Enzo Aguilar es un destacado creador de contenido y panelista, famoso por sus videos de comedia en las redes sociales. Oriundo de Tucumán, supo captar la atención de una gran audiencia gracias a su estilo único y su habilidad para crear contenido entretenido.
Desde su incursión en TikTok, demostró un gran talento para la comedia y la narración visual. Sus videos suelen incluir parodias, sketches cómicos y representaciones humorísticas de situaciones cotidianas, lo que le permitió conectar con su comunidad que hoy suma más de 700 mil seguidores.
Si bien sus inicios fueron a través de las redes sociales, ingresó al mundo de los medios de comunicación tradicionales a partir de su participación en el reality El hotel de los famosos al que fue convocado debido a su creciente popularidad en TikTok.
Actualmente, es panelista en Bendita y tiene su columna de chimentos en el programa de radio Nadie nos para, también conducido por Beto Casella, en Rock and Pop. Próximamente, presentará su nueva obra teatral a la que él mismo define como “un fiesta de 15 en un show”.
Mai: — Hace cuatro años tu vida era completamente distinta. Contame un poco de dónde venís.
Enzo: — Yo nací en un pueblo muy chiquito del interior de Tucumán, que se llama Leales y actualmente tiene tres mil habitantes. Mi casa tiene una particularidad: es una agencia de lotería y quiniela. Mis viejos tienen ese negocio, entonces, es la casa más conocida de todo el pueblo porque es donde pasa todo.
Mai: — Conocías a todos.
Enzo: — Sí, a todos. Yo ya hacía chimentos antes de hacer chimentos (risas).
Mai: — ¿Y cómo surge el mundo artístico para vos?
Enzo: — En el pueblo no tenía la posibilidad de desarrollar ninguna parte artística solo deportiva, en una canchita de fútbol que tenía cerca, pero en lo artísticos no teníamos teatro. Al día de hoy no hay teatro ni radio ni nada. Mi único lugar de distracción era la televisión desde que nací. Miraba mucha televisión y jugaba a hacer televisión.
Mai: — ¿Sufrías al pensar que vivías en un pueblo de tres mil habitantes y que parecía no haber forma de que llegues a lograr lo que deseabas artísticamente o, al revés, decías: “Yo lo voy a lograr”?
Enzo: — Sufría y si bien no tenía tan claro cómo lo iba a lograr, buscaba la forma. Cuando uno es chico le sale innato esto de jugar y creer que lo vas a hacer. Después cómo lo iba a lograr, no lo sabía. Pero sí sabía que había muchas dificultades. A partir de los 10 u 11 años tenía muy claro que quería estudiar teatro y no tenía la posibilidad económica ni un lugar donde estudiar porque la capital de Tucumán me quedaba a 30 kilómetros y no tenía siquiera cómo ir a las clases. Era complicado desde el inicio.
Mai: — ¿Qué hiciste al terminar la secundaria?
Enzo: — La terminé en 2012, pero previo a eso empecé a laburar. Siempre laburé un montón, siempre fui muy emprendedor. Dame lo que quieras, yo te lo vendo (risas). Vendí tortas y trabajé en un quiosco, previo a terminar el colegio. Ahí ya podía ir a la capital por mis propios medios y pagarme las clases de teatro.
Mai: — ¿Cuándo hacías ese tipo de trabajos tenías en mente el objetivo de llegar a los medios?
Enzo: — Sí. Tenía cada vez más claro que yo iba a trabajar en la tele, pero creía que en la tele de Tucumán. Hay dos canales muy importantes y yo aspiraba a eso. Mis viejos me encontraban practicando publicidades. Me ponía recortes de diarios lejos y los leía como si hablara a la cámara (risas).
Buenos Aires
Mai: — ¿Cuándo decidís venir a vivir a Buenos Aires?
Enzo: — Llegué en el 2020. Ya empecé mal porque le dije a mis viejos que venía a audicionar para una obra de Pepito Cibrián. En el 2020 se cumplía un aniversario de Drácula, que después por la pandemia no se pudo hacer y se terminó haciendo hace poco. Yo lo había leído y trabajaba de mozo en un bar, me guardaba todas las propinas para ahorrar. Les dije que iba a viajar y me dijeron que si yo me lo pagaba, podía ir.
Mai: — ¿Realmente ibas a ir a un casting?
