Sofía Román es una ex jugadora de hockey sobre césped argentina, que fue parte del equipo nacional conocido como “Las Leonas”. Su carrera comenzó a una edad temprana, y rápidamente se convirtió en una jugadora clave. Se destacó como defensora y formó parte del equipo que ganó múltiples títulos internacionales, incluyendo medallas en los Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo y Champions Trophy.
Tras retirarse del hockey profesional, su vida de un vuelco al dedicarse a su otra pasión: la moda. Estudió diseño en Nueva York, se convirtió en mamá de tres hijos y hoy es dueña de su propia marca de vestidos de fiesta en Argentina.
“Estoy feliz con lo que estoy haciendo, está toda mi trayectoria, mi vida puesta en la prenda. Cada vez que las clientas se van con un vestido siento que se llevan un poquito de mí. Emprender es difícil, pero si uno tiene en claro lo que quiere lograr, hay que aprender a frustrarse a bancársela”, expresó Sofia.
Coty Crotto: — ¿Cómo te definirías?
Sofía: — Soy Sofi, tengo tres hijos y fui deportista de alto rendimiento. Jugué en el seleccionado argentino de hockey y ahora soy diseñadora de indumentaria. Tengo una marca de vestidos de fiesta.
Mariana Gándara: — Muy multitasking. ¿Cómo fue tu etapa como deportista de alto rendimiento?
Sofía: — Increíble. Ya desde chica sentía que el deporte me motivaba un montón, me movía mucho emocionalmente. Tenía 5 años y vivía con un palo de hockey en la mano. Mi mamá me acompañó un montón en ese proceso de crecimiento deportivo. Yo soy de Mar del Plata, empecé a jugar allá, a crecer, me di cuenta que para mí era todo. Tuve una adolescencia bastante diferente tal vez a la de mis amigos. Yo tenía un objetivo claro que era: llegar o llegar. Ese proceso lo disfruté muchísimo, fue de mucho sacrificio y entrenamiento.
Coty Crotto: — ¿Cuándo empezaste a ser profesional?
Sofía: — Yo llegué a Las Leonas a los 17 años. Era muy chica. Me salté un pasito. Generalmente, el deportista de alto rendimiento primero pasa por el sub-21 y después llega al equipo mayor. Yo era la más chica del equipo y llegué a jugar uno de los torneos más importantes del mundo, que en ese momento se llamaba la Champions Trophy, que son los siete mejores equipos del mundo. Llegué de una manera muy loca porque yo estaba en el seleccionado de Mar del Plata, Tandil y Bahía Blanca y jugábamos contra Buenos Aires, Mendoza, es el torneo más importante de Argentina que puede tener el hockey. Estábamos entrando en calor para un partido importante y yo ya veía que había un par de entrenadores que estaban espiando y dije: “Es mi momento de lucirme. Acá tengo que romperla”. La verdad que tuve suerte porque jugué bien ese partido, todas las pelotas entraban al ángulo, le pegaba bien, no había una pelota en la que me haya equivocado y cuando termino de jugar, me llama por teléfono mi entrenador. Me dice: “¿Sofi estás sentada?”. “¿Por qué? ¿Qué pasa?”, le digo. “Te espera el entrenador de Las Leonas en la cancha a tal hora”, me dijo y yo no podía creerlo.
Coty Crotto: — ¿Cómo recordás esa época? Fue de mucho esfuerzo me imagino…
Mariana Gándara: — Sí, hiciste hincapié antes en la palabra sacrificio.
Sofía: — Yo creo que cualquier deporte de alto rendimiento requiere mucho sacrificio, pero creo que se contrapone también cuando vos tenés una vocación y una pasión. Es como que no te importa. El sacrificio es parte de todo ese sentimiento increíble que te toca vivir. Sí, fueron años de mucho sacrificio a nivel corporal. Es un entrenamiento muy duro. Yo entrenaba de lunes a domingos y antes de llegar a las Leonas yo me entrenaba aparte porque yo sabía que quería llegar y que en algún momento me iba a tocar esa oportunidad. Pero también me dio cosas hermosas. No tuve tal vez la adolescencia normal de juntarme con mis amigas, salir de noche, eso no lo tuve porque los viernes me acostaba bien temprano. El sábado si llovía para mí era una tortura porque sabía que no jugaba. Pero sí, ser deportista de alto rendimiento requiere de mucho sacrificio, pero es parte de todo el combo.
Ser mamá
Mariana Gándara: — ¿Te gustaría que ellos vivieran una experiencia similar a la tuya en el deporte o preferís que tengan otro tipo de carreras?
