Emanuel Moriatis es un expiloto argentino de automovilismo destacado por sus participaciones en categorías como el Turismo Carretera (TC) y el Turismo Nacional (TN). Debutó a fines de los años 90 y a lo largo de su carrera ha competido también en el Turismo Competición 2000 y el Top Race.
Comenzó en el automovilismo compitiendo en el Campeonato Argentino de Cuatriciclos entre 1994 y 1997; luego debutó en el automovilismo deportivo en la categoría monomarca Citroën AX GTi en 1998. Su incursión en el TC Pista en 2001 y en el Turismo Carretera en 2002 a bordo de un Ford Falcon marcó el inicio de su trayectoria en esta categoría, donde consiguió su primera victoria en 2003.
Entre sus principales logros fue campeón de TC en 2009 y conquistó el título de la Clase 3 del TN en 2012 y en 2016. Además, fue subcampeón de esta categoría en múltiples ocasiones, consolidando su reputación en el automovilismo argentino.
En 2021, Emanuel asumió como presidente de la Asociación de Pilotos de Automóviles de Turismo (APAT) y gestiona su propio escudería en TC pista Moriatis Competición. “Hoy en día no estoy corriendo, pero estoy recontra ligado al automovilismo. La mitad de mi vida pasó por una ruta, autódromo, ciudades y viajes. Es como un jugador de fútbol que deja de jugar y después se convierte técnico”, explicó en diálogo con Leo Montero.
Leo: — En esta situación económica que atraviesa la Argentina, ¿da ganancia? ¿Da pérdida? ¿Cómo lo llevás esto de liderar una escudería?
Emanuel: — El automovilismo lo que tiene difícil es eso: el presupuesto que se maneja. Son presupuestos muy grandes, donde tenés que trabajar mucho con las publicidades. Por suerte en estos 24 años de automovilismo he tenido relación con muchas empresas y hoy tenemos una escudería que está firme, que está bien, pero no es fácil. Pobres los chicos que recién empiezan, les cuesta mucho llegar, realmente. Lo que pasó con Franco Colapinto es algo increíble. Por ahí sos un Maradona o un Messi, pero no juntaste el presupuesto para ir a correr y no llegás…
Leo: — Se tienen que dar muchas cosas.
Emanuel: — Sí, son muchas. Además de que el auto te funcione, caer en un buen equipo, tener apoyo, los sponsor, etc. Realmente es duro.
Leo: — ¿Qué tiene Colapinto que no tengan otros pilotos para haber llegado a la Fórmula 1 a los 21 años?
Emanuel: — Me gusta mucho su carácter, como es, así abierto, con sonrisa. Es super carismático. Sé que tiene un grupo de trabajo muy bueno y un esfuerzo tremendo. A los 14 años se fue a vivir solo a Europa. Creo que además de todo eso es estar en el lugar adecuado, en el momento justo y estar tocado por la varita porque este año no iba a correr, era un reemplazo. Que el piloto principal haya sido malo en sus carreras, haya chocado, haya puesto en riesgo el equipo y el presupuesto, dio como resultado que lo llamen a él. Había muchos más, pero creo que su equipo de trabajo está haciendo las cosas muy bien, no se están apurando, están yendo paso a paso.
Leo: — ¿Qué cosas ves en él con tus años de automovilista que te hacen darte cuenta que es bueno más allá de los resultados?
Emanuel: — Las carreras ahora casi que las vas viviendo como si fueras el piloto. Yo me las vi todas desde el casco (risas). Hay pilotos que a veces son muy buenos en categorías inferiores, pero cuando va subiendo la presión pueden no funcionar. Lo que vi de Franco es que es un témpano, es frío, que no es como en el fútbol, en el automovilismo es positivo eso, significa que sos pensante. Se subió a un auto de Fórmula 1 y lo manejó igual que Fórmula 2, 3. Lo vi muy tranquilo.
