Agustín Aristarán, conocido como Soy Rada, es un artista multifacético nacido en Bahía Blanca que ha conquistado la televisión y los escenarios en el rol de comediante, mago y actor. Pero también como conductor, productor y director.
A sus 41 años, es reconocido no solo por su talento humorístico sino también por su capacidad para innovar en las redes sociales, donde cuenta con una comunidad de más de 3 millones de seguidores.
Inició su carrera desde muy chico con presentaciones de magia en su ciudad natal, pero con el paso de los años se transformó en un éxito teatral, llenó el Luna Park y trascendió las fronteras de Argentina a partir de las plataformas de streaming como Netflix, que exhiben a sus shows en todo el mundo.
Uno de sus proyectos más exitosos es Radahouse, un programa que lleva cuatro temporadas y en el que ha entrevistado a figuras destacadas del mundo del espectáculo y el deporte. El espacio de conversación nació como una pausa en la vorágine cotidiana y tuvo muy buena aceptación por parte del público.
Además de sus múltiples facetas profesionales, en lo personal Agustín es padre de Bianca, de 18 años; y pareja de la comediante Fernanda Metilli, dos pilares fundamentales en su vida y en cada una de sus iniciativas artísticas.
Actualmente, está de gira nacional con Tarán. Se trata del espectáculo con el que recorrerá el país hasta el 7 de diciembre. Al concluir esas funciones, viajará a Portugal para realizar una gira de dos meses con un show de producción europea al que fue convocado. “Contratan magos de cinco partes del mundo a que vayan a hacer un evento increíble. Hay productores del Soleil. Estoy muy contento”, expresó.
Pollo: — ¿En la calle poca gente te dice Agustín?
Rada: — Cada vez más desde que empecé a trabajar más en ficción como actor. Igual, me dicen mucho Rada y todavía me dicen más del nombre anterior, que no se puede nombrar…
Pollo: — ¿Por qué no se puede decir?
Rada: — Porque tuve un juicio.
Pollo: — Pensé que era un mambo tuyo eso…
Rada: — No, no. A los 19 años me llegó una carta y me dijeron: “Señor, este nombre es mío”.
Pollo: — ¿Y de quién era?
Rada: — De Tolkien, el creador de El Señor de los Anillos.
(Nota de redacción: John Ronald Reuel Tolkien murió en 1973)
Pollo: — ¡No lo puedo creer!
Rada: — El tema es así. Yo fui y registré el nombre en todas las categorías porque no sabía, fui sin abogado, sin nada y dije: “Anotame en todas”. Hasta en pañales para bebé marca…
Pollo: — Registraste: Radagast. Lo dije yo así no tenés lío.
Rada: — Sí, así. Todo completo. Igual lo puedo decir. Lo único que no puedo venderlo más para el teatro, etc.
Pollo: — Está clarísimo. ¿Y qué pasó?
Rada: — Cuando registré eso, prendí una alarma en la tierra media, apareció un hobbiy y dijo: “Señor. Esto no es tuyo”. “Yo hago fiestas infantiles, casamientos, cumpleaños de 15, hago magia, soy mago, me saco el dedo y me lo pongo. No tengo más que eso”, le dije (risas). Pero me dijeron: “Bueno no. Usted no puede llamarse así”. Tampoco era Gandalf, que es él mago principal. Este es como el segundo, medio fumón, le manda unos conejos en un momento cuando se pudre todo entre los bichos, los orcos, que sé yo…
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Pollo: — ¿Cómo se comunicaron?
Rada: — Me llegó una carta en inglés. Le dije a mi hermano porque yo no hablo inglés. Se la leí.
Pollo: — ¿Te preocupaste?
Rada: — ¡¿Qué?! ¿Si me preocupé? Mi patrimonio era un Twingo ‘98 que le había comprado a un ex mambrú (risas).
Pollo: — ¿A cuál?
