Florencia Sosa es empresaria, influencer y es conocida en el mundo empresarial como “La CEO más joven de Argentina”. Tras la muerte de su padre, a los 25 años se hizo cargo de la empresa familiar para continuar su legado.
Es gerente general de Minerva Farmacias y Grupo ECA, directora de la Federación Económica de Catamarca, presidente de la Cámara de Farmacias y crowdfunder en Andina, un proyecto de base tecnológica que busca unir los tejidos de lana de vicuña con el mundo NFT.
“Tengo 32 años, soy catamarqueña, pero hoy me considero una ciudadana del mundo”, se presentó Flor en diálogo con Coty Crotto y Mariana Gándara. En las redes sociales cuenta con una comunidad de más de 400 mil seguidores en donde comparte su pasión por la moda y los viajes.
Mariana: — ¿Cómo empezaste a ocupar el lugar de CEO?
Flor: — Empecé en 2018 porque murió mi papá y yo continué su legado.
Mariana: — ¿Cuántos años tenías en ese momento?
Flor: — 25 años. Fue un antes y un después en mi vida. Más allá que moría mi viejo y, como cualquier hija, es un duelo durísimo, también moría una Flor que tenía que mutar, cambiar, por la vida, por lo que tocaba y eso para mí fue el golpe más fuerte que tuve que pasar hasta el día de hoy.
Mariana: — ¿Cómo fue con 25 años ocupar el cargo que tenía tu papá? ¿Te lo imaginabas? ¿Te habías preparado para eso?
Flor: — Es intenso. Mi papá tuvo cáncer durante 10 años. Un cáncer que se llama mieloma múltiple, que afecta a las células de la médula ósea. Es un cáncer difícil porque es bastante nuevo, todavía hay muchas terapias que están en exploración y no hay un protocolo determinado al respecto, así que mi papá vivió mucho más de lo esperado. Cuando acompañas a alguien que está enfermo ya te va cambiando la vida porque aprendés a ver el dolor del otro y te genera impotencia, enojo, angustia, tristeza, pasas por todas las etapas al mismo tiempo. Cuando sos hijo, también, porque estás al lado y no te gusta verlo sufrir. Sentía miedo del después. Yo sabía que ese día iba a llegar y pensaba qué va a pasar después. Yo esta charla la he tenido muchas veces con mi papá de qué voy a hacer yo. Yo sentía que nunca iba a estar preparada y el día finalmente llegó. Era un miedo tremendo y vivir con miedo es horrible.
Coty: — ¿Cuáles eran tus miedos?
Flor: — Qué iba a hacer, cómo me iba a desenvolver, si iba a poder sola, si esto era para mí, si me gustaba... Muchas cosas tenés que evaluar y no querés darle la carga a la persona que está enferma, entonces te comes ese dolor mucho tiempo porque querés dar lo mejor de vos, pero todo pasa por adentro. Todo ese duelo o ese dolor me lo aguanté mucho tiempo y terminó explotando en algún momento de mi vida, pero la psiquis funciona de otra manera y explota en su momento no cuando sucede lo que te duele. Mientras tanto lo acompañé y cuando él murió, me di cuenta para dónde tenía que ir, quién quería ser y qué clase de líder quería ser, cómo me iba a presentar. Era mujer, estaba sola. Todo era un cambio rotundo sobre todo para empresas familiares que crecen como familia y que le toca de pronto cambiar la cabeza, el eje.
Coty: — Y pudiste hacerlo.
Flor: — Hoy puedo decir que pude. Pasaron años, me costó y dudé mucho de mí misma. Muchísimo.
Coty: — Decías recién “era mujer, era sola”. ¿Cómo fue el proceso de tomar tremenda responsabilidad?
Flor: — Amo ser mujer, pero en algún momento pensé que era mi debilidad y creí que no iba a poder por eso. Pensé que no me iban a tomar en serio porque era chica, no tenía la experiencia y el mercado es bastante duro. Ahí afuera hay un mundo en el que todavía reinan los hombres en muchas industrias. Hoy sólo el 28 por ciento de las empresas tiene a una mujer en algún puesto de liderazgo. Todavía nos queda un largo camino por recorrer y yo era una de esas. Me tocó siendo un poco chica y en un rubro tan tradicional. Quizás en moda u otro rubro, en el que las mujeres tenemos más trayectoria, hubiera sido mejor. Pero en el rubro de salud es bastante duro y en el interior todavía hay cierta cultura que cuesta. Yo soy de Catamarca y, en el año en que volví, había sido la provincia con más femicidios en el país y me hacían ruido muchas cosas. Ahí empecé a formar mi voz, mis opiniones. Empecé a despertar mis creencias, mis banderas, lo que yo consideraba que estaba bien y mal. Me puedo equivocar, pero uno empieza a formar su opinión y eso era muy valioso a la hora de ser un líder, tener una opinión válida. Pasaron muchos años y es muy difícil mantener algo, que encima es el sueño de otra persona. Es una gran responsabilidad continuar con el legado. Podía vender y haberme ido porque, al fin y al cabo, era una decisión personal, pero yo decidí quedarme por mi equipo y porque consideraba que Argentina tiene mucho futuro y todavía lo creo. Pero no fue fácil y todavía no lo es en cuanto a lo que los otros ven. Cuesta.
Influencer
Las redes sociales ofrecen numerosos beneficios que van más allá de la simple conexión entre personas. Son plataformas poderosas que permiten a los usuarios ampliar su alcance y visibilidad, creando oportunidades tanto personales como profesionales. A través de ellas, es posible construir una comunidad, generar sinergias y establecer contactos que de otro modo serían inalcanzables.
