Sebastián Vega: la reacción de su papá cuando le dijo que era gay, qué pasa con la sexualidad en el deporte y cuál es el mensaje que desea transmitir a los jóvenes

En Random, el ciclo de entrevistas de Infobae, el basquetbolista compartió cómo fue el momento en que se sinceró con su familia sobre su orientación sexual, qué miedos enfrentó en la relación con sus compañeros y por qué es fundamental seguir visibilizando este tema en todos los ámbitos deportivos.

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Sebastián Vega es un destacado basquetbolista argentino que actualmente forma parte del equipo Boca Juniors en la Liga Nacional de Básquet de Argentina. Con una altura de 2 metros, se desempeña en la posición de alero, lo que le permite combinar su habilidad para el tiro y su capacidad defensiva en la cancha.

A lo largo de su carrera, Vega ha sido un jugador versátil y constante, destacándose en varios clubes de Argentina y en el extranjero. Comenzó su carrera profesional en Central Entrerriano en 2004 y desde entonces ha pasado por equipos importantes como Peñarol, Quimsa, y Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia.

Su experiencia internacional incluye temporadas en Uruguay y en Brasil. En 2023, regresó a Boca Juniors, consolidándose como uno de los jugadores más experimentados y reconocidos en la liga argentina. Además, ha sido parte de la selección nacional. Debutó en 2010 y contribuyó al subcampeonato en el Campeonato Sudamericano de Baloncesto en Colombia.

En el ámbito personal, Sebastián es un referente no solo en el deporte sino también en la lucha por la igualdad y la visibilidad de la diversidad sexual en el ámbito deportivo. En marzo de 2020, a través de un mensaje en redes sociales, hizo pública su orientación sexual, convirtiéndose en el segundo deportista argentino en actividad en comunicarlo. Este acto inspiró a muchos y subrayó la importancia de la inclusión en el deporte. En 2017, Vega se graduó como Técnico en Relaciones Laborales, demostrando su compromiso con su formación académica y su desarrollo personal fuera de las canchas.

(Candela Teicheira)
(Candela Teicheira)

Leo: — ¿Cuánto tiempo pasó desde que decidiste contarlo públicamente?

Seba: — Ya pasaron cuatro años y medio. Lo hice público el 10 de marzo del 2020. A mis padres se los dije antes, en 2017, tres años antes.

Leo: — ¿Cómo fue ese momento? ¿Tenías miedo de su reacción? ¿Qué te dijeron?

Seba: — Hay muchas cosas en juego. Primero que es una situación traumática “salir del clóset”, que es una frase horrible que se usa mucho. Decírselo a mis padres era una necesidad que yo tenía de contarles: “Soy esto”. Yo fui a contárselos con la idea en mi cabeza de que me iban a echar de casa. Fui preparado para eso. Ni siquiera pude decir: “Soy gay”. Les dije: “Me gustan los hombres” y mi viejo casi se desvaneció. Él es grandote como yo, una persona de campo de casi 70 años y es bastante complicado que le entre en la cabeza.

Leo: — Incluso la palabra gay debe ser algo que tampoco está dentro de su vocabulario habitual.

Seba: — Es muy difícil incluso para nosotros. En mi caso, yo hago terapia y muchas veces es difícil romper con un montón de estructuras. Imaginate para una persona de 70 años que no tiene la misma facilidad para romper eso.

Leo: — ¿Tu escollo más grande era tu papá?

Seba: — Sí. Cuando se lo dije casi se desvanece y mi mayor miedo era que le dé un bombazo. Ahí sentí que mi mayor miedo se estaba haciendo realidad. Me acuerdo que era un 28 de diciembre hacía un calor en Gualeguaychú, una humedad…

Leo: — En ese momento, ¿te arrepentiste de habérselo dicho?

Seba: — Sí, pensé ¿para qué me metí en esta?. Mi vieja en esa situación agarró una silla, lo sentó y ahí, muy nervioso, empecé a hablar. “Esto es algo que me pasa a mí, quiero que me acompañes. No es algo encontra tuyo, pero es algo que me hace feliz y necesito que me acompañes. Si me acompañas, me vas a hacer mucho más feliz. Si no me acompañas, yo lo voy a hacer igual porque no estoy haciendo nada malo”, le dije.

