Natalia Saal, conocida públicamente como Nati Saal, es licenciada en diseño de indumentaria y textil; y una figura destacada en el ámbito de la moda en Argentina. Conocida por su estilo único y su enfoque vanguardista, ha logrado posicionarse como una referente fashionista en las redes sociales.
Su capacidad para fusionar tendencias globales con elementos locales la ha convertido en una influyente creadora de contenido, seguida por más de 700 mil personas que buscan inspiración en su trabajo. Además de su éxito en la moda, su perspectiva fresca y auténtica la convirtieron en una voz influyente, especialmente entre las generaciones más jóvenes que buscan referentes que se destaquen por su autenticidad y creatividad.
A lo largo de su carrera, Nati se dedicó a ofrecer charlas y cursos, colaborar con reconocidas marcas y participar en campañas publicitarias. Su habilidad para conectar con su audiencia y su dedicación le han permitido construir una carrera sólida y en constante crecimiento.
Mai: — Creo que hay mucha sabiduría sobre redes sociales en la primera generación que empezó con la creación de contenido en Argentina. ¿Hace cuánto te metiste en este mundo?
Nati: — Yo creo que cuando salió la red social, cuando salió Instagram. Antes fue Fotolog, blogs, después Facebook. De hecho, a mí me gustaba mucho Facebook aunque es muy viejo hablar de eso ¿no?
Mai: — ¿Vos llegaste a ser influencer en Facebook?
Nati: — Creo que sí.
Mai: — ¿Había influencers en Facebook?
Nati: — El término influencer surge mucho después. Uno tenía el Fotolog y era otra movida, el término influencer nació hace 8 o 10 años. A mí me pasaba que escribía mucho sobre moda en Facebook, bien fashionista, como era antes. Ahora ya no se usa eso. Cuando había eventos, como la alfombra roja de los Oscar, escribía sobre eso. Estudié periodismo de moda después. La gente me decía: “Tenés que desarrollar más eso, escribir sobre estos temas” y ahí empezó a seguirme mucha gente no como amigos en Facebook sino como seguidores.
Mai: — ¿Qué estudiaste?
Nati: — Estudié diseño de indumentaria y textil, hice un intercambio en Brasil de moda, estuve 6 meses allá y después estudié 3 años historia en la UBA. Lo matcheé mucho con la moda porque la moda se vincula 100 por ciento a la historia. En mis últimos años en diseño de indumentaria, empecé a darme cuenta que me gustaba muchísimo la historia sobre por qué nos vestimos de esta forma y qué está pasando en el contexto histórico. Me enseñó mucho a la hora de dar cursos porque tenés una base más sólida.
Mai: — ¿Pensaste alguna vez que ibas a ser conocida en redes, vivir de esto, ser influencer?
Nati: — No, cuando yo empecé en redes no existía nada. Me acuerdo del primer regalo que me hizo una marca, que era una mochila de cuero que me llegó a mi casa, yo decía: “No entiendo por qué me están regalando algo”. No era normal en ese momento y hoy es re común.
Mai: — ¿Te generan ansiedad las redes sociales hoy en día o ya pasaste esa etapa?
Nati: — Me pasó de ver esas frases que dicen: “El influencer no se pone mal por nada, el influencer no trabaja”. Hay mucha crítica hacia el influencer y durante mucho tiempo tuve esa presión de que me vaya bien, que tengo que tener cierta cantidad de likes, de seguidores, que me tiene que mirar tanta cantidad de gente porque hay marcas que te están bancando y eso te genera ansiedad. Yo sufrí ansiedad y ataque de pánico, no por las redes. Fueron un granito de arena en otras cosas que pasaron en mi vida y también hablé mucho de eso en las redes porque me parece que es un tema importante a tratar y hablar con naturalidad porque nos pasa a muchísimas personas, más de las que creemos. Cuando lo naturalizas, te ayudas a vos mismo y ayudas a otros porque lo exteriorizas.
Mai: — Hoy en día que ya estás parada en otro lugar, cuando subís un reel ¿estás pendiente o ya no importa tanto el rendimiento?
Nati: — No. De hecho, lo subo y por momentos me olvido, ni miro. Ya estoy grande. Ya soy una señora mayor para las redes sociales (risas). Me pasa que tengo momentos también. Hay momentos en los que no quiero usar más las redes. Te enojas un poco a veces con las redes y decís: “No quiero más estar subiendo posteos, estar pendiente”. Me pasó en el último viaje que hice. Antes me llevaba muchas marcas para trabajar, para hacer videos, reels, contenidos y todo el tiempo estaba pensando en lo que tenía que hacer, que tenía grabar y me pasó que dije: “No quiero hacer más esto” porque no terminaba disfrutando ningún viaje porque tenía que estar pendiente de lo que tenía que hacer y cómo me iba cuando subía el contenido. En el último viaje no me llevé nada y la pasé bien porque eso también te genera ansiedad y un malestar cuando te va mal. Obvio que no es lo más grave que te puede pasar, pero es tu trabajo y querés que te vaya bien. No sé si es ansiedad, pero te sentís frustrada y hay mucha competencia. Cuando yo empecé no había tantos y es verdad que también te marea.