Leo: — Contemplando que tiene 21 años, se le da el sueño del pibe en la Fórmula 1, completó la carrera, arrancó 18 y terminó 12 en su debut...
Emanuel: — ¿Sabés lo difícil que es todo eso? Hay cosas detrás que muchos no saben, pero en un auto de carrera tenés que saber hasta dónde exigirlo, cuidar las gomas, saber cuándo acelerar y cuándo no. Él corrió perfecto. Me sorprendió para bien cómo manejó los tiempos, cuando hizo sobrepasos arriesgo bien, no se pasó un metro de la frenada, no bloqueó una goma. Cuando lo ves decís: “¡Wow! parece que hace dos años que está en un Fórmula 1″. Lo vi muy bien parado, lo hizo perfecto y creo que va a seguir así.
Leo: — ¿Todos los pilotos sueñan con llegar a Fórmula 1 o hay otros objetivos? ¿Cómo lo viviste vos?
Emanuel: — No, yo arranqué en el automovilismo medio de casualidad. Los que sueñan con eso son los chicos que empiezan con karting a los 5 años, que es la edad que más o menos arrancó Franco. Hacen toda la escuelita en karting, después van a Europa y es el sueño de esos chicos. Yo empecé a correr motocross de grande, cuatriciclo, que salí campeón argentino cuando tenía 16 años, después me pasé al auto de carrera con 18 años y a los 22 llegué al TC, pero hice todo rápido. En esa época aparte no llegaban tan chiquitos a correr, hoy sí corren con 19, 18 años. Yo entré en la época donde eran todos grandes: Juan María Traverso, Marcos Di Palma, Luis Minervino.
La carrera de la velocidad
Leo: — ¿Hay que estar un poco loco para ser piloto de auto e ir a 300 kilómetros por hora?
Emanuel: — Yo creo que uno no se da cuenta lo que está pasando. Pero sí, creo que estamos bastante locos los que corremos autos porque la verdad que es peligroso. Obviamente que uno se sube al auto de carrera y no piensa en el peligro, es la realidad, uno va a hacer lo mejor. El peligro aparece cuando de repente te despistaste y perdiste el control del auto.
Leo: — ¿Sentiste alguna vez que te podías morir?
Emanuel: — Sí. Yo me pegué dos palos fuertes y después tuve dos o tres vuelcos que, la verdad, el vuelco es lo más divertido, no está tan mal. Es como que te mete en una licuadora un poquito (risas).
Leo: — Pero estás protegido, tenés el traje antiflama, el casco, el cinto, la jaula antivuelco...
Emanuel: — Sí, tenés todo eso. El palo jodido es cuando pegas seco contra algo. A mí me pasó en un circuito callejero, esos que tienen todo paredón, pegué a 180 de frente a la pared. Ahí explotó el auto.
Leo: — ¿Ayrton Sena chocó así? ¿Con ese tipo de choque?
Emanuel: — Sí, pero Ayrton no sé a qué velocidad. Pero sí, así seco de frente. Es tremendo. Aparte te duele todo. Fue un palo bastante fuerte el que tuve y los que chocaron conmigo uno se fracturó la pelvis, otro una pierna. Yo por suerte salí ileso, pero me pegué un palo tremendo. Otro me pasó en Rafaela, que en ese momento corríamos con copiloto en el TC, en 2004. Nos la pegamos muy fuerte y el copiloto estuvo como 4 o 5 días en coma. Es peligroso, pero es lo que uno elige también.
Leo: — ¿Hasta qué edad se puede correr?
Emanuel: — El Gurí (Omar Martínez) creo que hasta los 52, 53 corrió en TC.
Leo: — ¿Es normal eso?
Emanuel: — Sí, también pasa ahora con Cristián Ledesma que tiene 48 o 49 años.
Leo: — ¿Y en Fórmula 1 es menos la edad?