Enzo: — No, para nada. Yo no canto ni bailo. Era una excusa para venir a conocer porque tenía 20 y pico de años, no había venido nunca y todo pasa acá. Necesitaba estar acá y conocerlo. Así que les dije a mis viejos que venía a Buenos Aires, audicionaba y volvía a Tucumán, que en el caso de haber quedado, Pepe me iba a llamar (risas).
Mai: — ¿Y qué hiciste cuando llegaste?
Enzo: — Fui a ver a Pepe que estaba haciendo una obra que se llamaba En el nombre del padre. No me lo olvido más. Saqué una entrada y lo fui a ver. Yo estaba paseando, recorriendo lugares y a los cinco días literalmente habla Alberto (Fernández), que en ese momento era presidente, y declara la cuarentena.
Mai: — La teoría era que vos tenías que volver cuando eso se resolviera.
Enzo: — Si yo estaba en una residencia, había pagado por 10 días o 15 días y después volvía.
Mai: — ¿Y cuánto tiempo te terminas quedando?
Enzo: — Hasta el día de hoy. Nunca volví.
Mai: — ¿No volviste nunca más?
Enzo: — Sí, de visita. Pero no volví a Tucumán a vivir ni a trabajar.
Mai: — ¿Y tenías plata? ¿Cómo hiciste ese tiempo que primero fueron 15 días, pero después se extendió por meses?
Enzo: — Fue difícil, pero sobreviví como el resto de la humanidad. No tenía de qué laburar. Lo primero que hice fue fijarme en los familiares que tenía viviendo en Buenos Aires para contactarlos. Ahí me salvó una prima lejana que me dio hospedaje tres meses en su casa. Me salvó la vida dándome techo y comida sin nunca sacarme en cara nada. En su casa me prestaron una bicicleta para hacer repartos que eso sí se permitía en ese momento. Encima no conocía la ciudad y me encontré haciendo delivery. Después trabajé como recepcionista en una empresa de salud, que tenía un lugar que recibía a pacientes de Covid que no estaban graves, pero tenían que estar aislados. Yo no sabía nada, pero aprendí. También trabajé en una concesionaria de autos en Quilmes. Hice de todo.
Redes sociales
Mai: — ¿En qué momento despegas en las redes?
Enzo: — Mientras trabajaba para la empresa de salud. Me alquilé un departamento monoambiente en Ramos Mejía y cuando tenía las noches libres, me abrí TikTok, como el resto de la humanidad. Empecé a hacer vivos, a encontrarme con gente y a contarles toda esta historia y lo que me indignaba de la pandemia.
Mai: — ¿Siempre vivos? ¿Todavía no hacías videos?
Enzo: — Siempre vivos. Un día una de las personas que se había sumado al vivo, donde había pasado algo gracioso, me dijo: “Che, córtate ese fragmento y subilo”. Lo hice y al otro día me di cuenta que había tenido muchas reproducciones y empecé a hacer ese mecanismo. Hasta que un día un video se pegó. Me acuerdo que tomé el colectivo y una chica gritó muy fuerte como si hubiera visto a Mick Jagger y era yo (risas). Me abrazó y dijo: “El de TikTok”. Y ahí dije: “Es por acá” y le metí mucha pila.
Mai: — ¿Siempre en TikTok?
Enzo: — Sí. Ahí empecé a escribir monólogos ya no hacía en vivo, los grababa y subía los videos.
Mai: — ¿Las redes sociales fueron un medio para un fin o quisiste dedicarte a eso?
Enzo: — No, yo lo tomo con mucha naturalidad a las redes sociales y al laburo en sí.
Mai: — ¿No te estresan las redes?
Enzo: — No. Lo veo en colegas y en personas que laburan las redes, pero también hay gente que labura 100% en las redes sociales y está muy bien que se estresen. Hoy yo hago radio, teatro y tele. A las redes le dedico un poquito de tiempo y después hago mi vida. Yo creo que después de la pandemia y del hambre, en la literalidad de la palabra, no me estresa nada hoy. En ese momento aprendí a vivir sin nada y hoy cuando me estreso recuerdo eso.
Hate y bullying
El bullying, según la definición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es el acoso físico o psicológico al que un alumno es sometido de forma continua por parte de sus compañeros. Aunque este fenómeno siempre existió, en los últimos años se comenzó a tomar conciencia de los daños que puede causar en la salud de las víctimas, tanto a nivel físico como verbal y psicológico, y a prevenirlo y denunciarlo. Con el auge de las redes sociales, es común asociarlo al hate, también conocido como discurso de odio, que se refiere a la comunicación a través de Internet que denigra a un individuo o a un grupo específico. ¿Cómo lo vive actualmente Enzo como creador de contenido y cómo fue su infancia?