Divorcio
Mai: — En un momento tu vida dio un vuelco y lo compartiste en redes sociales. ¿Cómo viviste ese proceso?
Nati: — Sí, mi vida dio un giro 360. Hace cinco años cambió mi perspectiva de la vida. Fue una metamorfosis y siempre digo que soy como la mariposa. Me divorcié y, más allá de lo que puede implicar el divorcio, en mi vida fue muy importante dar ese paso porque me animé a empezar de cero.
Mai: — ¿A qué edad te casaste?
Nati: — A los 26 me casé. Estuve 13 años en pareja, seis casada. Vivimos 10 años juntos. Un montón. Uno a veces es como que quiere insistir en algo porque está cómodo, porque quizás es lo que nos dijeron que teníamos que hacer y ser. Yo decidí ser otra persona y tomar mis propias decisiones, no las que me habían impuesto o veía. Eso me hizo crecer mucho, evolucionar.
Mai: — ¿Ahí es dónde decidís meterte de lleno en tu carrera?
Nati: — Dije: “¿Qué sentido tiene mi vida?” Pero de verdad me plantee: “¿Quién soy?”. Pero de verdad no como una frase hecha. Ni siquiera estaba perdida, era como tenía que buscar muy atrás y preguntarme: “¿Qué soñaba ser cuando era chica?”
Mai: — Te preguntaste: “¿En qué me convertí?”
Nati: — Sí, me convertí en alguien que no quería o que no me gustaba. Yo era una persona que no me gustaba. A veces me preguntaban: “¿Cuál es tu sueño?” y yo decía: “No sé”. Y de verdad no sabía. Tuve que reestructurar un montón de cosas, en medio la pandemia, vivir sola, me fui a vivir con mis papás...
Mai: — Viviste toda esta experiencia mientras tenías que seguir creando contenido en las redes sociales, ¿qué te decía la gente?
Nati: — Un día dije: “Me separé” y empecé a contar toda esta transición porque nadie hablaba en ese momento de estas cosas. Esa es la parte que no me gusta de las redes: contar un cuento perfecto que para mí no es la vida misma, entonces yo reniego mucho con eso todavía. Hasta el día de hoy. Ahí dije: “Voy a contar mi realidad y lo que estoy viviendo”. En base a eso yo sentí que ayudé a mucha gente también contando la verdad de lo que estaba viviendo: armando mi casa de nuevo, sin tener ahorros, nada. Porque la verdad que no tenía nada, pero yo decidí no tener nada. Fue mi decisión. En ese momento yo podría haberme quedado en esa casa, podría haberle pedido cosas.
Mai: — Pero dijiste: “Me voy”
Nati: — Yo necesitaba no tener nada, estar en mi lugar más incómodo para sentir que yo crecía y que todo lo que iba a ganar, todo lo que iba a tener, porque yo me creía capaz, iba a ser por mis propios medios.
Moda y talles
La ley de talles en Argentina fue promulgada en 2019 y representó un avance significativo en la lucha por la inclusión y la diversidad en la moda. Sin embargo, con el paso de los años no se cumple. Esta legislación exige a las marcas de indumentaria ofrecer una variedad de talles acorde a las proporciones reales de la población argentina, basándose en un estudio antropométrico nacional. El objetivo es garantizar que todas las personas, independientemente de su cuerpo, tengan acceso a ropa que se ajuste adecuadamente, promoviendo así una mayor aceptación y representatividad en la industria de la moda.
El cambio implica no solo el rediseño de patrones y la ampliación de la oferta de talles, sino también un cambio de mentalidad hacia una moda más inclusiva y accesible. Si bien hubo leves avances en su puesta en práctica, todavía falta un largo camino por recorrer sobre cuál es la imagen que se sigue vendiendo, tanto en el país como a nivel internacional.
Mai: — ¿Cómo ves hoy en día la moda en las redes sociales?
Nati: — Me gusta que haya una apertura en donde se muestre al mundo todo. Antes era mucho más cerrado el circuito. A mí misma me pasó de querer salir un poquito de la moda, de esa frivolidad de estar en pose, de querer estar en la primera fila del desfile, querer tener lo último, posar con mala onda. Eso es lo que siempre estuvo planteado como la moda: los cuerpos hegemónicos, etc. Hubo que romper con esas barreras porque la sociedad lo pedía y fue muy fuerte. Para mí es espectacular porque yo no me sentía cómoda con eso. No soy eso. Con el tiempo me pude amigar y hoy tal vez comunico algo sobre moda, pero de forma más personal, más humana. Se empiezan a ver campañas en las que se comunica que la moda es para todos, pero real, con convicción, no solamente por querer vender un producto.
Mai: — ¿Crees que hay marcas que solo se meten a la movida para vender más?