Rada: — A Milton, hermano mío de la vida.
Pollo: — ¿Respondiste vía carta?
Rada: — No, ahí llamé a una abogada. La llamé temblando, en el piso, llorando en posición fetal y le dije: “Me van a sacar el Twingo que es lo único que tengo”. El Twingo, que se lo estaba pagando en cuotas. Se lo pagué por mes porque él me dijo: “Si me lo pagás todo entero, me la gasto”. Se acababa de ir de Mambrú, vivía conmigo, una depresión pobrecito... Yo le compré el Twingo bordó, basé, sin aire.
Pollo: — Soy muy feliz con esta historia porque contiene otras adentro (risas).
Rada: — Amo el Twingo igual. Lo que dijo Shakira, no estoy de acuerdo.
Pollo: — Ojo que te va a venir a buscar Shakira también…
Rada: — No, no. En fin. Piña va, piña viene, carta que van y vienen, en un momento dijeron: “Che. Se acabó. No queremos más juicio ni despelote”. Así que llegamos a un acuerdo.
Pollo: — ¿Se juntaron presencialmente?
Rada: — No, yo tenía ganas de verlo a Gandalf, que venga un orco, un hobbit, un enano con un hacha. Pero no pasó nada…
Tobogán
Pollo: — ¿Es verdad que en tu casa tenés un tobogán?
Rada: — Tengo un tobogán.
Pollo: — Bien noventoso (risa). ¿Y un cocodrilo y un delfín?
Rada: — No, tengo un tobogán en el que bajo de la habitación al living. Esto es real.
Pollo: — No, no puede ser verdad.
Rada: — Te lo juro por mi mamá. Se viralizó hace poco el video...
Pollo: — ¿Cómo es el tobogán? ¿Dónde está?
Rada: — Al lado de mi habitación tengo un agujero, que es un tobogán. Doy dos vueltas y caigo en el living.
Pollo: — ¡Es un programa de Disney!
Rada: — Rincón de luz. ¿Vos veías Chiquititas? ¿Te acordás? Yo me crié viendo eso (risas).
Pollo: — ¿La casa la compraste con el tobogán?
Rada: — No. Cuando la compré, le dije a mi hija: “Bianca. Acá vamos a poner el tobogán” y cuando le avisé que iban a venir a poner el tobogán, ella me dijo: “¡Qué suerte! Me vas a dejar de hinchar porque desde que tengo uso de razón que querés un tobogán en casa”. Bianca ahora tiene 18 años y una vez un vecino me preguntó: “¿Qué vas a hacer cuando tus hijos crezcan?” y yo le dije: “Es que es para mí, no es para mi hija. Ella se va a ir a vivir sola dentro de poco”.
Pollo: — A ella ya le da lo mismo, pero ¿vos lo usas? ¿Lo usas todos los días?
Rada: — Obvio. No es que me tiro todo el día, pero la primera bajada del día cuando estoy muy enojado porque me tuve que levantar, me tiro por el tobogán y cambia todo. Sirve también para tirar la ropa para el lavadero.
Pollo: — ¿Cuál es el récord de bajadas por día en el tobogán?
Rada: — Y los primeros días fueron unas 5 o 6 veces. Es bien empinado, es fucsia...
Pollo: — ¿Cómo lo instalaron?
Rada: — Cuando llegó el gusano ese gigante al barrio, salían los vecinos a verlo (risas). Hicieron pelota la pared para ponerlo. Vino un ingeniero de toboganes a mi casa para ver cómo hacer, la inclinación, la física, vino con plomadas y esas cosas. Mi casa es una casa rara: está grafiteada, tiene muchos murales, arte. Es la habitación de mi adolescencia hecha casa.
Pollo: — ¿Entran dos en el tobogán?
Rada: — Sí.
Pollo: — ¿Han tenido sexo en el tobogán?
Rada: — No. Todavía no. A ver... Le voy a preguntar a Fernanda (risas).