Emanuel: — Sí, mucho menos. El único que descose ahí es (Fernando) Alonso que debe tener 40 y pico. Pero el desgaste físico en la Fórmula 1 es tremendo. Nada que ver a un auto de Turismo Carretera.
Leo: — ¿Vos ya te retiraste como piloto o sentís que podés volver a competir?
Emanuel: — Estoy retirado a medias, tengo el casco ahí (risas). Tengo ganas de hacer algunas carreritas más.
Leo: — O sea que no hay un retiro oficial de tu parte.
Emanuel: — No, no hice retiro oficial. Dejé porque estaba en un momento como presidente de la categoría del Turismo Nacional, con el equipo, con cosas privadas mías de emprendimientos y realmente tenía la cabeza en otro lado y no podía estar en las carreras. No estaba concentrado.
Leo: — ¿En qué otra cosa además del automovilismo sos bueno?
Emanuel: — Soy arquero, como mi hijo. A mí me gusta mucho el fútbol. La montaña también, me gusta esquiar. Hoy estoy además con el padel.
Familia
Emanuel Moriatis y la modelo Carolina Oltra se casaron en febrero de 2023, luego de doce años de relación y juntos tuvieron a su hijo Constantino. Caro además es madre de Jazmín, fruto de su relación con el humorista Freddy Villarreal.
Leo: — Tu hijo Toto tiene 9 años. ¿Habla de ser piloto?
Emanuel: — No, está enloquecido con el fútbol y es lo mejor que me puede pasar.
Leo: — Tanto vos como Carolina no les gustaría que fuera piloto de autos.
Emanuel: — No.
Leo: — ¿Por qué?
Emanuel: — Porque me da miedo (risas). Es un poco loco. Yo ahora entiendo a mis viejos. Yo para poder correr los tuve que casi obligar a mis viejos porque no querían saber nada. Me da miedo porque zafé de haber tenido accidentes peores de los que tuve. Si el me lo pide a un nivel como yo se lo pedí a mis viejos, voy a acceder.
Leo: — ¿Es duro para la familia la vida del piloto?
Emanuel: — Y sí. Estar con un piloto es duro. Yo cuando conocí a Caro corría en tres categorías, todos los fines de semana del año. O sea no hay un fin de semana de decir: “Che, vamos acá o casamiento, cumpleaños de 15 de no se quién”. Nada. Disfrutás el lunes y martes de descanso, pero la gente no está, los amigos no están, están todos trabajando esos días. La verdad que bancar eso es duro.
Leo: — El peligro también es otro componente duro para el entorno, ¿no?
Emanuel: — Sí. El día que me pegué fuerte ya Toto existía y Caro estaba en un cumpleaños, viéndolo con un teléfono y le dio un ataque.
Leo: — ¿Ella tuvo miedo a que vos te mueras?
Emanuel: — Y sí, obviamente. Es más, en ese choque yo no salía, estaba inconsciente adentro del auto y esos minutos hasta que te sacan son tremendos. Aparte Caro viene de una pérdida importante de su papá Silvio Oltra, también piloto. Después cuando sos padre lo entendés.
Leo: — Los dos son muy famosos y recientemente surgieron rumores sobre su pareja, ¿cómo lo manejan?
Emanuel: — Caro conoce el medio hace años y sabe cómo es. Uno sabe que pasan estas cosas y son las reglas del juego. No hay que darle importancia y seguir con la vida. A veces estás viendo y dicen cualquier cosa; y algunas veces tenés que salir a aclarar.
Leo: — Hay una idea de que los pilotos cuando pueden se van de joda y hay como todo un preconcepto sobre eso al igual que pasa con el fútbol, ¿está exagerada esa situación?
Emanuel: — Sí, cien por ciento. Los pilotos se tienen que ir a dormir temprano, alimentarse bien.
Leo: — Como cualquier deportista de elite.
Emanuel: — Sí, porque al otro día te estás jugando la vida. No es que te rompés un tobillo. Te podés matar.