Nati: — Obvio, 100 por ciento y todo los sabemos. Victoria’s Secret fue una de las marcas que tuvo que hacer obligatoriamente un quiebre, un cambio, porque le iban a hacer manifestaciones en todos los locales. ¿Qué planteaba Victoria’s Secret? Desfiles de moda en los cuales las modelos tenían que tener cierto peso, tenían que comer de cierta manera o no comer y tenían que hacer una rutina de entrenamiento antes del show para ser las más delgadas. Hay documentales incluso sobre esto.
Mai: — Pero eso sigue existiendo.
Nati: — Sigue existiendo, pero Victoria’s Secret tuvo que cambiar y era el ícono con sus Ángeles. Obligatoriamente tuvo que cambiar. No les quedó otra.
Mai: — ¿Sentís que entre el plus sizes y los talles para modelos quedó en el medio un grupo de mujeres que no se siente identificada ni con una cosa ni con la otra?
Nati: — Sí, yo siento que todavía es muy forzado. Las marcas están obligadas y no lo quieren hacer. Todavía está muy desfasado esto. El mundo de la moda es muy cuadrado y vos te metés en eso y es así. Lo ves como la revista Vogue y la película del Diablo se viste a la moda. Es ese mundo en el que Emily, la secretaria, come solo un pedazo de queso para llegar al evento “perfecta”. Y todavía se ve eso. Eso no se fue, pero hay un problema social muy fuerte todavía con ese tema.
Mai: — ¿Por qué es tan difícil que se respete la Ley de Talles en Argentina?
Nati: — La Ley de Talles está, pero nadie la respeta. Muchas veces una chica que tiene la suerte de poder ir a un local y elegir el talle que necesita, va a otro local y no es el mismo talle. Más allá de que el modelo puede ser diferente, la ley no se respeta y esa es la frustración más grande de las chicas, que no se cumpla. A mí me han contado miles de veces que van y se ponen a llorar en los probadores, más allá de la inseguridad que pueda manejar cualquier persona, eso no ayuda, no colabora.
Mai: — ¿Pero por qué no se respeta? ¿Es más caro hacer más talles? ¿Cuál es la cuestión?
Nati: — No, yo creo que hay una línea que siempre propone lo skinny, lo chiquito...
Mai: — ¿Pero no venderían más si hacen todos talles?
Nati: — No sé si vendería más porque la moda es muy cerrada en ese sentido. En la vidriera te ponen un maniquí con una cinturita que ni siquiera nos representa. Yo trabajo con marcas de, por ejemplo, bikinis que tienen hasta 12 talles y me pone contenta poder trabajar con esos emprendedores porque a la hora de comunicar me pongo una bikini y te estoy diciendo a vos del otro lado que te podés comprar la misma, no una bikini que están haciendo para una mujer de 70 años porque tienen talle hasta el 10. Eso es inclusión.
Mai: — El término influencer viene del término influenciar, ¿sentís responsabilidad en lo que se comunicas en las redes?
Nati: — Yo creo que como influencer, comunicadora o como quieras llamarlo uno tiene responsabilidad. Hay mucha gente mirando, entonces hay que tener mucho cuidado con las cosas que se dicen o se hacen porque no sabés quién está del otro lado. No es tu responsabilidad lo que el otro tome o deje, pero la realidad es que hay que tener cuidado con el mensaje que uno da. Yo trato de tener cuidado y un hilo conductor en mi mensaje, una coherencia. Si yo te digo: “Me gusta lo natural” y de repente aparezco toda operada no es que está mal, pero no es mi mensaje. Si yo estoy diciendo una cosa, no puedo estar haciendo otra. Hay que tener coherencia en el mensaje que uno comunica en redes, más allá de que después uno haga lo que quiera.
Mai: — ¿Qué aprendizaje te dejó esta carrera hasta hoy?
Nati: — Las redes sociales me dieron experiencias muy lindas. Siendo fanática de la moda, en su momento con una marca de maquillaje fui al Fashion Week de Nueva York. En ese momento no era normal que lleven a influencers de viaje. Fue hace como 10 años y era un sueño. Fui detrás de escena en los desfiles, con las modelos más reconocidas. Yo pienso en todo eso que viví y agradezco, pero también está eso de que te preguntás: “¿Y ahora qué?” Porque fue pasando el tiempo y uno va fluctuando mucho. Me quedo con que todo tiene su tiempo y crecí mucho en esto y mi vida fue creciendo en años también. Soy agradecida a las redes por todo lo que me dan. Soy muy consciente de eso, agradezco tener este trabajo porque siento que es un trabajo de privilegio, donde nos invitan a comer afuera, nos invitan a viaje y nos regalan cosas. Cuando conocí a mi actual pareja, él me decía: “Disfrutá de todo eso porque no le pasa a todo el mundo” y de repente hice un clic. Desde ese privilegio agradezco todos los días a la gente que me está viendo del otro lado y el lugar donde estoy parada. Hay que ser conscientes.