Sofía: — Yo a mis hijos les inculco el deporte, siempre. Creo que el deporte es parte de mi vida y de la educación que yo le puedo dar a ellos. A mí me dio un millón de herramientas que hoy las aplico en mi trabajo, en mi familia. Yo les insisto que hagan deporte. Me encantaría que alguno de ellos por ahí pueda llegar a ser deportista de alto rendimiento, pero es algo que se nace, se siente y no los presiono con eso. Sí hago mucho hincapié en que hagan deporte, que vayan a un club, que se hagan amigos porque eso les da un entorno más seguro, herramientas que las van a poder aplicar para el resto de su vida.
Mariana Gándara: — Dejaste de jugar en Las Leonas por una lesión, ¿no?
Sofía: — Sí, primero porque era muy chica. Llegué a los 17 años y a esa edad no tenés la suficiente cabeza si no estás correctamente acompañada. Yo era de Mar del Plata me vine sola, no conocía a nadie, no estaba por ahí tan fuerte mentalmente y mi cabeza me jugó en contra. Me costaba un poco la presión de ser la más chica, tener un montón de proyección y medio que me abataté un poquito. Estaba jugando un mundial en Boston y una sudafricana me quiebra la mano. Para un mundial vos te preparás cuatro años para jugarlo. Fueron cuatro años de entrenamiento durísimos y ahí sentí como que era el mensaje de: “Sofi este es el final”. Ya no lo estaba disfrutando. Yo siempre jugué y lo disfruté. Era feliz adentro de una cancha y llegó un momento en el que no lo era más y decidí dejarlo. No dejarlo del todo porque juego cada vez que puedo o me invitan a jugar.
Mariana Gándara: — Llegaste al desafío mayor. No había tal vez nada más arriba que eso, ¿no?
Sofía: — Yo creo que vestir la camiseta argentina y cantar el himno nacional es emocionante; y me tocó también vivirlo en Argentina, que es algo que no me lo voy a olvidar jamás. Es algo que se lo transmito a mis hijos todo el tiempo.
Coty Crotto: — ¿Cómo fueron esos años después de Las Leonas? Porque debe haber sido duro también.
Sofía: — Sí, fue duro. Fue un golpe porque es un cambio de vida rotundo. Me agarró un bajón como a cualquier deportista que de pronto deja lo que hizo toda su vida. “¿Ahora qué hago?”, decís. Yo siempre fui amante de la moda, ya de chica me customizaba mis prendas, me iba a una feria vintage y me transformaba cualquier cosa, siempre fui amante de todo eso. Así que dije: “Me voy a poner a estudiar moda” que era lo que siempre había querido hacer y nunca podía hacerlo a la par porque yo vivía de lunes a viernes acá en Buenos Aires y los fines de semana me iba a Mar del Plata así que era muy complicado. Empecé a estudiar moda en Mar del Plata y yo soy una persona muy soñadora, me gustan los grandes desafíos, y sentí que en Mardel ya tenía un techo. Tenía mi marca mientras estudiaba, hacía desfiles y sentía que necesitaba algo más. Ahí decidí irme a terminar la carrera de New York y me fui a estudiar allá. Siempre tuve una madre que me apoyó en todos los sueños que quise y siempre estuvo al lado mío y creo que ese fue el sostén más importante de mi vida.
Mariana Gándara: — ¿Y cómo te sentiste?
Sofía: — Vivir en New York no es lo mismo que ir de vacaciones. Es una ciudad un poquito compleja.
Mariana Gándara: — Aparte metiste Mar del Plata - Buenos Aires, Buenos Aires – New York si escalas (risas).
Sofía: — Sí, pasé por todos lados (risas). De repente llegar a una ciudad en la que no te conoce nadie también. De tener una trayectoria en Mardel, de haber jugado en Las Leonas a que no te conozca nadie fue duro. Pero me enfrenté a cositas que me hicieron madurar un montón como persona. Terminé la carrera, después tuve la posibilidad de armar un pop-up en una terracita en el Soho. Cositas que yo las iba proyectando y de alguna manera las lograba. Iba por la calle, veía un fotógrafo y le decía: “¿No querés cubrir el evento?”. Así se llenó y fue un éxito. Estuvo buenísimo.
Familia
Coty Crotto: — ¿En qué momento surge el proyecto de formar una familia?
Sofía: — Yo vivía en Estados Unidos y después de hacer este Pop-up con mi marca empecé a trabajar para Vogue México como estilista, como asistente de la editora y de repente quedé embarazada del papá de mis hijos. El trabajo era bastante complejo porque era muy físico, estaba de acá para allá todo el día, así que tuve que dejarlo. También decidí tener a mi hijo en Argentina.
Mariana Gándara: — ¿El papá era de allá?