Acortan las distancias físicas, facilitan la expresión de ideas y la difusión de contenidos de manera rápida y efectiva, abriendo puertas a nuevas experiencias, colaboraciones y, en muchos casos, al reconocimiento global. ¿Cómo es la experiencia de Florencia con las redes?
Coty: — Además de toda la responsabilidad que asumiste tras la muerte de tu papá, tenés una especie de lado B porque también sos influencer.
Flor: — Sí, soy influencer porque pasó. No fue una decisión.
Coty: — ¿Cómo se dio?
Flor: — Las redes creo que me abrieron la puerta al mundo. Siempre digo que Dios atiende en Buenos Aires y a veces me dicen: “No, no es así”. Y la verdad que sí, todo pasa acá. Cualquier sede o base en la que quieras tomar decisiones, pasa acá y eso está buenísimo porque desde las redes se generó cierta sinergia o cercanía. Yo podía hablar con cualquier persona por las redes y nadie sabía dónde estaba. Me di cuenta que era una pantalla poderosa, a la gente le divertía lo que yo hacía, lo que contaba, la vida diaria y así empezó naturalmente. Fue totalmente orgánico. Un día me empezaron a preguntar: “¿Vos también sos esta otra persona?” No entendían qué pasaba y dije: “No puedo ser las dos cosas por separado: empresaria e influencer”. Ahí conté todo lo que hacía en redes. “Soy todo esto”, dije. Para que del otro lado también se entienda por qué hacía tantas cosas, me movía tanto. Todo tenía un desenlace.
Mariana: — ¿En qué cosas sentiste que te abrió puertas?
Flor: — Este año estuve hablando en la OEA (Organización de los Estados Americanos), en Washington; en la Cámara de Comercio de Estados Unidos, porque me vieron en redes; y también estuve en Mujeres ONU porque necesitaban mujeres que tengan cierta voz, opinión. Estuve en Chanel, en el Fashion Week, por el trabajo en redes. Esas cosas que yo, como chinita catamarqueña, digo: “¿Cómo llegué ahí?”. Realmente es esa plataforma que vas generando y te va abriendo las puertas.
Mariana: — ¿De dónde viene tu amor por la moda?
Flor: — Desde siempre. La primera pregunta que me hice cuando me tocó ir el primer día a la oficina fue: “¿Qué me pongo?” Pero no desde la banalidad sino desde cómo hablaba de mí. La moda me representaba en una reunión, en esto de ser una líder, sobre cuál iba a ser mi voz, cómo lo iba a hacer, para dónde íbamos a ir…
Mariana: — Comunicas con lo que te ponés.
Flor: — Claro. La moda iba conmigo, me iba a representar en la primera foto que hice, en la primera nota que di. La moda me acompañó también a hablar por mí porque habla de tu postura, de tu esencia. La moda habla de cómo me siento: si estoy triste, si estoy relajada, desde todos los lugares nos impacta y es divertido.
Coty: — ¿Te divierten las redes sociales? ¿Instagram?
Flor: — Me divierte aunque tengo momentos. Siempre digo que cuando no tengo nada para contar, salgo un poco, me aislo y después vuelvo. No me gusta rellenar espacios porque sí. Es un trabajo para mí y tengo otro equipo que me ayuda con eso también, sino sería imposible estar en todos lados. Viajo mucho por trabajo y por placer y eso me abrió la puerta a descubrir una parte diferente de mí que te cuenta otra cosa. Creo que es fundamental ser genuina y transparente en las redes sociales y trato de serlo. Además, trato de estar en multiplataformas, ser activa y original, pero siempre desde la transparencia porque sino creo que no me saldría nada.
Coty: — La clave de todo son los equipos. Supiste armar buenos equipos en las distintas funciones que tenés hoy en día, ¿no?
Flor: — Para mí fue muy valioso crear equipos para seguir creciendo. Admitir que no puedo sola. Para quienes nos ven y escuchan del otro lado, sola no se puede y no pasa nada. Date ese lugar, permitite, perdónate. Realmente hay un camino, por lo menos de mi parte, muy recorrido, trabajado, para hoy poder estar acá y contarles: “Che, yo también quebré, estuve mal, voy al psicólogo y al psiquiatra, tengo un coach y ese es mi otro equipo”. Creo que si necesitas ayuda, hay que buscar un equipo. Si estás emprendiendo, buscar colegas. Si sos influencer, buscar comunidad, conéctate con otras chicas. Hay espacios que son más solidarios que otros y eso es verdad. Las mujeres a veces entre nosotros somos difíciles y hay que romper eso porque no va más. Que no sea solo un discurso, que sea real. Está bueno rodearte de gente que esté en la misma situación que vos y con la que puedas conectar.
Mariana: — ¿Qué consejo le darías a una mujer que está mirándote y que tal vez está recibiendo un legado o que tiene que dar un paso importante en la construcción de su futuro? ¿Qué le dirías para motivarla, inspirarla?
Flor: — Que el trabajo de introspección, de mirarse, de respetarse, me parece muy válido. Hoy quizás suena cliché porque lo hemos escuchado un montón, pero hasta los mayores líderes del mundo hablan sobre lo importante que es la salud mental, darle un lugar a manejar el tiempo. Lo valioso de estar en casa, en el trabajo, con amigos y estar presente, conectar. Hay un montón de cosas que uno va a aprendiendo en el camino. Yo me equivoqué muchas veces y cambié muchísimo porque me voy modificando y entendiendo quién quiero ser.