Mai: — ¿Tenés haters?
Enzo: — Muy poco. No puedo hacer una comparación. Pero tanto en la pandemia, que la pasé muy mal y trato de tener ese recuerdo para no estresarme, en la infancia tuve muchos momentos de bullying y era bullying de verdad, era pesado. Le pedía a Dios no ir al colegio y que pase o “omitir intro” desde la adolescencia para estar acá. Entonces, que alguien me insulte en Instagram no me causa nada.
Mai: — ¿Qué cosas te han dicho en la secundaria?
Enzo: — Es lo que cualquiera que lo haya vivido te puede contar. No es tanto lo que te dicen. Yo creo que es mucho más grave lo que te hacen sentir. Todos los días yo me despertaba y me sentaba en un curso de 15 o 20 pibitos en donde 19 eran un grupo y yo estaba solo por otro lado.
Mai: — ¿Como si no existieras?
Enzo: — Sí. Yo decía: “No les hice nada ¿por qué?”. Ahí empezás a sentir un hate heavy de verdad. Desde ese mirada, ni el hate en las redes me hace mal ni el comentario que no está bueno tampoco.
Los medios
Mai: — Tenés la experiencia en las redes, pero también en medios tradicionales. ¿En dónde se gana más?
Enzo: — Hoy se puede laburar en redes y se puede ganar más que en la tele. No es novedad que la tele está viviendo el peor de los momentos. Es una crisis en donde muchos compañeros se quedaron sin laburo y esa fue la primera gran desilusión para mí porque me crié viendo tele en los ‘90 y en los años 2000; y hoy es todo un decorado. Las cámaras son fijas y te das cuenta que se está recortando un montón.
Mai: — ¿Sigue siendo tu lugar?
Enzo: — Sí, lo sigue siendo porque amo la televisión y el programa en el que estoy. Bendita fue el programa que yo me sentaba religiosamente a mirar y veía la repetición a la madrugada. Es un programa que lo tengo recontra estudiado. En mi primer día, Beto Casella me explicaba cómo era el programa y yo le dije: “No me expliques nada. Ya se todo. Hasta los chivos” (risas).
Mai: — ¿Cómo es la experiencia de laburar con Beto?
Enzo: — Increíble. Le debo un montón y le voy a deber siempre todo lo que me enseñó. Siempre pienso que esto se puede terminar mañana y laburar de otra cosa nuevamente, pero este pedacito que es pura felicidad y escuela, se lo debo un montón a él. Me está dejando muchas enseñanzas, yo no soy periodista y apenas hablo, apenas modulo. Cuando me llamó para la radio entendí que me había dato una cuota de fe y le dije: “Te recuerdo que no soy periodista”. Me fue enseñando cómo dar noticias, todo.
Mai: — ¿Hoy tus mayores ingresos los recibís de las redes o de los medios?
Enzo: — Un 50 y 50. Es un 50 por ciento de las redes y el otro 50 de radio y tele.
Mai: — Pero tal vez el 50 por ciento de las redes son dos stories que tardas 10 minutos en hacer. ¿Cómo es esa comparación?
Enzo: — Sí, es muy duro porque vos decís: “Estoy yendo todos los días a un programa y a la radio, cuando lo puedo hacer en dos stories”. Pero lo que tienen las redes es que nunca te podés confiar porque depende del cliente, el tipo de contenido que quieras hacer. Yo tengo muy en claro cuál es mi público. El 93% de las personas que me siguen son mujeres entre los 30 años y la muerte (risas); y soy un pibe que vende muy bien cosas para chicas, por ejemplo, maquillaje.
Mai: — ¿Te generan ansiedad las redes?
Enzo: — No, cero. Sí veo a compañeros y a colegas que trabajan en redes que los desespera porque no saben lo que se viene. Creo que, de alguna manera, le ven el fin. Por lo menos a Instagram yo le veo un fin próximo. Ponele cinco años, como mucho.
Mai: — ¿Como pasó con Facebook?
Enzo: — Claro. Es como que muchos tienen todo puesto ahí y piensan “si esto no prospera ¿Qué hago de mi vida?”. Ahí entiendo la desesperación. Es totalmente entendible.