Sofía: — Lo conocí allá, pero es Argentino.
Mariana Gándara: — O sea que volvieron los dos para Argentina cuando se enteraron que estaban esperando un hijo.
Sofía: — Sí, volvimos. Ahí empecé a full con la maternidad. Tuve tres niños muy seguiditos y ahí tuve que frenar un poco esta Sofi topadora que se come el mundo. Yo lo recontra disfruté porque la maternidad es espectacular. Los embarazos que tuve fueron increíbles, pero llegó un momento en el que dije: “Para, ¿Yo dónde estoy? ¿Quién soy?”. Amo a mis hijos, pero necesito seguir soñando, seguir proyectando. Me permití igual ese tiempo de no trabajar y enfocarme el 100% a los chicos porque sabía que después iba a volver. Pero cuesta, uno se acostumbra un poco a esa burbujita que después te agarra un poquito de inseguridad.
Mariana Gándara: — Sí, también es reencontrarte y saber qué es lo que querés hacer. Vos ahora estás separada y rehiciste tu vida.
Sofía: — Sí, me separé del padre de mis tres hijos y rehíce mi vida. La vida me dio una segunda oportunidad y hoy estoy ensamblando una familia hermosa con “Cone” (Eduardo Bourel) mi socio en este proyecto actual, mi pareja, mi amigo, mi confidente, mi todo. No es fácil ensamblar una pareja. Yo tengo tres varones y él tiene un hijo, también varón, así que tenemos un equipito de fútbol hermoso en casa. Yo igual soy bastante varonera así que me copa.
Mariana Gándara: — ¿Cómo fue todo el proceso de decidir separarte y después volver a abrirte a la posibilidad de iniciar de nueva relación?
Sofía: — Yo con mis hijos siempre intenté ser completamente sincera, decirles que mamá estaba pasando por un momento en el que capaz la iban a ver más triste, que yo los iba a seguir queriendo. Que las cosas iban a cambiar, pero que nadie los iba a dejar de querer y creo que mis hijos lo naturalizaron tanto que ahora me ven tan feliz y contenta que para ellos no fue un golpe muy brusco. A mi pareja lo aman, se aman entre nuestros hijos ensamblados, se divierten, fue todo muy natural. Es una excelente persona y gracias a él yo hoy estoy con este proyecto de moda tan lindo, que está creciendo un montón. Hoy me siento muy madura para encarar un proyecto de familia, de trabajo y nos elegimos no de una manera tan impulsiva sino más consciente.
Mariana Gándara: — ¿Conviven?
Sofía: — Convivimos en dos casas. Cuando no estoy con mis hijos, yo me voy a su casa. Vamos cambiando de casas como se puede. Pero seguramente el año que viene vamos a convivir todos juntos, pero necesitamos una casa más grande porque somos un montón.
Mariana Gándara: — ¿Cómo fue el ensamble? ¿Cómo fue esa charla con los chicos?
Sofía: — Él empezó siendo “un amigo de mamá” y un día nos sentamos todos juntos y les contamos porque nos vamos a casar en noviembre. Entonces nos sentamos los 6 en la mesa y les contamos que nos queríamos y que nos íbamos a casar; y ellos felices. Se lo tomaron súper bien. Se sienten familia y es lo más importante.
Coty Crotto: — ¿Te gustaría tener más hijos? ¿Buscar la nena?
Sofía: — Seguro sale varón (risas). En realidad ahora estoy con otras cosas, trabajando un montón y, si bien no lo descarto, siento que hoy me trabaría un poco. Por ahora no.
Mariana Gándara: — ¿Qué aprendizaje te dejó el deporte, la maternidad y desarrollar tu proyecto de vida y laboral? ¿Qué herramientas tomás de todo lo vivido?
Sofía: — A mí el deporte me marcó para el resto de mi vida. Es un antes y un después. A mí el deporte me dio herramientas para aplicarlas hoy con mis hijos, mi trabajo, para ser mejor persona. Por eso, les inculco mucho el deporte a mis hijos porque aprendí a lidiar con la frustración, a vivir bajo presión, a generar amistades nuevas, a tener valores propios, creo que eso es lo más importante para mí. Es algo que me quedó en el corazón. Parte de lo que soy es por el deporte. Vivir afuera también hizo que tenga que madurar de alguna manera y convivir en la incomodidad. Creo que todas estas experiencias que tuve fueron muy fuertes y pude atravesar la maternidad como madres sin ayuda y a bancármela como sea. Tengo una fuerza interior que hace que vaya para adelante siempre y que siga soñando. Es el mensaje que trato de darle a mis hijos que nunca dejen de soñar, pero que luchen por todo. Son un caballito de batalla.