Pollo: — ¿Está limpio el tobogán?
Rada: — Muy limpio. ¿Sabés cómo está limpio? Porque hace poco me lo preguntaron y es obvio cómo se limpia un tobogán.
Pollo: — ¿Cómo se limpia?
Rada: — Te envolvés en una frazada y te tirás. Así de simple (risas).
Familia
Agustín tiene una familia ensamblada y explicó la importancia de llevarse bien con cada uno de los integrantes para poder compartir con su hija Bianca todos los momentos de su vida.
“Tenemos una familia recontra mega ensamblada y lo manejamos super bien. Hasta nos fuimos de vacaciones a Disney todos juntos, íbamos a los parques, todo”, explicó con orgullo. Es que junto a Noelia, la madre de Bianca, y su marido Fabian comparten cenas, cumpleaños y eventos familiares desde hace varios años en búsqueda de estar presentes en la vida de su hija.
El comediante explicó que lo que hace posible esta relación tan cercana es la voluntad de ambas partes, pero también de sus parejas, que han hecho un gran esfuerzo por mantener esa unión. “Tanto Fernanda como El Ruso, como le decimos, son buenas personas y es muy importante eso”, reconoció.
Bianca también valora la buena relación y diálogo que mantienen sus padres. “Mi hija me lo pondera siempre eso. Para mí no hay otra opción. Me parece que tiene que ser así. Hicimos lo que mejor nos salió en la vida: a nuestra hija. ¿Cómo me voy a llevar mal con ella?”, concluyó.
El juego del millón
El Pollo invitó al humorista a comprar todo lo que desee desplegando sobre la mesa un millón de dólares. El único requisito es que la plata no se puede guardar o donar, debe ser utilizada por completo en una o en varias compras.
Pollo: — ¿En qué te lo gastarías?
Rada: — Voy a gastarlo en cosas ridículas porque ya tengo un tobogán (risas) y en realidad porque soy muy afortunado y tengo un montón de cosas.
Pollo: — En lo que vos quieras. Es tuya.
Rada: — En una moto de agua. ¿Cuánto sale?
Pollo: — Unas 100 lucas.
Rada: — Un barco y una moto de agua.
Pollo: — 200 mil un barco. Ahora vas a tener que ir al agua, mosquitos y todo eso.
Rada: — Es difícil de mantener, pero me gusta el plan barquito. Aunque debe ser un quilombazo.
Pollo: — ¿Sabés manejar barco?
Rada: — ¡No! Ni idea… Hay que hacer el curso de timonel.
Pollo: — ¿Qué otra cosa?
Rada: — Quiero tener una chocita, una casita chiquitita, en el medio del bosque.
Pollo: — Me da a película de terror. ¿Se te ocurre en qué bosque?
Rada: — En el Sur… Meliquina dicen que es un lugar muy lindo.
Pollo: — ¿Cuánto podría salir?
Rada: — Yo creo que con 200 lucas con terreno y todo. Yo lo que quiero un monoambiente, lindo, con una salamandra.
Pollo: — Capaz nos quedamos cortos.
Rada: — Sí, 300 porque le hacemos un deck…
Pollo: — Te quedan 400 lucas.
Rada: — 200 lucas la deposito en una cuenta para mi hija y le digo: “¿Te acordás que vos querías hacerte un super mega curso en Nueva York? Esa guita está ahí para vos”. Sin cuestionamiento que lo use para lo que quiera: estudio, placer, lo que sea.
Pollo: — Últimas 200.
Rada: — Llamo a mi grupo de amigos.
Pollo: — ¿Cuántos son?
Rada: — Ocho. Y nos vamos de viaje.
Pollo: — ¿A dónde?
Rada: — Con 200 te hacés un viajazo. Está buenísimo que llame uno y diga: “Nos vamos todos a Nueva York o a Ámsterdam”.