Los Palmeras iniciaron su carrera en 1967 en la ciudad de Santa Fe y se consolidaron como una de las bandas más emblemáticas de la cumbia en Argentina y América Latina. Con una trayectoria de más de cinco décadas, el grupo supo adaptarse a los cambios de época sin perder la esencia que los caracteriza.
Su música, que fusiona ritmos tradicionales con un estilo único, conquistó varias generaciones, convirtiéndolos en referentes indiscutibles del género. A lo largo de su carrera, lanzaron numerosos éxitos que quedaron grabados en la memoria colectiva, como Olvídala, El Bombón Asesino, Soy Sabalero, entre muchas otras.
Si bien la formación musical experimentó cambios a lo largo de los años, siempre mantuvo un núcleo creativo que aseguró la continuidad de su legado musical. La capacidad de conectar con su audiencia a través de letras únicas y ritmos contagiosos fue clave para alcanzar la popularidad y la combinación de acordeón, teclados, percusión y voces armoniosas es la firma sonora del grupo.
Además de su éxito musical, Los Palmeras son reconocidos por su influencia cultural en la región. Participaron en diversos festivales y eventos internacionales, llevando la cumbia santafesina a escenarios globales. Su dedicación y pasión por la música inspira a muchas otras bandas y artistas a seguir sus pasos.
Marcos Camino, miembro y director de Los Palmera, y el vocalista de la banda, Rubén Deicas, recordaron los comienzos de la formación, sus momentos de mayor éxito y anunciaron sus próximas presentaciones en Ciudad de Buenos Aires. “Tenemos un show el 13 de septiembre que ya está agotado y lanzamos una nueva función para el 4 de octubre en el Movistar Arena”, adelantaron.
Camila: — La pasión y la adrenalina que les genera hacer un show, ¿sigue intacta como el primer día o se pierde con el correr de los años?
Marcos: — Una vez un jugador de fútbol, Marcelo Delgado que jugaba en Boca, nos fue a saludar al show. Estamos en el Gran Rex, había unas 3500 personas, y nos pregunta: “¿Se sienten nerviosos que tienen que actuar para el público?”. “¿Vos nos decís eso que entras a la cancha donde hay 40 mil personas?”, le dijimos sorprendidos y él nos respondió: “Estamos nerviosos hasta que tocamos la primera pelota, damos un buen pase y ya está”. En esto es igual. Yo considero que el espectáculo siempre lo hace el público porque si es alegre, animado, ayuda muchísimo al músico.
Rubén: — Si se genera un ida y vuelta con el público, te alienta porque ves a la gente que está bailando y divirtiéndose de la mejor manera.
Camila: — El éxito les llegó de una manera tardía a diferencia de otros grupos musicales. ¿Cómo lo vivieron?
Marcos: — Sí, por supuesto. El éxito más grande nuestro fue Olvídala, más que El bombón, aunque parezca que no y fue en el 1999. Después en 2004 fue El bombón y nosotros ya éramos grandes. Cuando tenés una edad en la que sos maduro, tomás las cosas con otros criterios, no te mareas, no te ponés en artista. Tomás las cosas…
Rubén: — De forma más profesional.
Camila: — ¿Cómo hicieron para que esa espera por alcanzar el éxito o el reconocimiento no se vuelva tan pesada?
Marcos: — A veces nos preguntan si nos damos cuenta de que hace más de medio siglo que estamos en actividad y yo les contesto que, como siempre tenemos fijado un objetivo y vamos en pos de eso, es cuestión de cumplir un objetivo e ir por otro y así se va pasando la vida. Y así pasaron más de 50 años siempre detrás de un objetivo o buscando el éxito. Hay que estar atento porque el público va cambiando y uno también tiene que ir cambiando con ellos, se tiene que ir aggiornando con los sonidos, con los estilos. Tuvimos la suerte de hacer muchos feat con artistas de distintos palos, que eso nos ayudó mucho también.
Mantenerse vigentes
Camila: — ¿Cómo manejan el tema de los egos y las vanidades dentro del grupo?
Marcos: — Hay algo que es muy importante y diferencial: cuando llegas al éxito con madurez. A mí me pasa, por ejemplo, que no tengo feeling con el público. A mí el público no me busca para sacarse fotos, sí a él (señala a Rubén). A él lo vuelven loco y yo hago de fotógrafo. No me molesta, al contrario, el éxito de él es el mío y el de todo el grupo. Nosotros somos una empresa ya, una pymes, una SRL y el éxito no lo hace una sola persona. Cada uno de nosotros somos una pieza que está engranada en un motor para que la cosa siga funcionando. Entonces, mientras cada uno cumpla el rol que le dimos, nada puede fallar. Es básico.
Camila: — Muchas bandas reconocidas se separaron por eso. ¿Cuál es la clave de su éxito?
Marcos: — Sí, ahí está el tema. Es de manual, como se dice ahora. No es una persona ni dos las que hacen el éxito. Somos 15 personas las que trabajamos, cada uno cumpliendo la función que le compete. Se ha luchado por conseguir buenas personas y no buenos músicos porque de una buena persona podés sacar un buen músico, pero de una mala persona no vas a sacar nada. Hoy en día podemos decir, después de haber pasado por la banda más de 30 músicos en toda esta historia, que tenemos el mejor grupo en cuanto a lo personal.
Rubén: — Sí, en cuanto al grupo humano con el que trabajamos.
Marcos: — Eso se ve reflejado en la música y en el sentimiento que le ponemos a lo que hacemos.
Camila: — ¿Qué opinan de los artistas de la nueva generación?
Marcos: — Una fruta no se la puede cosechar hasta que no esté madura y hoy el tiempo corre porque el éxito está hoy y no sabemos si mañana va a estar. No hay una madurez necesaria como la que tuvimos nosotros. Nosotros ya estábamos muy maduros, entonces no nos iba a mover nadie.
Rubén: — Nos íbamos a caer de la planta ya (risas).
Camila: — ¿Se puede empezar a cualquier edad?
Marcos: — Hay mitos que dicen: “Si no lo hiciste a los 40, no lo hacés más” y es una mentira. Este trabajo es de mucho estrés, de correr. Te das vuelta y nadie te corre, mirás para adelante y tampoco corrés a nadie. Es la ansiedad la que te lleva a ese estado y no aprendemos a valorar lo que hoy tenemos, a disfrutarlo.
Rubén: — Lo que nos costó también llegar a este presente.
Marcos: — Lo más destacado para nosotros es que no abandonamos el objetivo con el paso de los años y conseguimos una identidad musical que la supimos cuidar. Eso es como el DNI. Hace que nos conozcan a pesar del paso de los años.