Leo: — Era hacerlo entender que no tenía que ver con él sino con lo que vos sentías.

Seba: — Claro, lo que pasa es que ahí hay un montón de expectativas que para él se derrumbaron y no es fácil. Me acuerdo patente que me agarró la cara y yo puse la cara dura porque dije: “Se viene el bife”. Yo tenía 27 años, ya era grande. Y de repente me dice: “Hijo, yo te amo”. Que fue lo que menos esperaba que fuera su respuesta.

Leo: — ¡Que lindo! Y qué inesperado en ese contexto familiar, ¿no?

Seba: — Sí, inesperado. Igual ahí empezó su proceso de aceptación de todo lo que estaba pasando. Le llevó un tiempo, así como me llevó un tiempo a mi entender, aceptarme que me gustan las personas de mi mismo sexo, que no estoy haciendo nada malo y todo lo que eso implica. Cuando se lo conté a él, mi proceso ya estaba casi hecho.

Leo: — Ahora te tocaba esperar el tiempo de él. ¿Y tu mamá cómo reaccionó?

Seba: — Mucho mejor. Ella estaba muy preocupada sobre qué pasaba con mi papá. Creo que una madre tiene otra sensibilidad. Siento que entiende mucho más todo.

Leo: — ¿Lloraste en ese momento? ¿Hubo emoción de parte de tu familia?

Seba: — Sí, muchísimo. Llanto, quilombo, mi hermana a los gritos. Fue muy de telenovela. Mi hermana más chica algo intuía y es mucho más natural para ella.

Leo: — Esto que decís que fue como una telenovela. Ahora nos reímos, pero en su momento fue duro de vivir.

Seba: — Sí, lloré mucho. Ellos también. Fue mucho drama.

(Candela Teicheira)
(Candela Teicheira)

En el deporte

Leo: — ¿Sentís que todavía es necesario hablar estos temas sobre todo en ámbitos como el deporte?

Seba: — Sí. Mucha gente dice: “Estamos en el 2024, no es necesario hablar de sexualidad”. Pero es toda una hipocresía muchas veces. En el deporte mismo, me pasa todo el tiempo, que siempre el primer insulto es pu** o maricón y está constantemente. La gente sabe que hacen daño e igual lo usan como un insulto todavía. Pero sí muchas veces me enfrento a comentarios como: “¿Cuál es la necesidad de decirlo?”. El salir del closet es una situación traumática que los “heteros” no tienen que vivir. Vos no tuviste que pelear por tus derechos, te pudiste casar siempre que quisiste. En muchos países incluso matan a la gente por su sexualidad. En Argentina hay muchos derechos ganados y está buenísimo, pero hay que seguir haciéndolo. Hoy, a mis 36 años, puedo vivir mi sexualidad tranquilamente con mi novio, con mi familia y la gente que yo elijo.

Leo: — Actualmente, ¿estás de novio?

Seba: — Sí, ya hace casi tres años. Pero también soy un agradecido a mucha gente que luchó por los derechos que yo tengo hoy. Mucha gente dejó su vida, así que hay seguir dándole visibilidad sin dudas. Todavía hay mucha gente a la que le molesta y yo lo único que hago es hablar de mi sexualidad, de mi vida, de mi historia para que los más jóvenes que siguen el camino, lo tengan más allanado porque yo la pasé bastante mal.

Leo: — El que vos hayas contado tu historia, abre puertas para otros que todavía no se hayan animado a contarlo.

Seba: — Muchas veces quise tener un referente o alguien que me diga: “Che. Está todo bien. Podés ser gay, podés seguir jugando al básquet”. De hecho, cuando yo le dije a mi papá que era gay me preguntó: “¿Qué vas a hacer con el básquet?”. Era como que no se podía. Me ha pasado también que yo antes era Sebastián Vega, el jugador de básquet, mejor o peor, como quieras tomarlo, después cuando lo hice público fue “el pu**” y después fue: “Ah. Sos pu** y jugás bien al básquet?”. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

Leo: — Sos el mismo en todos los ámbitos.

Seba: — Sí, me ha pasado también que mucha gente dice: “El 17, Vega, ¿el que es gay?” y cuando les dicen que sí, dicen: “Ah, pero no se nota. Juega fuerte, se choca, se tira al piso”. Para las cosas que traemos y las que tenemos que romper, es fundamental esto de la visibilidad.

