómo se te ocurrió el formato?
Fede: — Quería hacer entrevistas, tengo capacidad para hacer preguntas, es uno de mis pocos talentos y dije: “No quiero preguntar cosas chicas, quiero preguntar cosas que puedan tener un impacto”. Quería generar impacto. La primera que hice fue Vivir con HIV a Lucas Fauno, que es un activista con HIV y fue un notón. En números no explotó en ese momento, hice un par más y si bien generaban una repercusión, el verdadero impacto se generó en la pandemia con las entrevistas por zoom.
Mai: — ¿Cómo te financiabas?
Fede: — Con ahorros y muchos amigos que me prestaban cosas para poder grabar o me ayudaban. Era todo remando. Yo estaba convencido de que al formato le iba a ir bien. Me busqué laburitos de otras cosas para generar ingresos: de community manager, de fotógrafo, hacía fotos para marcas de ropa, generaba pequeños quiosquitos que me permitían estirarlo un poco más. En la pandemia muchos creadores de contenido crecimos. Ahí el formato explotó y fue muy llamativo que le empezó a ir bien en todas las redes en simultáneo.
Mai: — ¿Reconociste ese éxito o seguiste laburando a full?
Fede: — Seguí laburando como hasta el día de hoy. Pero en ese momento con la pandemia yo no salía mucho a la calle, entonces no tenía ese trato directo con la gente y no entendía bien qué es lo que se estaba generando. Vivía como en otra dimensión. Una de las primeras cosas que hago cuando empiezan a levantarse las restricciones viajar a España, tuve el privilegio de poder ir como un mes. El primer día en Madrid me reconoce una señora con la hija y me dice que se habían dado cuenta que la hija tenía autismo por un video mío. Ahí dije: “Esto es de verdad. Internet funciona”. Fue la primera vez que tomé conciencia de que lo que estaba haciendo podía generar un impacto real.
Mai: — ¿Cómo ves a colegas que tal vez no transmiten valores y no les importa ser referentes en las redes sino que su contenido es lifestyle: “un día en mi vida tomando un matcha late y avocado toast” o yendo a hoteles de lujo?
Fede: — No me parece mal la vedad. Me parece que Internet es muy democrático en ese sentido y si hay gente que le gusta consumir ese contenido, de hecho yo a veces lo consumo, me parece que está bien, que no me sentiría cómodo diciendo que mi contenido vale y el de otro no porque yo hice un video de vivir siendo autista. No me gusta tampoco cuando encontrás a algún creador de contenido que se ponderan con números y contenidos. Me parece que es una profesión que se está gestando todavía porque es muy nueva, las normas se están definiendo a medida que avanza el tiempo y hay grandes costados democráticos de esto porque hoy cualquiera puede ser un creador de contenido mientras tenga acceso a Internet y un celular y está bueno que cada uno haga lo que quiera. Tiene que hacer lo que genuinamente sienta porque sino termina siendo una hipocresía. Cada uno suma desde su lugar.
Mai: — ¿Tenés haters?
Fede: — No tantos la verdad. Pero cada tanto sí aparece alguno bardeando y tratando de pinchar. A veces te dan ganas de putearlos y a veces no te importa nada. Depende lo que estés haciendo.
Mai: — ¿Te cancelaron alguna vez?
Fede: — Creo que no. En el principio de Vivir siendo no me cancelaban, pero sí había mucha crítica a los títulos que ponía o decían que quería generar un morbo y yo decía: “Si querés entrar por morbo, entrá por morbo, después te cuando veas el contenido me decís”. Sino no genero clics y sino nunca te vas a enterar de lo que está adentro.
Mai: — ¿Cómo te llevas con el tema dinero?
Fede: — Yo no elegí esta profesión por el tema guita, entonces nunca lo tuve tanto como foco. Entiendo que se necesita porque pago un alquiler, tengo que hacer un montón de cosas, pero no sé si tengo el foco en hacerme millonario.
Mai: — ¿No sos ambicioso económicamente?
Fede: — No sé si no soy ambicioso. Quiero tener lo justo y necesario para darme los gustos que quiero, pero no tengo una ambición puntual como “quiero ser millonario a los 40″. Nunca se me cruzó por la cabeza querer un millón de dólares. Yo quiero pagarme el alquiler y pedirme sushi cuando tengo ganas y que no me falte el avocado toast porque es muy palermitano (risas). Con eso estoy piola, con lo justo y necesario.
Mai: — ¿Cómo te sentís cuando te piden fotos y te reconocen en la calle?
Fede: — Me gusta, me hace sentir muy bien. Nunca entendí mucho eso del famoso enojado con la fama. Quizás porque no tengo la fama de Tini, pero a mí me parece que laburo de esto porque me gusta también que la gente venga y te quiera. Entiendo en casos de fama real que puede ser que te moleste un poco, pero en mi caso no. Me encanta eso, me parece lo más lindo. A veces me siento culpable y me quedo pensando si fui copado, si pensará que fui un ortiva o que estoy subido a algo. Es hermoso que me pidan fotos, que te inviten a una entrevista, es un poco el laburo que hacemos.