Leo: — Cuando lo hiciste público, ¿tenías miedo de que los compañeros te miraran diferente?

Seba: — Sí, tenía mucho miedo. Es que uno no sale del clóset una sola vez. Tenés que salir del clóset con tu familia, con tus amigos, en el trabajo. El tema del vestuario, sobre todo, que piensan que uno va a querer ir volteando a sus compañeros. No sé qué piensan o si es subconsciente. En un momento lo que pensé es que tenía 30 años y un aval de casi 14 o 15 años de carrera, que mis compañeros saben lo que soy como persona, lo ubicado y respetuoso que soy; y eso me relajó un poco. Muchas veces me bañaba rápido o me bañaba primero o último.

Leo: — No querías “molestar”.

Seba: — Exactamente o que no se sientan invadidos. Pero ¿cuál es el problema?

Leo: — ¿El mundo del fútbol es más machista y más cruel que el básquet?

Seba: — Yo creo que sí. Cuando lo hice público en el ambiente del básquet fue super bien recibido y me sentí abrazado. De hecho, ser el primero es difícil también. Yo nunca me imaginé ser el primero ni tampoco quería ser el primero. Simplemente, se dio porque yo ya no podía más y era: o lo digo o exploto. La estaba pasando muy mal.

Leo: — ¿En qué cosas creés que podés colaborar con otros deportistas que tal vez también la están pasando mal y les da miedo contarlo? Ya sea en un círculo más íntimo o públicamente.

Seba: — Yo intento ser el referente que necesitaba cuando era chico. Muchas veces me hicieron creer o nos hicieron creer que por ser gays o por ser diferentes no íbamos a poder lograr los objetivos que queríamos o que nos proponíamos para la vida y empecé a romper barreras. Puedo ser gay y puedo ser deportista profesional, puedo estudiar y recibirme de una carrera universitaria. Creo que principalmente es eso, romper estructuras o trabas que nos pusieron o hicieron creer. A veces creemos que va a haber mucha presión o la gente nos va a discriminar y hay que romper eso.

(Candela Teicheira)
(Candela Teicheira)

Santiago del Estero

En octubre de 2022, Sebastián fue víctima de insultos por parte de hinchas durante un partido entre Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia y Quimsa. El incidente generó un fuerte rechazo en el ámbito deportivo, resaltando la importancia de erradicar la homofobia en el deporte y promover un ambiente inclusivo y respetuoso para todos los atletas.

Leo: — Tuviste un episodio en un partido en el que tanto tus compañeros, como árbitros y directivos te salieron a bancar.

Seba: — Sí, yo siempre me sentí super bancado por mis compañeros. Pasó que cuando yo estaba tirando un tiro libre, jugué 6 años en Santiago del Estero, entonces la gente no me insultó, que generalmente en los tiros libres se insulta mucho. Estaba tirando el tiro, se calla todo el estadio y cuatro personas, justo cuando yo tiro, me insultan. El tiro libre lo erré y el árbitro vio y escuchó la situación porque se escuchó muy clarito.

Leo: — ¿Qué dijeron?

Seba: — Pu** de mier**.

Leo: — ¿Y el árbitro paró el partido?

Seba: — Sí porque fue demasiado obvio. Fue a la mesa de control, identificaron a las cuatro personas. Se paró el partido y hasta que no sacaron a esas cuatro personas el partido no continuó. El entrenador vio toda esta situación y me sacó, yo encima venía jugando bárbaro y me enojé. Estaba muy enojado y cansado de las situaciones que uno tiene que vivir porque eso es algo cotidiano. Hay días que te afecta y hay días que no. Respiré, me tranquilicé y cuando sacaron a las personas, que el partido se reinició, yo volví a ingresar y cuando entré a la cancha todo el estadio me aplaudió.

Leo: — Que emocionante ese momento.

Seba: — Sí, fue muy emocionante. Sentí que entendieron todo. Son momentos únicos que marcas de acá para adelante. De acá solo se pueden mejorar un montón de situaciones. Antes esas personas eran validadas, ahora fueron expuestas por todo el estadio. La respuesta no se resuelve con más violencia sino con educación.

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